TI: Un objeto común en las organizaciones

En línea con lo comentado acerca del consenso que debe existir para la toma de decisiones en materia de Tecnologías de Información y Comunicación, son mucho los aspectos aquí involucrados.
La herramienta de tecnología, entendida como un elemento estratégico para la organización, debe garantizar que los procesos se están llevando de manera óptima, es decir, que las cosas se están haciendo de la mejor manera posible.

Esta idea debe pernear a toda la organización y cuando decimos esto no debemos caer en el error de creer que estamos refiriéndonos sólo a empresas medianas o grandes. No. Cualquier operación, independientemente de su tamaño o naturaleza, cabe dentro de esta aspiración. Por qué? Porque en medio de un entorno dominado por los procesos automatizados, que tiende cada vez más a facilitar a los usuarios la interacción con sus proveedores de productos y/o servicios, donde además la penetración de plataformas inalámbricas, móviles, va en aumento, resulta inusitado pensar que las cosas se pueden seguir haciendo como hasta hace algunos años. Sin embargo, cabe otra salvedad. Pudiera parecer que nos estamos refiriendo aquí a empresas que se dedican al e-commerce o cuya naturaleza de operación está fuertemente atada a su plataforma de tecnología. No necesariamente. Porque considerando la diversidad de clientes que existe y la interacción de las empresas con ellos, en cualquier proceso pueden medirse o no las eficiencias o ineficiencias que, a la larga, afectarán directamente al negocio, sea pequeño, mediano o grande.

Otra consideración. No quiere decir que todos, en la organización, deben ser expertos en tecnología. Con que la entiendan, con que comprendan cómo puede impactar sobre el éxito del negocio, es más que suficiente. Los especialistas, dentro o fuera de la empresa, siguen llevando el peso por su experticia, es decir, sobre ellos recae gran peso de la decisión ya que se supone que existe un conocimiento sólido sobre la tecnología, solución o aplicación a escoger. Su tarea es sensibilizar al resto sobre las fortalezas y/o debilidades de lo disponible para, bajo el consenso, optar por lo mejor de acuerdo a los intereses de la compañía, sobre todas las cosas.

Fuente: Mariam Larrazábal G – El Nacional