Internet no es el fin
Lo que sí ha quedado validado y rotundamente vigente, después de un debut tan estruendoso, es que Internet no sólo está moldeando una nueva sociedad, con nuevas formas y estilos de comunicación, comercio, negocios, acceso a la información, educación, entretenimiento, sino que es un activo fundamental para las empresas que se debaten hoy en un ambiente global.
Antes de entrar en consideraciones profundas acerca del uso que puede dársele a la Red en el ambiente corporativo, resulta impensable que una empresa, pyme, prescinda de lo que hoy está considerado como un insumo básico en cualquier oficina. Así sea para servirse de una eficaz herramienta como es el correo electrónico, Internet ha cambiado la manera de comunicarse, derribando barreras idiomáticas, horarias y geográficas, permitiendo así que los negocios fluyan con mayor celeridad, gracias a una comunicación más inmediata.
El e-mail, que sigue siendo la herramienta más popular mundialmente, ha transformado, en forma radical, la dinámica dentro de las oficinas. Ha potenciado las relaciones interempresariales, multiplicado las oportunidades que antes se veían limitadas por el uso de formas más tradicionales de comunicación como el teléfono o el fax.
En cuanto a las aplicaciones que, basadas sobre la Red, permiten a las empresas establecer comunicación directa con otras sedes o sucursales, vender productos o servicios gracias al comercio electrónico, gozar de canales directos de interacción comercial con proveedores o socios estratégicos o establecer conferencias entre empleados que se encuentran en distintos países, por citar algunos ejemplos, el límite puede decirse que se desconoce.
De esta manera, toda la tecnología desarrollada en función de las ventajas que ofrece Internet, ha dibujado un nuevo panorama para los negocios, dictaminando que aquellas empresas que incorporen sus bondades en el día a día, se verán mejor perfiladas para desenvolverse en un mercado mucho más exigente. Internet no es el fin, sino un medio para ser más eficientes. Claro está, si existe un criterio claro de cómo hacerlo.
Fuente: Mariam Larrazábal – El Nacional
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Fuente: Mariam Larrazábal – negociosytecnologia.net