Sudar sin tregua
Para la mayoría de las personas, dar la mano al ser presentado es un acto inofensivo y simple; sin embargo, otros desconocen esa sencilla tranquilidad. Quienes padecen de hiperhidrosis o sudoración excesiva se las ven negras cuando quieren firmar un cheque sin mojarlo, hacer una manualidad o desenchufar un electrodoméstico, ya que no pueden controlar voluntariamente la actividad de sus glándulas sudoríparas. A diferencia del resto, no necesitan estar estresados o tener calor para sudar; también están en capacidad de hacerlo cuando no están bajo presión o permanecen en habitaciones con aire acondicionado.
Esta singular condición ha sido clasificada por los expertos de dos formas. El neurólogo Isaac Mosquera explica que la hiperhidrosis primaria responde a causas desconocidas y se caracteriza por una sudoración excesiva principalmente en las palmas de las manos, las axilas, la cara y las plantas de los pies. "Como consecuencia, hay una alteración del sistema nervioso desde el punto de vista psicológico; el individuo trata de evitar la acción de dar la mano, de entrar en contacto con alguien porque eso le produce estrés, y en el momento en que hay una situación de estrés, aparece mayor sudoración", señala el especialista. Los individuos que la padecen suelen asegurar que esto ha producido un impacto negativo en su autoestima y en su desenvolvimiento social".
Mosquera apunta que "esta hipersecreción de las glándulas sudoríparas limita el desarrollo en el trabajo y en la vida social. No hay causa conocida, pero se relaciona con una hiperactividad de las fibras simpáticas, que produce una respuesta periférica sudorosa. Es más frecuente entre la gente joven y generalmente se ve en grupos familiares; por eso se cree que hay una tendencia hereditaria". Según sus cálculos, hay entre cinco y diez mil venezolanos con este problema.
Una de las características de las zonas afectadas es que la piel tiende a ser blanca o azulosa, y en los casos más graves, puede fisurarse o escamarse. El especialista subraya que "otro término asociado con la hiperhidrosis es la bromhidrosis, que es cuando la sudoración se hace fétida porque hay una descomposición de los desechos celulares y del sudor por las bacterias y las levaduras".
En el caso de la hiperhidrosis secundaria, Mosquera señala que sí hay causas conocidas. La sudoración en esta instancia puede estar asociada con el hipertiroidismo o con enfermedades del sistema nervioso que ocasionen alguna lesión en las fibras simpáticas. El médico acota que, de estos factores, el más frecuente es el hipertiroidismo. De allí que a las personas que presentan cuadros de hiperhidrosis reciban órdenes de practicarse exámenes relacionados con el estado de la tiroides.
Estrés en gotas. "Hay personas completamente normales a las cuales le sudan mucho las manos; ésa es una hiperhidrosis que por lo general está relacionada con el estrés, tiene un origen psicogénico. El problema es cuando esto se convierte en un problema patológico, y así la persona esté tranquila, empiece a sudar. Hemos encontrado que la mayoría de los pacientes no tienen una hiperhidrosis severa a tal punto que requieran cirugía, sino un mejor manejo de la parte emocional", aclara Mosquera.
Su razonamiento se fundamenta en los resultados de estudios que reflejan reacciones de estrés infantil. "La mayoría de los niños, cuando se encuentran con dificultades que no pueden afrontar, pueden presentar un aumento en la sudoración de las palmas de las manos". El especialista explica que esto se hace especialmente patente cuando un grupo de niños estudiados con dispraxia -un trastorno de la coordinación que produce dificultad para planificar, coordinar y ejecutar- tiene que realizar una tarea como escribir un dictado o presentar un examen.
Mosquera indica que la mayoría de ellos tiene hiperhidrosis causada por esa situación de estrés. "Se ven niños de siete años que empiezan a padecer este problema. Van desarrollándose con un alto grado de inseguridad y eso es lo que los hace vivir siempre en una situación de estrés, con una hiperexcitabilidad del sistema nervioso central, sobre todo en la parte simpática. En algunos casos, hay tratamientos psicológicos que se utilizan en pacientes ansiosos, que no están en capacidad de manejar el estrés. Cuando aprenden a hacerlo, esa sudoración disminuye", asegura.
Frenar en seco. Lejos de ser un problema incurable, existen otras soluciones -quirúrgicas y no quirúrgicas- para combatir la hiperhidrosis. Usualmente, los dermatólogos manejan los casos de descamación en la piel y administran sustancias -como el cloruro de aluminio- que contribuyen a la disminución de la sudoración en algunas zonas. "También se están utilizando inyecciones de toxina botulínica, que se presentan como una alternativa frente a la cirugía que se practica en casos de hiperhidrosis muy severa. Los efectos de la toxina duran de tres a cuatro meses", dice Mosquera, quien asevera que sus efectos secundarios son cada vez menores.
La opción más drástica en la batalla contra el sudor es la simpatectomía torácica por videotoracoscopia, un procedimiento quirúrgico en el que se secciona una porción de la cadena simpática en la parte posterior de cada hemitórax. "Antes era mucho más complicado y agresivo porque había que abrir el tórax, pero hoy se hace con incisiones mínimas. La hiperhidrosis desaparece de inmediato en 98% de los casos y los resultados a largo plazo son bastante satisfactorios", explica Mosquera. Hoy por hoy, un estilo de vida más relajado y la asesoría médica adecuada constituyen algunas de las herramientas más efectivas para reducir al mínimo los efectos de esta húmeda incomodidad.
Fuente: innap.com