El efecto placebo
Muchas personas conocen y emplean el término placebo, sin embargo son muy pocas las que están al tanto de los mecanismos fisiológicos que explican este interesante fenómeno, el cual tiene una importancia capital en el tratamiento de la enfermedad y en la experimentación terapéutica moderna. Mediante una serie de preguntas, esta breve revisión presenta la información básica sobre el efecto placebo y las implicaciones que tiene en la medicina actual.
¿Qué es el efecto placebo?
El efecto placebo (del latín "placare", satisfacer) es el nombre dado a los efectos terapéuticos (mejoría o curación de los síntomas de un paciente) derivados del uso de una sustancia inerte para el organismo o cuya acción no tiene efecto sobre la enfermedad estudiada. Sin embargo, el placebo puede no ser un fármaco, considerándose como placebo cualquier procedimiento que alivie los síntomas del paciente sin tener una acción directa sobre el proceso que causa la enfermedad. Por ejemplo, administrar anestesia a un paciente al que se le dijo que se le iba a aplicar terapia electroconvulsiva (electroshock), o anestesiarlo y hacer una simple incisión en la piel para luego suturarla en un paciente al que se le dijo que iba a ser operado. Ambas situaciones han representado efectos placebo en procesos tan disímiles como la psicosis y la artritis, mostrando beneficios significativos en algunos estudios. De este modo vemos como no solo los fármacos, sino cualquier intervención con fines de tratamiento, puede tener un efecto placebo.
¿Cómo se produce el efecto placebo?
Diferentes teorías han sido propuestas para explicar el fenómeno. Las más importantes son las siguientes:
1) Teoría de la remisión natural: Propone que la mejoría observada tras administrar un placebo es coincidental y hubiera ocurrido aún sin haberse dado el placebo.
2) Teoría de la regresión a la media: Esta teoría estadística propone que muchos pacientes seleccionados para estudios médicos están en malas condiciones, siendo posible que un porcentaje de estas personas mejore en sus condiciones parcialmente al momento de evaluar los resultados del estudio, y esta mejoría sea falsamente atribuida al placebo.
3) Teoría del condicionamiento operante: Propone que la respuesta a placebo obedece a un clásico sistema psicológico de condicionamiento, en el cual la persona, que en el pasado ha tomado medicamentos o ha sido sometida a procedimientos que la han hecho sentir mejor, recibe placebo y experimenta una mejoría de sus síntomas. Las bases neurológicas orgánicas de esta teoría no han sido establecidas. Otros factores psicológicos han sido señalados como importantes, por ejemplo, es un hecho conocido que los tratamientos percibidos como "más potentes" tienden a mostrar un efecto placebo más poderoso y más frecuente, en comparación con aquellos percibidos como menos potentes. De esta forma, los placebos inyectados tienen más efecto que los placebos ingeridos, las cápsulas dan más efecto que las tabletas, y los placebos de colores oscuros o brillantes son más eficaces que los de colores claros. Si se administran dos placebos, el efecto es más potente que cuando se administra uno solo.
4) Teoría de los opioides endógenos: En nuestro sistema nervioso existen sustancias capaces de modular nuestra percepción del dolor, conocidas como opioides endógenos. Estas sustancias son las encefalinas, la β-endorfina y la dinorfina. Bajo ciertos estímulos, la liberación de estas moléculas inhibe la actividad de la vía nerviosa del dolor, con efectos notables. El papel de los opioides endógenos en la supresión de dolor y más específicamente en la supresión del dolor estimulada por placebo, está bien demostrada.
Con lo anteriormente expuesto, vemos que el efecto placebo parece ser multifactorial. Teorías como la de la remisión natural y la de la regresión a la media incluso niegan la existencia del fenómeno, y pudieran tener utilidad en el efecto placebo observado en pacientes con malestares que por lo general remiten sin tratamiento, tales como la gripe o un dolor de cabeza; sin embargo, fallan en explicar el bien documentado efecto placebo sobre múltiples enfermedades progresivas crónicas tales como la hipertensión arterial y la esquizofrenia. Por su parte, la teoría de los opioides endógenos es la única plenamente demostrada y aceptada, dejándonos como impresionante realidad el hecho de que sólo conocemos cómo funciona el placebo en la atenuación del dolor.
¿Todos respondemos al placebo en la misma forma?
No. Existe una importante variabilidad interindividual en la respuesta a distintos placebos. Como hecho interesante, es importante mencionar que lo que para algunos puede ser un placebo, para otros puede ser perjudicial. Por ejemplo, muchos procedimientos empleados como placebo pueden generar efectos dañinos en las personas, las cuales presentan trastornos inespecíficos como náuseas y dolor de cabeza. Este fenómeno ha sido denominado efecto nocebo, el cual, afortunadamente, no es tan frecuente como el placebo.
¿Hasta qué punto es útil el efecto placebo en medicina?
No es común que un médico recete placebos o lleve a cabo procedimientos terapéuticos "innecesarios" con finalidad de placebo, en el tratamiento de una enfermedad. Sin embargo, la gran importancia del placebo aplicado consciente y subconscientemente por parte del médico y del paciente, es obvia. Adicionalmente a esto, es necesario conocer el papel fundamental del efecto placebo en la investigación farmacológica.
Actualmente se considera que la mejor metodología de investigación para estudiar la eficacia de la intervención médica en el alivio de los síntomas del paciente, son los estudios clínicos controlados aleatorizados, de tipo doble ciego, en los cuales se establecen dos grupos de pacientes: Uno que recibirá un tratamiento experimental, y otro que recibirá otro tratamiento o placebo. La denominación doble ciego hace alusión a que ni el investigador ni el paciente conocen en que grupo se encuentra una persona en específico. De esta forma, el uso de placebos como método de comparación con tratamientos nuevos está plenamente establecido, y muchos fármacos nuevos solo salen al mercado si demuestran superioridad estadística respecto a placebo en los estudios. Al saber que el efecto placebo puede ser significativo en al menos parte de la población del estudio, si el fármaco nuevo es francamente superior según métodos estadísticos, esto apoya fuertemente la efectividad del fármaco en el tratamiento de un síntoma o enfermedad en específico.
¿Toda acción médica constituye un efecto placebo?
Al considerar la importancia del efecto placebo, se puede plantear que el simple hecho de acudir al médico y sentirse atendido, constituye hasta cierto punto, un efecto placebo para el paciente. Para apoyar esta hipótesis, se han llevado a cabo diversos estudios. En uno de ellos, se constituyeron dos grupos de pacientes recibiendo el mismo tratamiento, con la salvedad de que a uno de los grupos se le informó que lo recibía, mientras al otro no. Los resultados fueron notables, mostrando que los pacientes que sabían que estaban siendo tratados mostraban una respuesta mucho mejor, siendo el tratamiento más eficaz en comparación a los pacientes que no sabían que estaban recibiendo tratamiento.
A pesar de estos interesantes resultados, se necesitan más estudios para determinar con más exactitud hasta que punto la acción médica en general constituye un efecto placebo. Esta información nos lleva a una última pregunta:
¿Los "tratamiento alternativos" tienen efecto placebo?
La respuesta es sí. Ha sido demostrado por diversos estudios, que algunas "terapéuticas alternativas" tienen efecto placebo y brindan beneficios al paciente. Pero este conocimiento debe ser manejado racionalmente. Si la acción médica y la "pseudomedicina" pueden brindar efecto placebo en algunos pacientes, ¿qué es mejor: acudir a un médico que ha sido extensivamente preparado para resolver problemas de salud, o acudir a otras alternativas brindadas por individuos sin preparación médica alguna? Esto sin considerar los múltiples efectos adversos que pueden presentar muchos "tratamientos alternativos". Es obvio que acudir al médico brindará un beneficio derivado del tratamiento directo de la enfermedad, mientras que escoger otras terapéuticas podría mostrar algún beneficio, al costo de generar potenciales efectos adversos, los cuales ni siquiera se encontrarán bien monitorizados por personal apto, un alto precio a pagar por obtener placebo.
Sin embargo, el uso de tratamientos no médicos pudiera estar justificado en algunas circunstancias. Para citar un ejemplo, un paciente con una enfermedad crónica en la cual el tratamiento médico no consigue aportar beneficios, pudiera encontrar alivio con otras medidas, siempre y cuando estas sean seguras y no busquen fines meramente lucrativos. En este sentido, el mismo médico puede ser un guía para el paciente, evitando que este caiga en manos de especuladores inescrupulosos.
Tras esta somera revisión del interesante y complejo fenómeno placebo, no podemos decir, como cita la frase popular, que: "la mente lo cura todo", pero debemos reconocer que ciertamente ayuda.
Encuentre más información en Psychiatric Bulletin, en scielo.org y en Wikipedia.org.
El autor, Álvaro Osorio Cárdenas, es estudiante de Medicina, Escuela "Luis Razetti", Universidad Central de Venezuela.
Fuente: Álvaro Osorio Cárdenas – saludytecnologia.net