Especialidades médicas

Meningitis

La meningitis es la inflamación, generalmente por causa infecciosa, de las envolturas y membranas (meninges) que recubren el cerebro y la médula espinal. Aunque el tipo más común de microorganismo que la provoca son los virus, algunas bacterias, agentes químicos e, incluso, células tumorales pueden causar meningitis. La encefalitis y el absceso cerebral pueden acompañar a la meningitis como complicación (debido a la extensión de la bacteria a las estructuras cerebrales vecinas).

Las bacterias más relacionadas con la meningitis son Streptococcus pneumoniae, y Neisseria meningitidis. Aunque Haemophilus influenzae puede ser causa de meningitis, en aquellos países en que su vacuna se ha incluido en el calendario vacunal, ha desaparecido como agente de infecciones graves. No obstante, las distintas vacunas existentes sólo protegen frente a un tipo de germen, permanenciendo vulnerables al resto de agentes.

La distinción que se hace entre A, B y C se debe a los diferentes tipos (serotipos) de la bacteria Neisseria meningitidis, que son las bacterias más frecuentes como causa de meningitis epidémica. En el calendario vacunal español se incluye la vacuna contra el tipo C a partir de los dos meses.

Los síntomas y métodos de diagnóstico son similares a los de la encefalitis. El cultivo de líquido cefalorraquídeo es crucial para determinar el agente causante, en ocasiones el cultivo de la sangre puede determinar la etiología. Junto a fiebre y vómitos, uno de los principales síntomas es la rigidez de la nuca que puede determinarse apoyándose en el "signo de Brudzinski" que consiste en tumbar al paciente y flexionarle hacia arriba la cabeza. La rigidez del cuello hará que no se pueda doblar éste o que flexione involuntariamente las piernas. En niños menores de 1 año, no suele presentarse esta rigidez por lo que el pediatra en este caso también palpa la fontanela anterior para determinar su abombamiento.

Debido a que la meningitis bacteriana es una emergencia sanitaria grave, con altos niveles de mortalidad, y a que la causa es tratable con antibióticos, los pacientes en los que se sospeche que tengan meningitis deben ser sometidos inmediatamente a una punción lumbar, para estudio bioquímico, tinción de Gram (para detectar si es posible la presencia de gérmenes y orientar el diagnóstico) y cultivo; si fuera posible debe hacerse tras una TAC (imprescindible únicamente si se duda de la presencia de absceso). Debe comenzarse rápidamente el tratamiento empírico con antibióticos y tratamiento antiedema cerebral. Si no se puede realizar una punción lumbar debido al edema cerebral o a un posible abceso cerebral concomitante, se debe comenzar el tratamiento con un antibiótico de amplio espectro en todo caso y, posteriormente, puede ser sustituido por un antibiótico más específico, dependiendo de los resultados de los estudios de cultivos sanguíneos.

La meningitis se causa generalmente por enfermedades infecciosas de las estructuras vecinas (senos paranasales, células mastoides del oído, etc.). Se deben de realizar pruebas diagnósticas para encontrar y tratar también esas posibles causas de infección. Las convulsiones aparecen frecuentemente durante el curso de la meningitis y son tratadas con medicación anti-espasmódica, como la fenitoina.

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Fuente: chivaso – boonic.com

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