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Pavlov, o la búsqueda de la excelencia interpretativa bajo la dirección de María Brito

Caracas, 11 de Marzo de 2017.- Una entrega más de la Escuela de Espectador de Venezuela.- 
El teatro San Martín estrenó ayer la nueva temporada de la obra del dramaturgo Gustavo Ott: "PAVLOV 2 SEGUNDOS ANTES DEL CRIMEN", la cual fue recibida por la crítica mundial con varios premios en su primer estreno. Y que desde ayer con un elenco de jóvenes promesas de la nueva escena capitalina, logró ser ovacionada por sus aciertos. 
Concluyendo este servidor, que luego de lo vivido en los últimos montajes, nos reencontramos de nuevo con la factura promisoria del gran teatro venezolano de otros tiempos.  
Por: Julio C. Alcubilla B.- 

Las Premisas previas  a la escena
Agradeciendo la estimación a mis textos que me conceden los lectores, en los que intento ofrecer mis valoraciones críticas, tuve el placer una vez más de entrevistar a la directora de este montaje, María Brito, dos horas antes de la escena. Quien gentilmente accedió a responder interrogantes de gran valía, para reconocer su tránsito y esfuerzo en el proceso de dirección de actores y  el valor interpretativo de esta pieza teatral. 
Partiendo de lo demarcado en sus primeras consideraciones de dirección, para lograr atrapar al público y descubrir al culpable de un asesinato contra una mujer, en esta oportunidad, representante de una sociedad plena en antivalores. 
Un elenco que logró conmovernos, por su entrega, aun reconociendo que a partir de esta función de estreno, alcanzará mayores resultados en el proceso y logrará cristalizar su temporada, colmada de elogiosos comentarios.
Jennifer Morales, Adriana Bustamante, Leonardo Gibbs, Wilken Smitt  y Elmer Pinto, alcanzan entre matices, que más adelante distinguiré,  solidez interpretativa y logrado trabajo en el eje de dirección.  
Engaño, mentiras, pasiones exacerbadas, manipulación, fragilidad, muchos elementos que forzan un trabajo interpretativo, enérgico, vibrante plasmado a través de un ritmo concebido estrepitoso, vertiginoso. Que obliga la construcción de cada uno de los personajes, exponiendo sus fortalezas y debilidades, midiendo en cada minuto de la escena el alcance identificable de lo verosímil. 
En Pavlov, los personajes implicados en la trama, han de revelar sus debilidades existenciales, antes de que el espectador logre identificar, el universo de realidades mayores que lo insertan en la escena. Porque todos los personajes parecen ocultar secretos, fingir sus sentimientos, o simplemente están obligados a ser lo que no les bastaría ser por sí solos. 
Por otro lado, el texto de Ott, conserva su sentido poético a partir de la representación, pero a la vez es revelador del tiempo popular en que vivimos, o de la herencia que otros tiempos han legado al nuestro. 
El trabajo de dirección y de intérpretes en tal sentido, debe alcanzar lo que el propio Gustavo Ott, concibe: "El público ya no es catalogable, porque este muchas veces viene al teatro a que le guste, esa propuesta que ha concebido como apreciable". 
El espectador ya no resiste mucho los ritmos adormecedores, los personajes difusos en lo interpretativo. El verbo que no se evidencia a través de la dicción y que pierde ritmo y el gesto que no acompaña la dramaturgia del cuerpo.  
Ott se caracterizaba por la sorpresa al final de sus obras en ese período, en lo que denominó "el trabajo de las últimas páginas". El permitirse en lo interpretativo excesos, presentar nuevos acertijos, atreverse a transformarlo todo. 
PAVLOV 2 SEGUNDOS ANTES DEL CRIMEN de Gustavo Ott, propone a la directora María Brito no caer en la propuesta del teatro político como deformación de lo panfleteo, o la venta de las recetas más obvias de un pensamiento típico y tópico.  Aunque éste estuviera camuflado bajo mantos de una censura hacia el poder de los medios de comunicación o ceder terreno a las mitologías izquierdistas. E incluso exponer el victimismo más simplista. 
Su propuesta por así decirlo podría  profundizar en una identidad mejor visionaria para este nuevo milenio: progenitora del contraste o clichés y tópicos interpretativos,  arrastrados por la necesidad de ponerle etiquetas a cualquier proceso cultural o artístico en nuestro país, como parte del teatro Latinoamericano.  
Resaltando su capacidad de identificar posibilidades para desarrollar discursos acunados en la búsqueda e investigación en las Artes Escénicas, y esto ser legado a su trabajo de dirección de actores, lo cual fue evidenciado en este montaje. 
En otro universo valorativo, por parte de los actores, la interdisciplinariedad de las artes  ha de ser un proceso, servido y degustado para el público. Consolidando la comunicación de un espectador más receptivo, deslastrándose de una escena dominada por una identidad que deja a un lado el respeto al otro.

Lo valorado en la escena

Los intérpretes:
En este ejercicio de valoraciones acerca del hecho teatral en lo interpretativo actoral, se puede concluir la entrega y complacencia de un trabajo logrado, entre luminiscencias. Como ha de esperarse, con un elenco nobel y un proceso que se inicia, entre distinguibles aciertos,  para un mayor desarrollo:

Adriana Bustamante.- En su rol de "Amada de la noche", logra derrochar su fuerza interpretativa, en la que el espectador queda atrapado por sus gestos concomitantes, por su manera de colocar al interlocutor claramente en el clímax interpretativo, para que el público capte directamente su mensaje, hasta lograr comprenderlo. Aunque ha de alcanzar un mayor esfuerzo en la dicción. 
En muchos momentos con más fuerza expresiva y elocuencia, evidencia transiciones en cada uno de tempos escénicos plasmando una alternativa mejor lograda y  a la vez alternancia: con el ritmo, expresión corporal, máscaras teatrales, tonos interpretativos y solidez como resultado.
Hay un texto… una frase…una escena dentro de la escena, que resulta tan conmovedora como enérgica, en la que el espectador, se hace uno con su conciencia y la actriz logra su cometido…conquistarlo sin remedio. 
Wilken Smitt: Es Mauricio, el cristiano psicópata. Probablemente la juventud oferente y cierta inconsciencia para enfrentar la envergadura de un importante rol, o el juicio  u ojo tenaz de la directora Brito, en la selección de este joven talento, hicieron lo propio. Lo cierto es que como espectadores logramos sin pretender ser en extremo elocuentes, evidenciar un sólido trabajo interpretativo. En un actor que de continuar así, sin duda alguna alcanzará aún mayores reconocimientos.  
Smitt se nos revela  a través de su gran potencial partiendo de la imaginación y la chispa: el gesto y la manera de decir, la entrega y la arquitectura de su personaje, el logro y los niveles interpretativos, colocándolo en una escena de profundas reflexiones.
Mauricio rompe la cuarta pared, exponiendo un trabajo de dirección de notable acento, y se dirige al público, a la sociedad, penetrando su conciencia. Con un parlamento intimidante, desnudando a una población caótica. 
Jennifer Morales: Tres personajes, nos resumen su lograda capacidad interpretativa. Una actriz que en el rol de Pili la secretaria, nos envuelve con su fuerza de gran comediante, impactando por su registro y chispeante acierto. 
En la madre, probablemente se adormece, o se desdibuja en la interpretación un tanto floja, o poco lucida al comprobar el brillo de su primer rol. Es tal vez el personaje más dramático que la aleja de la comediante. Para luego conquistarnos nuevamente, en Consuelo, donde retoma a una comediante, esta vez sensual, lasciva. 
Expresionismo natural, realismo, el gesto que se hace cotidiano y familiar. Sus personajes no sólo hablan en forma natural, sino que poseen una psicología de seres comunes; sus acciones se asemejan todo cuanto se pueda a las acciones de la gente real. Representadas para convencer al público de que la acción que desarrollan podría darse en la vida. 
Logra por un lado elevación de espíritu y expresión, y por la otra conseguir el efecto dramático de la reflexión en el público, sin perder la sensación de naturalidad. 
Leonardo Gibbs, es Paco, el Inspector: un actor que nos ofrece un trabajo resuelto, aunque revisable en la manera de ofrecer el texto, en la forma de decir. Por otro lado, es un personaje que se debate entre la evolución interpretativa y el ímpetu no controlado de sus acciones.
Entra convincente a la escena, su complexión física y proyección gestual, le ayudan con notorio acento. Sin embargo, a veces no resulta tan creíble, cuando por la rapidez del ritmo, sus palabras proponen por un lado un trabajo verbal atropellado y por el otro una interpretación con ligeros matices, en lo que no se logran transiciones distinguibles. 
No podemos concluir, que sea un actor oscuro o poco acertado en su tempo y trabajo interpretativo. Sin embargo nos ofrece un resultado revisable, que de seguro mejorará de función en función. Si se propone manejar mejor la dicción, el contraste, sobretodo en tonos medios o reflexivos de sus parlamentos. Para que esto ayude a ese mejor trabajo que nos muestra en su gestualidad y manejo de la expresión corporal. 
Elmer Pinto, es Eduardo, el personaje más opaco, el menos concebido y el que amerita madurar. Pinto es probable que estuviera demarcado por la dirección, en un personaje que entra o se aproxima a la farsa. Afectado en su construcción interpretativa, por ciertos rasgos divinos o que aluden a la divinidad contemporánea de un actor efectista. Sin embargo se hacen muy notorios sus desniveles vocales, su olvido, y las muy contadas transiciones plausibles. 
La ritualidad con que maneja su energía corporal, tampoco le ayudan. Aunque no podemos concluir con un trabajo mediocre, sólo aspiramos logre ser más resuelto y enérgico. 
El Montaje
La estética planteada, utilizando los valores blanco y negro como metáforas del caos, junto a la inserción en el clímax de la obra, del tono rojo sugerente, el cual aparece como anuncio de la pasión contenida en el subtexto y psicología de los personajes. Además como el presagio de la barbarie a cometer, nos permiten elogiar dentro de una estética minimalista, el acertado estudio que da cabida a la propuesta.
El simbolismo de Gustavo Ott, también se hace presente en la escenografía, en el vestuario y los elementos semióticos.  Favoreciendo al tratamiento y a la puesta en escena, con elegancia, análisis constructivista, atmósfera conductista y estética relevante.
Pavlov de Gustavo Ott, recibió en su primer estreno varios galardones nacionales e internacionales: Premio en el Festival Internacional de Liverpool, Premio Nova Scotia, Canadá 1998 cvomo mejor obra y Hungría en 1998,
El elenco original 1.986, fue conformado por: Antonio Delli como Mauricio, Sebastian Falco como Armando de la noche, Rolando Felizola como Paco, Ivette Hurtado como Pili, Ricardo Castevilla como Eduardo, MildredRivas como la madre y Norka Russo como Consuelo y el Locutor Klever Guerrero. 
Un espectáculo realmente que debemos ver

Por: Julio C. Alcubilla B. 

Fuente: Julio C. Alcubilla B.- Crítico de Artes Escénicas-Periodista
www.recordreport.net

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