El problema del efectivo y su solución: Dinero digital
Uno de los problemas que se hace patente en la economía diaria del ciudadano de a pie es el pago de bienes y servicios a los que accede.
En una economía regular, los pagos se gestionan con medios electrónicos tradicionales (tarjetas de débito/crédito) y efectivo. Sin embargo en Venezuela estos mecanismos no son suficientes. Por una parte los medios electrónicos se encuentran severamente limitados y acceder a un punto de pago hoy día no es tarea sencilla, en parte por los requisitos que deben cumplir los comerciantes y por otra parte por las limitaciones en el suministro de puntos de pago por parte de las prestatarias del servicio.
Otro problema patente es la moneda disponible para realizar transacciones. El dinero físico es escaso y eso está a la vista de todos. Basta con mirar como los fines de semana los cajeros dejan de suministrar efectivo al haberse agotado las reservas a tempranas horas del sábado.
Adicionalmente el marco legal regula a veces con excesivo celo al tema de soluciones de pago. Una empresa que desea incursionar en este mercado, se arriesga a ser calificada de institución financiera, lo que implica que debe cumplir con las normativas que regulan a la Banca. Esto hace inmediatamente inviable cualquier iniciativa de facilitación de soluciones para transacciones digitales.
Hay casos de éxito en el mundo donde una sencilla herramienta tecnológica ha servido de puente para gestionar eficazmente el pago de bienes y servicios. En esta oportunidad me quiero referir a M-PESA, que está 100% basada en mensajes de texto. Cualquier persona con un teléfono con capacidad de enviar de SMS puede enviar y recibir pagos.
M-PESA se implementó en Kenya en 2007 y desde entonces se ha ido expandiendo por África, llegando a Mozambique, Tanzania, Afghanistán, Suráfrica y países de Europa del Este.
El concepto es sencillo: cada persona tiene asociada a su teléfono una cuenta desde la cual puede recibir o realizar pagos de servicios, transferir a cuentas de terceros e incluso depositar en su propia cuenta en un banco. La empresa que opera la solución se sostiene con comisiones que cobra por cada transacción realizada por los usuarios.
Aunque en el fondo se trata de una suerte de sistema de banco sin agencias (la recepción y retiro de efectivo se hace a través de los comercios asociados a M-PESA) la clave del éxito de la solución es, precisamente, que M-PESA no está regulada como un banco. Un acompañamiento cercano de las instituciones reguladora y una buena comunicación permitieron certificar que la solución fuese segura para el público.
M-PESA ofrece total trazabilidad de las operaciones, permitiendo detectar desviaciones y usos inapropiados del sistema de pagos. Adicionalmente cumple con el requisito regulatorio de "Conozco a su cliente" el cual puede ser doblemente efectivo al estar asociado a un número de teléfono.
M-PESA está probado como una solución de pago universal. Basta que las autoridades se sensibilicen con el tema y habiliten a los proveedores de servicio ajustando las barreras legales y regulatorias.
Fuente: Humberto Gómez – THP