El campo magnético de la Tierra influye en los sueños
Según publica la revista la revista New Scientist, una reciente investigación sugiere que el campo magnético terrestre influye en nuestro sueño.
Se han analizado registros durante 8 años que permiten observar una correlación entre los sueños más extravagantes y los extremos locales en la actividad geomagnética.
Junto con esta investigación, otros estudios han demostrado la relación entre la baja actividad geomagnética y el aumento en la producción de melatonina, una potente hormona que ayuda a configurar el reloj circadiano del organismo.
Tras varios análisis, el director del estudio, Darren Lipnicki, descubrió una correlación estadística entre los sueños extravagantes y la actividad geomagnética, con sueños raros que ocurren en días con una menor actividad geomagnética.
NdE:
Para iniciar su estudio, Darren Lipnicki, un psicólogo originalmente del Centro de Medicina Espacial en Berlin, utilizó el récord llevado por el mismo de sus propios sueños (2387 recuentos entre 1990 y 1997), los cuales clasificó de acuerdo a lo bizarro o extravagante de los mismos, dando mayor o menor puntuación a aquellos que contenían visiones más irreales. Luego, estas observaciones las comparó con la actividad del campo magnético terrestre, encontrando una correlación estadística significativa: A menor actividad geomagnética mayor puntuación de "rareza" contenían sus anotaciones sobre sus sueños.
El resultado estadístico es, inicialmente, reconocido como válido, aunque se requerirán otros estudios usando muestras más grandes y de población variada, para verificar la asociación que sugiere la hipótesis de Lipnicki, incluyendo lo que se refiere a la relación de la actividad del campo magnético con la producción de melatonina. Demostrar una relación entre la actividad del campo magnético terrestre y los sueños puede ser importante en la investigación de las teorías neurosisiológicas del sueño, y para mejorar los modelos sobre síntomas psicóticos que son similares a los sueños bizarros.
Un resument del estudio puede ser encontrado aquí.
Fuente: Carlos Martin – novaciencia.com