No hay liderazgo sin seguidores
Si consideramos el liderazgo como «el grado de influencia que posee una persona sobre las demás personas», tenemos que, de acuerdo a lo que se conoce como Liderazgo Situacional, no hay un medio óptimo de influir en la gente. Por lo tanto, el rol del líder debe ser flexible, capaz de resolver situaciones diversas, a través de la aplicación de técnicas adecuadas y eficaces.
No existe ni un rasgo ni un estilo único de liderazgo que asegure éxito en el ejercicio de influencia sobre todos los grupos o individuos, en todo momento y en toda actividad. Sin embargo, esta negativa definición no impide que identifiquemos algunos factores y condiciones que favorecen el ejercicio del liderazgo.
Previo a la búsqueda de estas condiciones, es necesario acordar que «un liderazgo puede ser considerado efectivo en tanto la influencia ejercida por una persona sobre un grupo genere como resultado el logro eficiente de los objetivos grupales y la satisfacción de los miembros con el proceso». Es importante alcanzar un equilibrio estable en estos dos aspectos, ya que la sola orientación a los resultados afecta los niveles de satisfacción y por tanto esto se traduce finalmente en desmotivación
¿Qué estilo de liderazgo se debe usar con individuos o grupos?
Depende del grado de preparación de la gente en la que el líder pretende ejercer su influencia y cabe destacar que ningún estilo es eficaz en todas las situaciones; cada uno es o no apropiado de acuerdo con la situación.
Algunos de los principales factores de la situación que influyen en la eficacia de líder son:
* El líder.
* Los seguidores.
* El supervisor.
* Los asociados claves.
* La organización.
* Los requerimientos del trabajo.
* El tiempo para las decisiones.
Estas variables no operan por separado, sino que interactúan y el líder eficaz, es el que cree que la gente tiene el potencial de crecer y que, si recibe la oportunidad, responderá.
Necesitamos recordar que la relación entre el líder y los seguidores es una variable crucial en la situación de liderazgo. Si los empleados deciden no seguir al líder, carece de importancia lo que piensen el supervisor o los asociados claves o cuáles sean los requerimientos del trabajo. No hay liderazgo sin seguidores.
Para llevar al máximo la relación entre el líder y los seguidores, aquél debe empezar por determinar los resultados concretos de las tareas que los seguidores deben lograr, ya sea como individuos o como grupo. Sin clarificar resultados, objetivos, tareas parciales, hitos, etc., al líder le falta la base para determinar la preparación de los seguidores o el estilo concreto de comportamiento para ese nivel de preparación.
Liderazgo situacional
Al emplear el Liderazgo Situacional, hay que recordar siempre que no hay un mejor medio de influir en los demás, sino que, por el contrario, el comportamiento del líder será más o menos eficaz de acuerdo con el nivel de preparación de la persona a la que trata de influir.
El Liderazgo Situacional afirma que, para que los seguidores con escasa preparación se vuelvan productivos, es adecuada una dirección firme (comportamiento de tarea). Del mismo modo, propone que un aumento en la preparación de individuos que de algún modo no están listos debe ser recompensado con más esfuerzo positivo o apoyo socioemocional (comportamiento de relación).
Por último, cuando los seguidores alcanzan los niveles superiores de preparación, el líder no sólo debe seguir disminuyendo el control sobre sus actividades, sino también el comportamiento de relación.
La gente con preparación elevada no necesita tanto apoyo socioemocional sino una mayor libertad. En esta etapa, el líder puede demostrar su confianza y dejar a sus empleados, cada vez más a sus anchas. No se trata, pues, de que la confianza y la amistad del líder y el seguidor sean menores- de hecho, han crecido-, sino de que es menos necesario el comportamiento de apoyo de parte del líder.
Es posible que ocurran cambios, cualquiera que sea el nivel de preparación del individuo o del grupo. Cuando el desempeño del seguidor comienza a deteriorarse (por la razón que sea) y su capacidad o su motivación disminuyen, el líder debe estimar de nuevo su nivel de preparación y retroceder en la curva de liderazgo para brindar la dirección y el apoyo socioemocional que sea preciso.
Fuente: Claudio Del Campo Carrasco – FUNDES.org