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Compadres, una historia de gochos y talento

El Periodista, Dramaturgo, Actor y afable hombre del teatro, Javier Vidal Pradas, es el motivo para que Julie Restifo, talentosa actriz y Directora de ésta su última obra teatral, sea la maquinaria puesta de manifiesto, para ensamblar un trabajo alquímico, potente, jocoso, pícaro, con un elenco de grandes figuras.

Por: Julio C. Alcubilla B.

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Unidas a nóveles talentos de nuestras artes escénicas, ofrecen al espectador una historia teatralizada profunda en contexto y escrupulosa en su abordaje investigativo, logrando una puesta en escena trascendente. Que dibuja el retrato de nuestra idiosincrasia política en Venezuela, con tres personajes principales que fueron responsables en más de un tercio del siglo XX, de los destinos de nuestra nación. 

El Aporte de Javier Vidal…

Ésta obra, luego de su primera pieza teatral sobre temática histórica, "Diógenes y las camisas voladoras", estrenada con éxito en 2011; pertenece a una serie en la que el dramaturgo Javier Vidal aborda la ficción histórica o la historia teatral, como él ha expuesto. Ambas invitan a un ejercicio de memorización, en el que el espectador logra reflexionar y hacer relectura de sus conocimientos de la historia política del país. Vidal, se inspira para producirla en  el libro "La guerra de los compadres" de Simón Alberto Consalvi; una obra que el mismo Vidal, reconoce como laberíntica. La misma refiere los tiempos de la aclamación, enfermedad y exilio forzado de "El Cavito" (el General Cipriano Castro) y su amistad con el compadre Juan Vicente Gómez.

El autor luego de ello, logra una exhaustiva investigación que le permite darle estructura a la pieza teatral y construir minuciosamente cada uno de los personajes. Alcanzando un producto que muestra a la Venezuela de entonces y bien podría simbolizar, una catapulta para el espectador, al invitarlo a una lectura rural y militarista…"de una Capitanía General, que no terminaba de ser asentada y mucho menos prospera". Pues la misma se aisla del mundo moderno del progreso, en una democracia evolucionista. Para muchos de nosotros éste espectáculo, puede ser conectivo, con la Venezuela que estamos viviendo en estos tiempos. Sin que ello haya sido considerado por el autor como recurso efectista, o esté específicamente señalado.

Seis escenas muestran la grandilocuencia de Castro y su personalidad helénica, al mismo tiempo que corrupta; contraponiendo el atinado esfuerzo en la contención y vivaz verbo de características punzantes, del General Gómez. Un recurso que nos permite reconocer su trascendente liderazgo rural que lo caracteriza, en su visión de una hacienda llamada Venezuela, la cual persigue hacerla "moderna" y de cuentas saldadas.  Estos dos personajes, se unen al equilibrio de Eleazar López Contreras, que sólo "se rinde" al poder de quien manda, alternando con la inocencia social ultrajada.

Enmarcada con cierto aire de Sainete,  éstos Tres "gochos", que  leían prensa, libros que muchas veces les hacían leer, para estar a la altura de las circunstancias y fornicaban con cualquier hembra, para saciar su sed de machos cabríos y perpetuar su gallardía de virilidad popular… aun siendo desértica, después de los años; nos cautivan con sus parlamentos, haciéndonos partícipes de su historia. 

La Visión de Julie Restifo
Julie Restifo, con más de 35 años en el teatro, participó en un taller de dirección teatral dictado por Javier Vidal, en el Ateneo de Caracas y para el año pasado (2013), dirigió en ésa cede, una lectura dramatizada de ésta obra "Compadres". Antes, enfrentó experiencias similares en el Trasnocho Cultural, el Centro Venezolano Americano y con el grupo de teatro de aficionados del club ítalo-venezolano. Restifo, asume con ésta pieza teatral, su primera dirección formal; comprendiendo que está al frente de dos personajes históricos muy fuertes. Representantes de la masculinidad vernácula del venezolano, que mantienen su ritmo de intenciones en el contraste. Dos temperamentos yuxtapuestos dentro de la trama, que para alcanzar equilibrio en su dirección, se nutren de su conocimiento y trayectoria como actriz. Profundizando mucho en las vulnerabilidades que dan vida al aspecto psicológico de sus personajes, con énfasis en el de Cipriano Castro, "El Cabito". En aquellos últimos momentos, cuando el General Juan Vicente Gómez se montara en el poder. En tal sentido, los roles escénicos son  dirigidos desde la perspectiva del juego de máscaras, en el que todo lo que se dice, propone un efecto o causa.

Por otro lado ese contraste de Castro con Gómez, permite reconocer y conectar aún más a la figura de Castro ante el espectador. La cual no ha sido de recurrente lectura popular o de conocimiento en nuestro país. O por lo menos, no tan conocida como la del General Gómez. Castro en la conducción de Julie Restifo y en la interpretación sin fisuras, pulcra, ocurrente de Juan Carlos Gardié; vocifera, fanfarronea,  enarbola su ego; deja ver su enfermedad, su debilidad política, su violencia sexual acunada  por una incapacidad, que lo compromete en la escaces de respuestas sexuales frugales. Sus afecciones de hombre de campo, sumergido en una cultura superficial, parecen provenientes de una cartilla o recetario del "monsieur francés", que convive con el palurdo no domesticado y el mediocre anarquista. Nos deja claro por otro lado, su prepotencia en profundidad y jocosidad envolvente.

Por su parte Juan Vicente Gómez, interpretado con riguroso trabajo, por el actor Antonio Delli; nos muestra en el gesto escaso, contenido, que aún desde esa contención deja ver su humor mordaz, complementado por su desplazamiento montuno, pesado, en su doblez en la columna vertebral con proyección anterior. Su pausa…"COMO EL CÓNDOR QUE ESPERA al asecho de su presa"… ; logra ser fulminante en sus parlamentos y esa máscara contenida, conquista al espectador con un nacionalismo ultranza, de tenor rebuscado, el cual añora desarticular conciencias.

Julie Restifo, arropa el texto de Vidal, con una profundidad mística, que la lleva a revisar y analizar  su puesta en escena, dentro de un desarrollo o proceso, alimentado por su elenco. Jan Vidal como Eleazar López Contreras, logra un rol comprometido en la gestual irónica, por momentos, matizada por la comicidad y lectura intimista de su personaje. Éste López Contreras, joven, que es sometido a la genuflexión del poder que manda, nos deja escapar su energía, su temperamento,  bridando al espectador, la develación de un trabajo logrado, a través del equilibrio sin estridencias.

Como he comentado, la pieza nos da a conocer los meses que transcurrieron entre la renuncia del presidente Cipriano Castro, su aclamación, enfermedad y posterior exilio forzado de 1906 a 1907, cuando Juan Vicente Gómez asume el poder. La fuerza del texto dramatúrgico,  recae entre Castro y su compadre Juan Vicente y el joven edecán Eleazar López Contreras. Incorporándose el  único personaje femenino, representando por la nobel Laura Gardié, como María de Magdala  (LA NINFA).

Más que elogiar su trabajo, considero a ésta joven y hermosa actriz, una develación para nuestras artes escénicas. A la cual se le ha de reconocer el esfuerzo en profundizar con su poder dramático, el clima actoral necesario, para que en los momentos trascendentes de su intervención, logre mantener el ritmo, el gesto y el verbo, en armonía y gracia contundente. Laura hace tres entradas que resumen tres épocas distintas, un ejercicio que nos deja claros la transición temporal de su personaje. No sólo en el desarrollo de las acciones, sino en su respuesta intimista de su yo plataforma del actor. Su trabajo a la vez, es connotativo de tres etapas en la vida de una mujer, sometida al rigor ventajoso y especulativo de su existencia en una época;  en la que su dignidad, era motivo deformador de conciencias. Laura entra como una Ninfa, una niña hermosa, cándida, inocente, la cual será sometida por su deseo de formar parte de la familia presidencial, a la pérdida de su urbanidad y valores más íntimos. Al salir, no es la misma, refleja la amarga experiencia  de haber sido la amante del primer mandatario del país, quien la ultraja y preña, llevándola al final a ser una monja Ursulina.

La música y Escenografía, más que una propuesta.
Julie Restifo musicaliza la obra, sin llegar a ser un musical, sin embargo nos permite escuchar en una escena maravillosa, cómo Castro y Gómez, cantan un himno, inundando la sala de nacionalismo. Los símbolos patrios, las frases sonoras y todo ese arsenal colectivo, de referencias y matrices de opinión, que la memoria de la sociedad, nutre  en la vida de Castro; al cual intelectuales y poetas, le rindieron pleitesía. De forma tal que la música, contextualiza algunas escenas; al igual que la exquisita escenografía, apegada lo más cercana a la época. En la que los colores lima y rosa viejo, los elementos de utilería y el lujo francés, son seleccionados con esmerado acento. El vestuario, de Raquel Ríos, un laborioso trabajo de investigación y realización, acentuado por telas nobles, como la seda, moaré, brocados, gabardinas, etc. La producción de este montaje está a cargo de Samuel Hurtado y la escenografía corresponde a Carlos Medina.

Memorable la escena de la última cena de Castro y Gómez… un banquete de degustación francesa, en el que el Maestro August Escoffier nos tienta, el vino de los reyes, nos provoca,  la vajilla, mantelería, cristalería y platería, nos seducen y las actuaciones, nos comprometen, con el aplauso prolongado.

La obra se presenta en el Espacio Plural del Trasnocho Cultural, los viernes a las 8pm, sábados y domingos a las 7 pm. Paseo Las Mercedes, Caracas

Fuente: Lic. Julio C. Alcubilla B,- Artes Escénicas

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