Vitamina C (ácido ascórbico)
La vitamina C (ácido ascórbico), cumple una importante labor en la formación y conservación de una proteína, el colágeno, responsable éste de la estructura fibrosa y sostén del tejido conjuntivo de la piel, tendones, huesos, dientes y cartílagos. Esta vitamina favorece además la absorción por el organismo del hierro procedente de los alimentos vegetales.
Molécula de ácido ascórbico (vitamina C) |
La carencia de vitamina C en el organismo da lugar al escorbuto, una enfermedad de grave insuficiencia del ácido ascórbico, muy común antiguamente en navegantes y personas reclusas, al carecer en la dieta de frutas y verduras frescas, que son las principales fuentes de esta vitamina.
El escorbuto se caracteriza por hemorragias, especialmente en las encías y la piel, con tendencia a la ulceración y dificultad para cicatrizar las heridas; anemia, depresión nerviosa, etc. La causa de las hemorragias, especialmente en las encías (que puede conducir a la caída de los dientes), se debe a la pérdida de la acción cimentadora del colágeno, permitiendo así el desprendimiento de los tejidos de los huesos a los que están adheridos. Un ejemplo ilustrativo puede ser el de un edificio construido de ladrillos: el cemento (colágeno) une los ladrillos (tejidos y huesos) para formar el edificio (el conjunto del cuerpo con toda su estructura); si el cemento degenera y pierde su adherencia, se forman grietas y los ladrillos se van desmoronando. El déficit de vitamina C en los niños puede acarrearles cambios celulares.
Las dosis elevadas de vitamina C se eliminan fácilmente a través de la orina, pero su administración durante periodos prolongados puede derivar en la formación de cálculos en el riñón y vejiga, influir e incluso destruir la vitamina B12 que ya tenga asimilado el organismo, pérdida de calcio de los huesos, e interferencias en los efectos anticoagulantes.
La vitamina C se obtiene fundamentalmente de las frutas y verduras frescas |
Es extraordinariamente termosensible y lábil a la acción del oxígeno y a las radiaciones ultravioletas, por lo que las pérdidas durante los procesos culinarios son importantes. Es la más lábil de todas las vitaminas hidrosolubles.
La vitamina C se encuentra preferentemente en los cítricos, y todas las frutas y verduras frescas: Col, coliflor, berros, tomate, espinaca, pimiento, nabo, brécol, fresa, pomelo, piña, guayaba, limón, naranja, etc.
En países en los que el consumo de verduras y frutas es alto, como España, la ingesta de vitamina C es realmente satisfactoria (unos 126 mg/día) con la particularidad, además, de que la mayor parte de la misma es aportada por alimentos que se consumen frescos y/o crudos (frutas y ensaladas) y, por tanto, sin pérdidas adicionales de la vitamina. Procede de verduras y hortalizas (51%) y frutas (40%) que cubren satisfactoriamente las ingestas recomendadas.
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Fuente: natureduca.com