Mafia tours en Italia
Eran las tierras y los símbolos de la mafia de Sicilia, pero un día tres jóvenes se propusieron convertirlos en ejemplos de revolución cívica, a tal punto que ahora organizan tours y visitas guiadas en los mismos sitios donde estuvieron jefes mafiosos como Toto Riina o Bernardo Provenzano.
Al principio todos se reían de Riccardo, Francesca y Darío, los tres treintañeros fundadores de Addiopizzo Travel, pero ahora les llaman desde pueblos y ciudades para que relaten una experiencia que ya trasciende de la simple oferta turística, pues se ha convertido en un símbolo de la resistencia contra el crimen organizado.
La idea nació hace poco más de un año con un simple planteamiento: "¿por qué no aprovechar el morbo de los turistas por la mafia siciliana para concientizarles?", explicó a REFORMA Riccardo Riccobono, uno de tres los fundadores que decidieron lanzar esta singular agencia de viajes.
"Sabemos que muchos turistas viajan a Sicilia para ver los sitios que hicieron mito películas como El Padrino y entonces nos planteamos ofrecerles un idea más correcta, que muestre el daño que provoca la mafia", agregó Riccobono, cuya empresa, en lo que va del año, ha recibido a viajeros de todas partes del mundo y obtenido el patrocinio de la Embajada alemana en Roma.
Sin embargo, el éxito de Riccardo y sus compañeros es sólo parte de un nuevo fenómeno en Sicilia, donde, tras años de figurar en las páginas de los principales diarios internacionales por ser la cuna de la Cosa Nostra, ahora se están experimentando negocios alternativos en el sector del turismo, la gastronomía y la agricultura.
Es el caso, por ejemplo, de la cooperativa siciliana Placido Rizzotto, que desde hace nueve años distribuye en varios supermercados de Italia productos agrícolas que provienen de las tierras confiscadas a la mafia.
Esto gracias a una ley aprobada en 1996, que permite que los terrenos que las autoridades confiscan a los clanes mafiosos se repartan después para su aprovechamiento con iniciativas sociales.
La legislación, aprobada tras los asesinatos en 1992 de los jueces antimafia Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, tiene dos buenas repercusiones. Por un lado, representa un desafío de la sociedad civil a las mafias, y, por otro, ofrece trabajo a jóvenes que viven en un entorno hostil a nivel laboral y económico.
De hecho, las altas tasas de desempleo del sur italiano, donde dos tercios de los desempleados son jóvenes y mujeres, han obligado por décadas a la emigración a muchos que no quieren tener relación alguna con el crimen organizado.
"Pero esto no significa que jóvenes como yo, que quieren quedarse aquí y luchar contra las mafias, no puedan hacerlo. Hemos creado un sistema que hoy también tiene consenso entre la gente, pues damos trabajo", dijo Francesco Galante, uno de los 13 jóvenes de Placido Rizzotto, que es parte de un consorcio de ocho cooperativas que generan empleos directos para más de 100 personas y colaboran con numerosas empresas locales en cuatro regiones del sur del país europeo.
"En 2009, hemos tenido beneficios de varios millones de euros y la tendencia es que estamos creciendo aún más", agregó Galtante, quien explicó que las iniciativas no tienen el soporte económico del Estado italiano, pero sí de la Unión Europea.
Según datos del informe de Sos Empresa, realizado por la asociación de comerciantes Confecercenti, las mafias son la primera compañía por beneficios acumulados de Italia, delante de la automotriz Fiat.
En total, sus negocios nacionales e internacionales producen 7 por ciento del PIB italiano, con una facturación de 90 mil millones de euros al año.
Esta situación hace que Italia vea a los jóvenes de estas cooperativas como verdaderos héroes. Aunque tampoco es un secreto que hayan sufrido presiones y hasta amenazas de las poderosas familias mafiosas.
"Sí, es verdad que, sobre todo cuando empezamos a trabajar, en 2001, fue difícil. Nos quemaron los campos varias veces y padecimos robos. Pero ahora ya no ocurre y se debe también a que la gente ha comprendido que existen alternativas de ingresos legales", insistió Galante.
"Pero se puede hacer más. De hecho, de los 8 mil bienes que han sido confiscados a las mafias y están en manos del Estado, sólo la mitad ha sido destinada a proyectos. Por eso, nuestro próximo objetivo es el norte de Italia", acotó.
Fuente: tolucanoticias.com / Reforma