Enlaces y Consejos de Salud
Consejos para madres primerizas
Suele afirmarse que los niños vienen al mundo con un pan debajo del brazo, pero probablemente muchas de las mujeres que dan a luz a un bebé por primera vez preferirían que su hijo llegara provisto de un manual de instrucciones.
Los primeros meses y años de convivencia con el bebé suelen ser para la madre primeriza tiempos de cambios e incertidumbres, pero en algunos casos también puede ser un período de obsesiones, como muestra un estudio estadounidense, publicado en el servicio de noticias médicas 'HealthDay'.
Cambios hormonales, obseciones maternales
De acuerdo a los autores de la investigación, de la Facultad de Medicina Feinberg, de la Universidad de Northwestern, NU, (EE.UU.), algunas madres novatas comprueban a cada instante si su niño continúa respirando o lavan una y otra vez los biberones debido a su obsesión por los gérmenes y la corrección de la esterilización.
investigadores de la NU realizaron una encuesta a 461 mujeres que acababan de dar a luz y encontraron que el 11% presentaban síntomas obsesivo-compulsivos (SOC) importantes centrados en el bienestar de sus bebés, a las dos semanas del parto, e incluso seis meses más tarde.
Este porcentaje de SOC es muy superior al de la población general, que se calcula entre el 2 al 3 por ciento.
Según los expertos de la UN estos síntomas habitualmente son temporales y la mitad de las mujeres encuestadas señalaron que habían mejorado al cabo de seis meses. Sin embargo, algunas primerizas que no presentaban síntomas a las dos semanas del alumbramiento, experimentaron SOCs al medio año del nacimiento de su primer hijo.
Esta sintomatología podría obedecer a los cambios hormonales en la mujer que, según los profesionales estadounidenses, pueden ocasionar alteraciones en sustancias cerebrales como la serotonina o la oxitocina; en la actividad del eje hipotálamo-pituitaria-corteza adrenal; o bien pueden consistir en una respuesta de su psique para adaptarse a la nueva situación de cuidar a un bebé.
Sin embargo, cuando estos síntomas interfieren en el funcionamiento diario normal de la afectada y en el buen cuidado del bebé, puede indicar la presencia de un problema que requiere atención psiquiátrica o psicológica, según los autores de la Facultad de Medicina Feinberg.
De acuerdo a la doctora Dana Gossett, profesora de obstetricia y ginecología en la NU, es posible que algunos tipos de obsesiones y compulsiones que sufren las madres novatas, como las referidas a la higiene, sean un mecanismo adaptativo y adecuado para una mujer que acaba de tener su primer hijo.
El polémico "colecho"
Otra cuestión que suscita dudas entre las madres primerizas es el "colecho", consistente en que el bebé comparta la cama con su madre durante el sueño, de forma habitual o esporádica, una práctica que para algunos pediatras puede beneficiar al neonato, pero que para otros no está libre de peligros.
Según un artículo publicado en marzo de 2012 por la revista de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPAP), en el que intervinieron varios especialisas, dormir con los padres puede ser beneficioso para la lactancia. En él también se afirma que el "colecho" bien practicado, evitando factores de riesgo, no guarda relación con la muerte súbita del lactante.
Cuatro meses después, como réplica a ese reportaje, otro grupo de pediatras señaló en la misma revista que, si bien el "colecho" está extendido y nadie discute la importancia de la lactancia y la relación del recién nacido con su madre, no por ser antropológicamente natural debe contemplarse como algo seguro.
Los autores del segundo artículo hacían referencia en su argumentación a un documento de UNICEF que dice que "los bebés pueden fallecer si quedan atrapados o aplastados porque uno de los padres se coloque sobre el recién nacido. El lugar más seguro para el bebé es su cuna, junto a la cama de sus padres".
En ese sentido, la Academia Americana de Pediatría (AAP) establece entre sus recomendaciones que el bebé debe compartir la habitación de los padres, pero no compartir la cama.
En lo que si coinciden los especialistas, a favor o en contra del "colecho", es en que los padres deben recibir la información más completa posible sobre esta práctica para evitar situaciones de riesgo, y aplicar una serie de medidas de seguridad básicas, si eligen compartir la cama con su pequeño.
Entre otras precauciones el folleto de UNICEF "Sharing a bed with your baby" (compartiendo la cama con su bebé) (http://www.homestartwirral.co.uk/sharingbedleaflet.pdf ) recomienda jamás realizar el "colecho" en un sofá o colchón de agua, ni tampoco alimentar o tranquilizar al bebé en un sillón donde el adulto pueda quedarse dormido con el pequeño en sus brazos.
Los expertos de UNICEF también aconsejan evitar compartir la cama con su hijo si se sufre alguna enfermedad u obesidad mórbida o se siente un intenso cansancio que afecte la capacidad para cuidar al pequeño, así como durante los primeros meses, en el caso de los bebés prematuros.
Ambos padres deben saber siempre que el recién nacido está en la cama de los adultos, y si se comparte colchón con el pequeño hay que asegurarse de que el bebé no puede deslizarse pasar por debajo de las sábanas o la almohada, ni que esté demasiado arropado ni rodeado o envuelto en cojines o edredones, según este folleto.
De acuerdo a UNICEF, las madres que están amamantando a su hijo se deben colocar de forma natural cara a cara a su bebé, dándole protección con su propio cuerpo frente a posibles caídas e impidiendo que se mueva hacia arriba o hacia abajo de la cama.
Respecto de la lactancia materna, otras de las grandes preocupaciones de las madres noveles, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Academia Americana de Pediatría (AAP), recomiendan la alimentación exclusiva mediante el pecho durante los primeros seis meses de vida del niño, y continuar con el amamantamiento junto con otros alimentos que complementen la alimentación hasta los dos años o más, siempre que madre e hijo lo deseen.
Las dificultades de la lactancia
Pero según una investigación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), dirigida por la epidemióloga Cria Perrine, dos tercios de las primerizas que quieren amamantar a sus bebés como forma de alimentación exclusiva durante tres meses o más no consiguen hacerlo, entre otras razones por no organizar bien sus objetivos tras el parto.
Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), la mayoría de las dificultades de la lactancia se deben a problemas en la técnica, bien por una posición de la madre o un agarre del pecho inadecuados, o una combinación de ambas circunstancias.
Según una guía de la AEP (http://www.aeped.es) para un buen agarre todo el cuerpo del bebé ha de estar enfrentado a la madre, y al abrir la boca debe introducir gran parte de la areola, especialmente por la parte inferior (donde tiene la barbilla) para que su lengua no lesione el pezón.
Los signos que nos indican un buen agarre, según AEP, son que el mentón del bebé toque el pecho, su boca esté bien abierta, su labio inferior esté hacia fuera y sus mejillas estén redondas o aplanadas cuando succiona. Además se tiene que ver más areola por encima de su boca que por debajo.
Para esta organización pediátrica, aunque no hay una única posición adecuada para amamantar, la madre debe estar cómoda y el bebé enfrentado y pegado al cuerpo materno.
Para la "posición en crianza biológica", basada en el estudio de reflejos maternos y neonatales, la madre se colocará recostada (entre 15 y 65º) boca arriba y el bebé boca abajo, en estrecho contacto piel con piel con el cuerpo de la madre, según AEP.
Para la posición sentada, más cómoda si la mujer eleva los pies en una banqueta y se recuesta un poco, la entidad aconseja colocar al bebé con el tronco enfrentado y pegado a la madre. Así, ella puede sujetarlo con la mano en su espalda, apoyando la cabeza en el antebrazo, y con la otra mano dirige el pecho hacia la boca del bebé y cuando éste la abre acercarlo al pecho para que pueda agarrar un buen pedazo de areola,
Según AEP, es importante ofrecer el pecho a demanda, siempre que el bebé lo requiera y todo el tiempo que quiera. De esa manera la madre se asegura de que recibe todo lo que necesita, unas veces será alimento; otras calor, cariño o protección.
Fuente: miamidiario.com / EFE