Las calorías son lo más importante en una dieta
Aunque se sigue investigando sobre por qué algunas personas tienen más tendencia que otras a ganar peso, e incluso se van descubriendo los genes y factores bioquímicos que lo controlan, de momento no hay una píldora mágica que nos haga adelgazar y que a la vez podamos comer lo que queramos (no lo neguemos ésta es la aspiración de muchos). La vida moderna, la infelicidad y la utilización de una comida muy accesible, asequible y apetitosa como ansiolítico tampoco parecen ayudar a mantener la línea.
Dietas hay muchas, desde las dietas mágicas que supuestamente te hacen perder peso comiendo todo lo que quieras de un solo producto hasta las dietas diseñadas por los especialista. Casi todas ellas recomiendan una cantidad específica de proteínas, grasas y carbohidratos.
Pero según sugiere un estudio publicado hace poco en The New England Journal of Medicine la forma más inteligente de perder peso es comer productos sanos como los de la llamada dieta mediterránea* (mucha fruta y verdura, aceite de oliva, pescado y un limitado aporte de carne roja) y reducir la ingesta de calorías. Es decir, que el primer principio de la termodinámica también se aplicaría este asunto y que por tanto no hay magia.
Según Catherine Loria, del National Heart, Lung and Blood Institute y una de los autores del artículo, la reducción calórica y la ingesta de alimentos sanos para corazón ayuda a perder peso independientemente de las proporciones de un tipo u otro de alimento.
El estudio liderado por Frank Sacks, del Harvard School of Public Health, se realizó sobre 811 adultos obesos y con sobrepeso de edades comprendidas entre 30 y 70 años. Este conjunto fue dividido en cuatro grupos y cada grupo se le asignó un tipo de dieta diferente.
Una dieta era baja en grasa y moderada en proteínas (20% grasa, 15% proteínas y 60% carbohidratos); otra baja en grasa y alta en proteínas (20% grasa, 25% proteínas y 55% carbohidratos), la tercera era una dieta alta en grasas y moderada en proteínas (40% grasa, 15% proteínas y 45% carbohidratos) y la última era alta en grasas y en proteínas (40% grasa, 25% proteínas y 35% carbohidratos). Todos estos regímenes eran saludables desde el punto de vista cardiovascular (bajos en grasas saturadas y colesterol) e incluían 20 gramos de fibra diarios. Para cada participante se calculo personalizadamente su consumo diario de calorías que iba de 1200 a 2400 calorías diarias. El peso de los participantes se midió varias veces a lo largo de 2 años.
Los investigadores descubrieron que todos los grupos perdían peso más o menos al mismo ritmo. No había diferencias estadísticas significativas.
A los seis meses perdieron 6,5 kilogramos y al final de año la pérdida total de peso fue de 4 kilogramos. Al parecer suele ser habitual que al final la gente tienda a ganar peso en este tipo de dietas, sobre todo por falta de motivación o una mayor permisividad. Loria dice que estudiará estrategias que ayuden a la gente a mantener la pérdida de peso.
Este estudio desecharía la idea mantenida durante un largo tiempo de que las dietas bajas en grasas tienen ventaja sobre las demás.
El único punto flaco de este estudio es la dificultad que tienen los sujetos sometidos a dieta de mantener unas proporciones fijas de cada tipo de alimento.
Susan Roberts, de Tufts University y no involucrada en el estudio, señala que el estudio no reconoce la importancia de la fibra en la dieta, que puede ser un factor importante en la pérdida de peso. En el estudio se fijó un consumo de 20 gramos diarios, cuando la cantidad diaria recomendada es de 35 gramos para hombres y 25 para mujeres.
Según Roberts los estudios demuestran que cuanta más fibra se come (hasta un máximo de 50 gramos) más peso se pierde. Especula que se deba a que la gente se siente más saciada debido a que la presencia de fibra activa receptores específicos de estiramiento. Además haría que la digestión, al ser más lenta, provocase que los nutrientes se liberaran despacio y llegaran al torrente sanguíneo escalonadamente, contribuyendo también a la sensación de saciedad.
Entonces, ¿cuál es la mejor manera de perder peso? Ingerir vegetales, mucha fruta, verdura, legumbres, frutos secos, semillas y cereales con su salvado (todos ellos fuente de fibra sin procesar), un poco de pescado y muy poca carne roja.
Fuentes y referencias:
Noticia en Scientific American.
Artículo original (en abierto).
Beneficios de la dieta mediterránea (*).
Foto cabecera: NeoFronteras.
* El nombre de "dieta mediterránea" hace referencia a una entelequia que no se ajusta exactamente a todas las costumbres alimenticias de los distintos pueblos y culturas que viven y han vivido en torno al mar Mediterráneo. Como la gastronomía está ligada al acervo cultural de los pueblos y hay muchas culturas distintas a lo largo del Mare Nostrum, cada una seguirá una dieta distinta. Además, el progreso económico en algunos de estos países ha hecho que cambien la dieta tradicional por otra más calórica y con mayor presencia de productos industriales.
Fuente: neofronteras.com