¿Cómo saber si es una gripe o simple resfriado?
En algunas épocas del año es más frecuente enfermar debido a la gripe o al catarro, aunque no siempre tenemos claro cuál de las dos patologías es la que nos está afectando. En este sentido, Fabio Massimo Chillotti, adjunto de Medicina Interna del Hospital Universitario HM Torrelodones (Madrid) y responsable de la Unidad de Cuidados Domiciliarios de este centro, explica que los catarros o resfriados comunes "son un grupo heterogéneo de enfermedades causadas por numerosos tipos y cepas de virus, aunque los más frecuentes son los rinovirus y el coronavirus".
Los virus causantes del catarro "producen la infección e inflamación del aparato respiratorio superior: nariz, garganta, tráquea, laringe, senos nasales y oído. La gripe, sin embargo, es una infección de las vías respiratorias causada por el virus "influenza"", detalla.
Tanto la gripe como el catarro son enfermedades contagiosas. Las dos se transmiten a través del contacto directo con las secreciones respiratorias de los pacientes afectados, sobre todo durante los primeros días.
"La gripe estacional se propaga fácilmente y puede extenderse con rapidez en escuelas, residencias asistidas o lugares de trabajo y ciudades. Las gotículas infectadas que expulsa el paciente al toser pueden ser inspiradas por otras personas que quedan así expuestas al virus", precisa la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"El virus también puede propagarse a través de las manos infectadas. Por ello, para evitar la transmisión hay que lavarse las manos regularmente y cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo de papel al toser o estornudar", añade.
Del mismo modo, la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) indica que el resfriado común "se contagia de persona a persona por contacto con las gotitas de la tos o estornudos y también a través de las manos".
Diferencias entre los síntomas
Esta entidad subraya que es normal sufrir entre dos y cinco resfriados al año, aunque los niños pequeños suelen tener más, sobre todo si van al colegio o a la guardería. También presentan mayor riesgo de padecer catarros las personas en contacto con niños pequeños, quienes padecen malnutrición, están estresados, tristes, fuman o tienen rinitis alérgica.
En invierno, las tasas de incidencia de gripe y resfriado son mucho más altas que en verano. "Dicho fenómeno se debe tanto a las características ambientales de los virus como a las de nuestro sistema inmunitario. Estos virus son capaces de replicarse con la máxima eficacia a una temperatura de entre 33 y 35 grados centígrados, pero no logran reproducirse si la temperatura es de más de 37 grados, la misma que presenta el interior de nuestro cuerpo. La exposición al frío hace que la temperatura de las cavidades nasales baje, lo que favorece la replicación de los virus", explica el doctor Chillotti.
El facultativo afirma que esto también ocurre "debido a una disminución del sistema defensivo contra virus y bacterias, ya que nuestro sistema inmunitario se ve afectado por los cambios de temperatura, incluso más que por la exposición prolongada al frío".
Si bien la gripe y el catarro guardan algunas similitudes, también hay diferencias entre ellos en lo relativo a los síntomas. En este sentido, el doctor Chillotti apunta que en la gripe "la fiebre está presente en el 80% de los casos y dura entre tres y cuatro días, con una temperatura igual o superior a 38 grados. Otros síntomas son tos seca irritativa, dolores musculares, escalofríos, dolor de cabeza y malestar severo en el pecho".
El médico aclara que cuando se tiene gripe, los síntomas como la fiebre y los dolores musculares aparecen de forma repentina. "En cambio, el dolor de garganta y la congestión nasal no son habituales", agrega.
En el catarro, por el contrario, los síntomas aparecen en varios días. "El dolor de garganta y la congestión nasal son muy comunes. No es habitual tener fiebre, los dolores musculares son leves y la tos es con flemas. El catarro no suele provocar dolor de cabeza ni escalofríos y el malestar en el pecho es moderado", señala.
Tanto la gripe como el resfriado están causadas por virus y, por lo tanto, los antibióticos no son eficaces para tratar a las personas con estas enfermedades.
El Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de Estados Unidos subraya que los antibióticos "pueden matar a las bacterias, pero no sirven contra los virus".
Asimismo, la Academia Americana de Médicos de Familia advierte de que estos
medicamentos "pueden causar más daño que beneficio si no se usan de la manera correcta".
Cuando se tiene gripe o resfriado, fármacos como el paracetamol o el ibuprofeno pueden ayudar a disminuir la fiebre y mejorar los dolores musculares. No obstante, más allá del tratamiento que el médico prescriba cuando sea necesario, se pueden aliviar los síntomas siguiendo ciertas recomendaciones.
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Fuente: miamidiario.com / EFE