¿Qué es, cómo es y cuales tratamientos hay para la depresión femenina? (Parte 1 de 2)
Esta es la primera parte del trabajo «¿Qué es, cómo es y cuales tratamientos hay para la depresión femenina?». Lea la segunda parte aquí.
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Ocasionalmente, todos nos sentimos melancólicos o tristes, pero estos sentimientos, por lo general, son pasajeros y desaparecen en unos días. Cuando una mujer tiene un trastorno depresivo, éste interfiere con la vida diaria y el desempeño normal, y le causa dolor a ella y a quienes se preocupan por ella. La depresión es una enfermedad común, pero grave, y la mayoría de las personas que la padecen necesitan tratamiento para mejorar.
La depresión afecta tanto a los hombres como a las mujeres, pero las mujeres tienen más probabilidades de que se les diagnostique con depresión que a los hombres.1(*) Actualmente se están haciendo esfuerzos para explicar esta diferencia mientras los investigadores examinan determinados factores (biológicos, sociales, etc.) que son exclusivos de las mujeres.
Muchas mujeres que padecen una enfermedad depresiva nunca buscan tratamiento. Pero la gran mayoría, incluso aquellas con los casos más graves de depresión, pueden mejorar con tratamiento.
¿Cuáles son los diferentes tipos de depresión?
Existen varios tipos de trastornos depresivos que ocurren tanto en las mujeres como en los hombres. Los más comunes son el trastorno depresivo grave y trastorno distímico. La depresión menor también es común.
El trastorno depresivo grave, también llamado depresión grave, se caracteriza por una combinación de síntomas que interfieren con la habilidad para trabajar, dormir, estudiar, comer, y disfrutar de las actividades que antes resultaban placenteras. La depresión grave incapacita a la persona y le impide desempeñarse con normalidad. Es posible que un episodio de depresión grave ocurra solamente una vez en de la vida de una persona, pero mayormente, puede volver a aparecer durante las diferentes etapas de la vida.
El trastorno distímico, también llamado distimia, se caracteriza por síntomas depresivos de larga duración (dos años o más) pero menos graves que los de la depresión grave. Es posible que la distimia no incapacite a una persona, pero le impide desempeñarse con normalidad o sentirse bien. Quienes tienen distimia también pueden padecer uno o más episodios de depresión grave a lo largo de sus vidas.
También se puede padecer de depresión menor. Los síntomas de la depresión menor son similares a los de la depresión grave y la distimia, pero son menos graves y/o generalmente duran menos tiempo.
Algunos tipos de trastorno depresivo presentan características levemente diferentes a las descritas anteriormente o pueden desarrollarse bajo circunstancias únicas. Pero, no todos los científicos están de acuerdo en cómo caracterizar y definir estos tipos de depresión.
Estos tipos de depresión son los siguientes:
• La depresión psicótica ocurre cuando una enfermedad depresiva grave está acompañada de alguna forma de psicosis, tal como, una ruptura con la realidad; ver, escuchar, oler o sentir cosas que otras personas no pueden detectar (alucinaciones); y tener creencias firmes que son falsas, por ejemplo, cuando la persona cree que es el presidente (delirios).
• El trastorno afectivo estacional o TAE se caracteriza por la aparición de una enfermedad depresiva durante los meses del invierno, cuando disminuye la luz solar natural. Esta forma de depresión generalmente desaparece durante la primavera y el verano. El TAE puede tratarse eficazmente con terapia de luz, pero aproximadamente la mitad de las personas con TAE no mejoran con la terapia de luz solamente. Los antidepresivos y la psicoterapia también pueden reducir los síntomas del TAE, ya sea solos o en combinación con la terapia de luz.2(*)
• El trastorno bipolar, también llamado enfermedad maníaco-depresiva, no es tan común como la depresión grave o la distimia. El trastorno bipolar se caracteriza por cambios cíclicos en el estado de ánimo que van desde una euforia extrema (por ejemplo, manía) a un decaimiento extremo (por ejemplo, depresión). Encuentre más información sobre el trastorno bipolar aquí.
http://www.nimh.nih.gov/health/publications/espanol/trastorno-bipolar-facil-de-leer/trastorno-bipolar-facil-de-leer.pdf
¿Cuáles son los síntomas básicos de la depresión?
No todas las mujeres con enfermedades depresivas presentan los mismos síntomas. Además, la gravedad, frecuencia y duración de los síntomas pueden variar según la persona y su enfermedad en particular. Los síntomas de la depresión incluyen:
– Sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad o «vacío»
– Sentimientos de desesperanza y/o pesimismo
– Irritabilidad, inquietud, ansiedad
– Sentimientos de culpa, inutilidad y/o impotencia
– Pérdida de interés en las actividades o los pasatiempos que antes resultaban placenteros, incluso las relaciones sexuales
– Fatiga y falta de energía
– Dificultad para concentrarse, recordar detalles y tomar decisiones
– Insomnio, despertar durante la noche o dormir demasiado
– Comer demasiado o perder el apetito
– Pensamientos suicidas, intentos de suicidio
– Dolores o malestares persistentes, dolores de cabeza, retorcijones en el estómago (cólicos) o problemas digestivos que no se alivian, ni siquiera con tratamiento
¿Qué causa depresión en las mujeres?
Los científicos están examinando muchas causas que podrían explicar el aumento en el riesgo de padecer depresión que tienen las mujeres y muchos factores que pueden contribuir a que esto sea así. Es probable que los factores genéticos, biológicos, químicos, hormonales, ambientales, psicológicos y sociales se unan o crucen para contribuir a la depresión.
La genética
Si una mujer tiene antecedentes familiares de depresión, puede tener un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad. Pero, esta no es una regla que siempre aplica. La depresión puede ocurrir en mujeres sin antecedentes familiares de depresión y es posible que ciertas mujeres de familias con antecedentes de depresión no la padezcan. Las investigaciones genéticas indican que es posible de que el riesgo de padecer de la depresión implique la combinación de múltiples genes con factores ambientales o con otros factores.3(*)
Las sustancias químicas y las hormonas
La química del cerebro parece ser un factor muy importante en los trastornos depresivos. Las tecnologías modernas de obtención de imágenes del cerebro, como la resonancia magnética (RM), han demostrado que el cerebro de las personas que padecen de la depresión es diferente a la del cerebro de quienes no la padecen. Las partes del cerebro responsables de regular el estado de ánimo, pensamiento, sueño, apetito y la conducta parecen no funcionar normalmente. Además, los neurotransmisores importantes (sustancias químicas que las células del cerebro utilizan para comunicarse) parecen estar fuera de balance. Pero estas imágenes no revelan el motivo por el cual se produce la depresión.
Los científicos también están estudiando la influencia de las hormonas femeninas, las cuales cambian a lo largo de la vida. Los investigadores han demostrado que las hormonas afectan directamente la química del cerebro que controla las emociones y el estado de ánimo. Existen etapas específicas durante la vida de una mujer que son de especial interés, como la pubertad; los días antes de los períodos menstruales; antes, durante e inmediatamente después de un embarazo (posparto), y el período inmediatamente antes y durante la menopausia (perimenopausia).
El Trastorno disfórico premenstrual
Algunas mujeres pueden ser propensas a un tipo de síndrome premenstrual grave llamado trastorno disfórico premenstrual o TDPM. Durante la semana antes de la menstruación, las mujeres afectadas por el TDPM generalmente padecen depresión, ansiedad, irritabilidad y cambios de estado de ánimo, de tal manera que interfieren con su desempeño normal. Las mujeres con TDPM debilitante no necesariamente tienen cambios hormonales inusuales, pero si responden diferente a estos cambios.4(*) Además, pueden tener antecedentes de otros trastornos del estado de ánimo y diferencias en la química del cerebro que hacen que sean más sensibles a los cambios hormonales relacionados con la menstruación. Los científicos están investigando de qué manera el aumento y la disminución cíclica de los estrógenos y otras hormonas pueden afectar la química del cerebro que está relacionada con la enfermedad depresiva.5,6,7(*)
La Depresión posparto
Las mujeres son especialmente vulnerables a la depresión después de dar a luz, cuando los cambios hormonales y físicos y la nueva responsabilidad de cuidar al recién nacido pueden resultar muy pesados. Muchas madres primerizas padecen un breve episodio de cambios leves en el estado de ánimo que se conocen como «tristeza posparto», pero algunas sufren depresión posparto, una enfermedad más grave que requiere de tratamiento activo y de apoyo emocional para la madre primeriza. En un estudio se demostró que las mujeres en etapa posparto tienen un riesgo mayor de padecer varios trastornos mentales, incluso depresión, durante muchos meses después de dar a luz.
Algunos estudios sugieren que las mujeres que padecen depresión posparto, a menudo han padecido episodios depresivos anteriormente. Algunas de ellas los padecen durante el embarazo, pero estos episodios depresivos suelen pasar sin que ellas se den cuenta. Las investigaciones sugieren que las consultas con el médico durante el embarazo y en el período posparto pueden ser una buena oportunidad para detectar la depresión.9,10(*)
La Menopausia
Los cambios hormonales aumentan durante la transición entre la premenopausia y la menopausia. Aunque algunas mujeres pueden entrar en la menopausia sin problemas de estado de ánimo, otras tienen mayor riesgo de padecer depresión. Esto parece ocurrir incluso entre las mujeres que no tienen antecedentes de depresión.11,12(*) Pero, la depresión es menos común en las mujeres durante el período posterior a la menopausia.
El Estrés
Un episodio depresivo se presenta generalmente después de eventos estresantes de la vida como un trauma, la pérdida de un ser querido, una relación difícil o una situación estresante, ya sea grata o no grata. Demasiado trabajo y responsabilidades de la casa, el cuidado de hijos y de padres ancianos, el abuso y la pobreza también pueden provocar un episodio depresivo. Las evidencias indican que las mujeres responden de distinta manera que los hombres ante estos eventos, por lo que las hacen más propensas a la depresión. De hecho, las investigaciones indican que las mujeres responden de manera tal que sus sentimientos de estrés son más prolongados que en los hombres, lo cual aumenta el riesgo de padecer depresión.14 Pero, no queda claro por qué algunas mujeres que enfrentan enormes desafíos padecen depresión y otras que tienen desafíos similares, no la padecen.
¿Qué enfermedades a menudo coexisten con la depresión en las mujeres?
La depresión a menudo coexiste con otras enfermedades que pueden presentarse antes o después de la depresión, causarla, ser una consecuencia de ésta o una combinación de todos estos factores. Es probable que la interacción entre la depresión y otras enfermedades sea distinta según las personas y las situaciones. De todas formas, estas otras enfermedades coexistentes deben ser diagnosticadas y tratadas.
La depresión a menudo coexiste con trastornos alimenticios como la anorexia nerviosa, bulimia nerviosa y otros trastornos, especialmente entre las mujeres. Los trastornos de ansiedad, tales como el trastorno de estrés postraumático o TEPT, el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno de pánico, la fobia social y el trastorno de ansiedad generalizada, a veces también acompañan a la depresión.15,16(*) Las mujeres son más propensas que los hombres a padecer un trastorno de ansiedad coexistente.17(*) Las mujeres que padecen del TEPT, el cual puede desarrollarse después de que una persona atraviesa por una experiencia o un evento terrible, son especialmente propensas a padecer de la depresión.
El abuso o la dependencia del alcohol y de sustancias pueden coexistir con la depresión, aunque esto es más común entre los hombres que entre las mujeres.17,15(*) Las investigaciones han indicado que en la población de los Estados Unidos es común que se produzca la coexistencia de trastornos del estado de ánimo y de abuso de sustancias entre ambos sexos.18(*)
La depresión a menudo también coexiste con otras enfermedades médicas graves como la enfermedad cardíaca, el derrame cerebral, el cáncer, el VIH/SIDA, la diabetes, la enfermedad de Parkinson, los problemas de tiroides y la esclerosis múltiple, e incluso puede empeorar los síntomas de estas enfermedades.19(*) Algunos estudios han demostrado que tanto los hombres como las mujeres que padecen depresión coexistente con otras enfermedades médicas graves suelen presentar síntomas más graves de ambas enfermedades. Estas personas también tienen más dificultad para adaptarse a su estado de salud y a los costos médicos más altos que aquellas personas que no tienen depresión coexistente. Las investigaciones han demostrado que el tratar la depresión y la enfermedad coexistente al mismo tiempo puede ayudar a mejorar ambas enfermedades.20(*)
¿Cómo afecta la depresión a las niñas adolescentes?
Antes de la adolescencia, los niños y las niñas padecen depresión con aproximadamente la misma frecuencia.13 Pero, en la adolescencia, las niñas tienen más probabilidades de padecer depresión que los niños.
Las investigaciones señalan a varios motivos posibles para esta desigualdad. Es probable que los cambios biológicos y hormonales que ocurren durante la pubertad sean las causas del fuerte aumento en los índices de depresión que se observa entre las niñas adolescentes. Además, las investigaciones sugieren que las niñas tienen más probabilidades que los niños a continuar sintiéndose mal después de atravesar situaciones o eventos difíciles, lo que sugiere que son más propensas a padecer de depresión.21(*) En otro estudio se detectó que las niñas tienden a dudar más que los niños de sí mismas y de su capacidad para solucionar problemas y a considerar que sus problemas no tienen solución. Las niñas que presentan estas tendencias también tienen más probabilidades de tener síntomas depresivos. También se demostró que en comparación con los niños, las niñas tienden a necesitar un mayor grado de aprobación y de éxito para sentirse seguras.22(*)
Finalmente, en comparación con los niños, las niñas pueden sufrir más dificultades, como la pobreza, la falta de educación, el abuso sexual infantil y otros traumas. Un estudio demostró que más del 70 por ciento de las niñas deprimidas tuvieron un evento difícil o estresante antes de un episodio depresivo, a diferencia de solamente el 14 por ciento de los niños.23(*)
Es probable que los cambios biológicos y hormonales que ocurren durante la pubertad sean las causas del fuerte aumento de los índices de depresión que se observa entre las niñas adolescentes.
¿Cómo afecta la depresión a las mujeres mayores?
Al igual que con los otros grupos de edad, existen más mujeres mayores que hombres mayores que padecen depresión, pero los índices disminuyen entre las mujeres después de la menopausia.13(*) Las evidencias sugieren que la depresión en las mujeres posmenopáusicas (después de la menopausia) generalmente se produce en las mujeres que tienen antecedentes de depresión. En cualquier caso, la depresión NO es una parte normal del envejecimiento.
La muerte de su pareja o de un ser querido, el dejar de trabajar y jubilarse o el lidiar con una enfermedad crónica puede hacer que tanto las mujeres como los hombres se sientan tristes o afligidos. Después de un período de adaptación, muchas mujeres mayores pueden recuperar su equilibrio emocional, pero otras no lo hacen y pueden desarrollar depresión. Cuando las mujeres mayores sufren de depresión, es posible que los demás no se den cuenta de la situación porque los adultos mayores pueden estar menos dispuestos a hablar sobre los sentimientos de tristeza o dolor, o bien, porque pueden tener síntomas de depresión menos evidentes. Por lo tanto, existen menos probabilidades de que los médicos tengan sospechas o detecten que una persona mayor tiene depresión.
En el caso de los adultos mayores que padecen depresión por primera vez durante las últimas etapas de sus vidas, otros factores, tales como los cambios en el cerebro o en el cuerpo, pueden estar en juego. Por ejemplo, los adultos mayores pueden sufrir de disminución del flujo sanguíneo, una condición llamada isquemia. Con el tiempo, los vasos sanguíneos se vuelven menos flexibles y pueden endurecerse e impedir que la sangre fluya normalmente a los órganos del cuerpo, incluyendo el cerebro. Si esto sucede, un adulto mayor que no tiene antecedentes familiares o personales de depresión puede desarrollar lo que algunos médicos llaman «depresión vascular». Aquellos que padecen depresión vascular también pueden estar en riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular coexistente, como una enfermedad cardíaca o un derrame cerebral.24(*)
(*) Todas las referencias destacadas aquí pueden ser consultadas en este enlace.
Foto de cabecera: Archivo/El Sol de México vía oem.com.mx.
Esta es la primera parte del trabajo «¿Qué es, cómo es y cuales tratamientos hay para la depresión femenina?». Lea la segunda parte («¿Cómo se diagnostica y se trata la depresión?») aquí.
Fuente: nimh.nih.gov