Radioembolización controla 90% del cáncer de hígado
Desde 2003, los especialistas de la Clínica estudiaron 95 posibles casos susceptibles de recibir el tratamiento de radioembolización. De estos, 78 pacientes ya han sido tratados, mientras que otros tres están pendientes de recibir el tratamiento.
El resto, no obstante, tuvieron que ser descartados porque la técnica no iba a ser útil en sus condiciones.
Los enfermos tratados padecían tumores hepáticos primarios, en unos casos, y, en otros, metástasis hepáticas, que no podían ser extirpados mediante cirugía. Entre los primeros, la radioembolización ha ofrecido, según los médicos del centro, buenos resultados. «Es muy eficaz para evitar que las lesiones tratadas crezcan: consigue el control, no la erradicación, de la enfermedad en más del 90% de los casos, a veces, durante periodos muy prolongados», señaló Bruno Sangro, especialista de la unidad de Hepatología. El fracaso del tratamiento en ese 10% podría achacarse a que la radiación «responde a unos criterios propios del tumor, que no se comporta igual en todos los casos. Por eso, las emisiones pueden no llegar uniformemente a todo el tumor, pero eso es muy difícil de prever», según José Richter, director de Medicina Nuclear.
Aunque se logra un control importante de los tumores, este tratamiento «no evita que aparezcan nuevas lesiones. De hecho, el 40% de los pacientes han desarrollado nuevos tumores», añadió Sangro. Además, el tiempo que dura el control es «muy variable», dependiendo de los tipos de cánceres que padezca el enfermo. Se trata pues de una técnica paliativa y no curativa, que puede administrarse junto con otros tratamientos. «Con esta técnica completamos la oferta actual de herramientas contra el cáncer», precisó Sangro.
La radioembolización consiste en aplicar radiación directamente sobre las células cancerígenas. Para ello, se introduce un catéter por la arteria femoral hasta la hepática, desde donde se inyectan unas esferas de Ytrio-90. «Desde ahí estas microesferas se dirigen, preferentemente, a la zona tumoral.
Allí se quedan alojadas y emiten radiación, lo que daña las células tumorales», precisó Bruno Sangro. Una vez inyectadas la microesferas, éstas van descargando radiación directamente a las zonas afectadas. «El 90% de la radiación se descarga en los once días siguientes a la introducción, tiempo en el que el tumor está recibiendo constantemente radiación», apuntó José Ritcher.
Esta técnica apenas requiere hospitalización. «No hay riesgo de que se produzca radiación externa por eso no hay problemas para que el paciente salga enseguida del hospital. En Estados Unidos se hace de forma ambulatoria y aquí, tan sólo requiere un día de ingreso», añadió Ritcher.
Este tratamiento puede aplicarse varias veces al paciente, siempre controlando la radiación acumulada que se pudiera dar en otros tejidos.
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Fuente: Redacción – laplana.com.do