Por: Julio César Alcubilla
La trayectoria de un personaje que fue síntesis de la historia cultural de un país, no puede recordarse sólo cuando pasa de plano y asciende a la luz… María Teresa Castillo, será velada hoy en la capilla central del Cementerio del Este. Para muchos nos despedimos de la Dama, de la mujer, de la luchadora, de la emprendedora sin límites… para otros también de la madre, de la sonrisa y el gesto afable. Su trayectoria que si bien tiñó de esfuerzos nuestra historia, nunca le negó el afecto a quienes tuvimos el privilegio de compartirla o a un país que amó por encima de sus contrastes.
Maria Teresa Castillo, nació el 15 de octubre de 1908 en Cúa, estado Miranda, en la hacienda familiar "Bagre", dedicada a la producción de café. Cuando sólo contaba con dos años de vida, murió su padre y su familia marchó a Caracas.
Algún día ella misma recordaba desde el escenario reflexivo que siempre la acompañaba y la sabiduría de madre coraje… "Éramos pobres, pobrísimas, en mi familia había sin embargo, el afán de que figurásemos en la sociedad" que hoy en día está tan mal parada. Pero en aquella época la sociedad estaba constituida por familias de apellidos. Yo me acuerdo que desde chiquita yo me burlaba de eso. A mi eso me chocaba, me parecía humillante pretender ser lo que no éramos".
En 1934, emigró a Nueva York, donde trabajó en una fábrica como costurera. Luego intentó permanecer en Estados Unidos, pero ninguna de sus gestiones resultó porque estaba sindicada como revolucionaria. Regresó a Venezuela en 1935, tras la muerte del dictador Juan Vicente Gómez, y fue detenida ese mismo año en la Jefatura Civil de La Pastora por repartir propaganda subversiva.
Desde su fundación en 1941, María Teresa Castillo trabajó en el diario Últimas Noticias, y en 1946 ingresó a la Escuela de Periodismo. Ese mismo año contrajo matrimonio con el escritor y periodista Miguel Otero Silva, cofundador de El Nacional y amigo suyo desde 1928.
Durante toda su vida nos ofreció su temple de divulgadora, aliada y trabajadora incansable por el valor de una cultura ligada al crecimiento intelectual de nuestro país. Participó en la fundación de instituciones como el Ateneo de Caracas (de la cual fue presidenta vitalicia), el Museo de Bellas Artes, Museo de los Niños entre otras instituciones trascendentales.
Recibió numerosos homenajes en el mundo de la cultura, la Casa de la Cultura de Chacao, el premio instituido por el Ateneo de Caracas y la Enciclopedia Británica, el premio al largometraje Nacional de mayor calidad artística entregado en ocasión del Festival del Cine en Mérida de 1987 y la Orden creada por la Gobernación del Estado Miranda, que se otorga a los pioneros de las artes y la cultura de ese estado.
Desde mi modesto espacio de difusión, le brindo a ésta compatriota mi eterno agradecimiento por colocar muy en alto nuestros valores ciudadanos, extrañaré siempre su cordialidad y grandilocuencia, su tributo a todos nosotros como ciudadanos de este hermoso país, como colegas de incansables luchas y muchas veces, retadores en un destino pleno de contradicciones.
María Teresa, confío que lo que una vez compartimos en un Festival Internacional de Teatro… Venezuela será siempre una patria grande… mientras existamos pensadores y motivadores culturales que la queramos bien y nos demos a todos los que aún no han aprendido a amarla…. SEA TU LEGADO
Fuente: Julio César Alcubilla B.-www.recordreport.net