Menopausia, climaterio, hipoestrogenismo, consecuencias y tratamiento
El climaterio constituye una etapa normal en la vida de la mujer, en el que la menopausia sólo significa el momento en que se produce la última menstruación. Suele preceder a esta última en un lapso variable, a veces prolongado, continuando después de ella a lo largo de varios años. Este período, rodeado de tantos mitos, y en el cuál la mujer comienza a recorrer un camino sembrado de sensaciones desconocidas, debería constituir la etapa de mayor desarrollo de su vida, que permita aplicar con más tiempo y menores preocupaciones, toda la experiencia y vivencias recogidas con anterioridad, volcándolas para crecer en lo intelectual, laboral, político, artístico, etc.
Sin embargo, habitualmente constituye un período en el que a los incómodos síntomas provocados por la declinación de la función ovárica, se agregan angustias producidas por el alejamiento de los hijos a causa de estudio, trabajo o matrimonio (lo que se conoce como el síndrome del nido vacío), y por cambios de actitud en su vida de pareja, motivados por la aparente indiferencia del esposo.
La intensidad con que cada mujer atraviesa su climaterio es muy variable, dependiendo de factores económicos, sociales y culturales. Es así como encontramos en un extremo mujeres que prácticamente no padecen síntomas, y otro en el cuál el climaterio se convierte en un cuadro verdaderamente patológico, en el que predominan los trastornos de índole psicosocial, constituyendo un verdadero tormento para la mujer y su familia.
¿Cuál es la causa responsable de estos síntomas?
El hipoestrogenismo (que significa disminución de las hormonas estrogénicas producidas fundamentalmente por el ovario) está sindicado como el principal responsable de todos los cambios físicos y psicológicos acaecidos durante esta etapa de la vida.
¿Cómo se inicia el cuadro clínico?
El cuadro se inicia con la alteración de los ciclos menstruales, al comienzo acortados (polimenorrea), para luego hacerse cada vez más espaciados (oligomenorrea), hasta que finalmente desaparecen (amenorrea).
¿Es posible un embarazo durante este período?
Si bien es verdad que la fertilidad se halla notablemente disminuída durante la perimenopausia, existen con frecuencia ciclos ovulatorios y por lo tanto riesgo de embarazo, por lo cuál es aconsejable que la mujer consulte a su médico sobre esa posibilidad.
¿Cuáles son los síntomas que predominan?
Las tuforadas, también llamadas sofocos o bochornos, acompañadas frecuentemente de crisis de sudoración a predominio nocturno; los cambios de carácter, manifestados como irritabilidad o intolerancia; la depresión, a veces con tendencia al llanto sin motivo aparente; la redistribución del tejido adiposo que conlleva a la pérdida de la silueta; la disminución de la líbido o pérdida del apetito sexual; los cambios en el tono de voz, que se torna más grave; la sequedad vaginal, que a veces imposibilita el coito, y la hipertricosis o exageración del crecimiento del vello, constituyen los síntomas más frecuentes del climaterio. Estos perduran habitualmente durante varios años luego de ocurrida la menopausia.
¿Cuáles son los riesgos del hipoestrogenismo?
Los riesgos de la disminución de hormonas estrogénicas que acontece en el climaterio están relacionadas con el sistema óseo, por el desarrollo de osteoporosis (desmineralización del hueso) y consecuentemente incremento de fracturas, generalmente en la columna vertebral, cadera y muñeca; con el aparato cardiovascular, donde se incrementa el riesgo de infarto de miocardio y de trombosis cerebral; y con el sistema nervioso central, en el que se relacionan a cuadros psiquiátricos por atrofia cerebral (recientemente se han descubierto relaciones con la enfermedad de Alzheimer).
Tener en cuenta que la expectativa de vida de la mujer se encuentra cerca de los ochenta años, nos permite estimar que pasará más de un tercio de su vida en condición de posmenopáusica y por consiguiente sometida a todos los riesgos antes mencionados.
Ante este panorama, existe consenso médico en que se deben iniciar las medidas de prevención que permitan por un lado mejorar la calidad de vida, y por otro disminuir los riesgos durante los 30-35 años que la mujer vivirá luego de la menopausia. Estas medidas preventivas se basan en un esquema farmacológico denominado tratamiento de sustitución hormonal, con el cuál se procura no sólo mitigar los síntomas desagradables del climaterio sino fundamentalmente evitar los graves riesgos del hipoestrogenismo, y consiste en aportar dosis hormonales periódicas para reemplazar al déficit ocasionado por la declinación ovárica.
Existen múltiples formas farmacéuticas (comprimidos, parches transdérmicos, gel, inyectables, cremas vaginales, etc.) y esquemas de distribución, que son seleccionados por el médico de acuerdo a las particularidades de cada paciente. Se trata de hacer como un traje a medida para cada necesidad, con lo cuál se logran por lo general excelentes resultados terapéuticos. Por supuesto que como para cualquier otro tratamiento se deben recabar minuciosamente los antecedentes de cada paciente, proceder a un exámen clínico y ginecológico completo y realizar algunos estudios complementarios (Papanicolaou y colposcopia, mamografía, ecografía ginecológica, laboratorio y exámen cardiovascular) que permitirán seleccionar a las mujeres aptas para iniciar la terapia de reemplazo hormonal. Este tratamiento se acompaña siempre de medidas relacionadas con la nutrición (ingesta de calcio), ejercicios físicos y terapia solar, que lo complementan.
Para aquellas mujeres en las cuáles por distintos motivos (factores de riesgo) la terapia hormonal se encuentra contraindicada, existen tratamientos no hormonales que, si bien no tienen el impacto de los anteriores, permiten al menos obtener resultados aceptables en la prevención de la osteoporosis.
A modo de conclusión:
Debemos desterrar definitivamente el concepto de "hormona" considerada como un fármaco de consecuencias temerarias, que además produce aumento de peso y crecimiento del vello. Muy por el contrario, el organismo humano es una fábrica de cientos de hormonas, y lo que se persigue con el tratamiento es justamente sustituir algunas de ellas que ya no se producen en cantidad suficiente.
En nuestro país no llega al 3% el grupo de mujeres que realiza tratamientos preventivos durante el climaterio, mientras que, a modo de ejemplo, en muchos países europeos supera el 70%. Se requiere entonces mayor información y divulgación sobre este tema, el cuál debería ser encarado como programa específico por los ministerios de salud.
Toda mujer, en ausencia de contraindicaciones, debería recibir tratamiento hormonal sustitutivo durante el climaterio, aún en ausencia de síntomas, y por el mayor tiempo posible. Se considera actualmente como mínimo, un lapso no inferior a cinco años.
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Fuente: Dr. Jorge J. Macedo – sidisalta.com.ar