«Bajo Tierra»…la escena que lacera por su potencia interpretativa, trabajo de dirección y de autor- Venezuela
Intento a través de estas líneas obligarme a sintetizar lo que un espectáculo alcanza, en el que el arte teatral se dignifica más allá de lo trascendente.
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Probablemente la pasión envuelva a mis palabras, como por igual pudiese ser que se me aparte de una concepción "purista", "cotidiana" o "contemporánea", del trabajo que supone el correcto ejercicio de la crítica teatral contemporánea. De seguro para muchos mis valoraciones están ceñidas a una lectura extrapolada, por un acto que logró catapultar una vez más, profundas reflexiones…
Aristóteles, lo planteaba cuando consideraba que el teatro era una imitación, (mímesis) de la realidad. Aceptando por igual que todas las formas de arte en mayor o menor medida, surgen como imitación del mundo real, que concluye en la utilidad de las cosas, su apariencia y el funcionamiento de la mente humana. En el mismo contexto sería poco estimable obviar, que cuando asistimos al teatro de alguna manera vamos a que nos mientan, a vivir una ilusión que logra ser verosímil. Llegamos a ser testigos o mirones de excepción de esa vorágine emocional, orquestada a partir de intérpretes que tienen como único objetivo impactar a nuestra humanidad; a través de recursos escénicos e interpretaciones, muchas veces repletas de guiños viscerales, gestados desde muy dentro. Los cuáles en algunos montajes exitosos, nos invitan a viajar al pasado, presente o futuro, logrando el alcance de lecturas o miradas distanciadas por el tiempo.
Una suerte de situaciones paralelas en iguales o diferentes planos, en las que la iluminación, el sonido y el juego escénico, son cómplices que se unen a la acertada escenografía. Elementos todos que nos hablan e impulsan valoraciones, comúnmente inexplicables, que nos proponen indagar en las nobles letras e investigaciones de los teóricos del teatro del mundo y sus orígenes. Esto describe inicialmente, el reciente montaje del Grupo Teatral "Rio Caribe y la obra BAJO TIERRA, dirigida magistralmente por Francisco Denis y producida por Sathya Rengifo. La cual es una adaptación de la "Teatralogía del Petróleo" de César Rengifo, disfrutada el pasado domingo 31 de Mayo por un servidor, en el Teatro Bolívar de Caracas. Me sería injusto no reconocer éste trabajo, sin antes considerar el minucioso estudio que antecedió al espectáculo, o lo que a mi parecer fueron las improntas que modelaron el alcance del mismo, a modo de abordaje dramatúrgico o interpretación de su sinopsis.
En primer lugar, estamos ante una obra escrita e interpretada a partir de los textos de Rengifo, pero que más que una versión es un poema escénico histórico "con Rengifo", sobre la revisión de los textos de la "Teatralogía del Petróleo". Éste tema de la dramaturgia "Rengifiana", comenzó a darse a conocer a partir de 1954, con la obra "El Vendaval Amarillo". La cual era una pieza que trataba la invasión y destrucción ocasionadas por las perforadoras en el pueblo de "Lagunilla de Tierra", cuyos habitantes se vieron en la necesidad de desplazarse y fundar "Lagunilla de Agua", sobre el Lago de Maracaibo. Un espectáculo que nos acerca a la pobreza que se adormece en su cotidianidad lacerante, un pueblo cercado por las alambradas de las grandes haciendas y el ulterior estallido de la industria petrolera. Región no exenta del enriquecimiento de las compañías explotadoras extranjeras, que no solo dejaron miseria y destrucción estructural, sino física y moral en dichos pobladores.
Más tarde, Rengifo para 1970 desarrolla la pieza "En Las torres y el viento", en el que nuevamente el petróleo como tema histórico nos vincula a esa identidad nacional del drama, convergiendo pasado, presente y futuro. El autor nos propone un fondo realista, y Denis con su agrupación "Teatro Río Caribe", en este 2015, nos ofrece en el trabajo de dos actrices que contemplan imágenes del televisor, en tiempo actual, lo que Rengifo consideraba alucinaciones del protagonista. Mostrándonos como si sintonizaran la telenovela del día, la realidad pasada y presente que nos oprime. Nos seducen en su propuesta escénica, sin alterar el hilo conductor y la maestría de un trabajo de dirección de actores sin fisuras, y un elenco comprometido, visceral, determinante en su propuesta interpretativa.
En este espectáculo la constante realidad, la farsa, la Venezuela rural, cede espacio a la fantasía y sátira, matizada de suspenso…"el Dorado que regresa a la Tierra de Gracia"…El mito que nace de la riqueza fácil, la memoria de los cronistas de Indias, la fiebre de los indios y campesinos por vender, no importando el precio, el pequeño terruño que los vio crecer y el gran subsuelo que enriqueció más al mundo, que a nuestro país. Surgiendo así un nuevo modelo de economía venezolana, que sacrificó el poder de nuestra tierra, agricultura y ganadería…por el legado que hoy nos hace pobres…
Ese chorro negro que nos enajenó, que nos hizo pensar en la "Venezuela Saudita", sirve de marco para una narración escénica sin desperdicios. Este colectivo teatral, se propone divertirnos en lo trágico, a través de una tragicomedia que nos induce a replantearnos si debemos continuar tolerando la locura impuesta, si no pudiésemos intentar el regreso de la tierra verde y productiva.
César Rengifo revisó y expuso con anterioridad este drama hecho testimonio, de una sociedad que comenzaba a ser deshumanizada y que aún no ha parado. De un colectivo de compatriotas modelados por la indiferencia, pasivos ante el dolor ajeno. Prisioneros de un eterno combate, ausentes de la dignidad como modelo. En éste montaje las revisiones de su texto dramatúrgico se complementan, con el análisis a profundidad de la obra pictórica de César Rengifo y el valor hecho aporte inobjetable de un elenco progenitor de teatralidad consistente.
La escena
Cuadros escénicos unidos a través de variados tratamientos interpretativos, en los que la musicalización, las voces y la fuerza de la palabra, ciertamente nos acercan a una intensa revisión histórica, plena de contenidos reflexivos. Un lenguaje dentro de la puesta en escena que nos permite reconocer diferentes planos o visiones, e ir interpretando donde se sostiene el trabajo de dirección y la potencia de la interpretación de actores: ese ir hilvanando sobre un mismo eje escenográfico una rica estructura narrativa, profusa en su contenido estético; lo cual nos permite a la vez constatar el compromiso asumido.
Los elementos trágicos expuestos por Rengifo, son tomados por el director Denis, con profundidad interpretativa, tratamiento cinematográfico, plástica envolvente y giros dramáticos que se alternan con cantos. En la unión del presente que mira como una telenovela…"La caótica Venezuela petrolera", plasmada en una historia de campesinos, hombres de otro país y costumbres. Que pudiese aislarnos en esa cotidianidad hecha drama, progenitora de lágrimas, protestas, inmoralidad, corrupción y risa.
Un relato que nos mantiene en casi dos horas, estar atentos a la revisión de nuestra tensión emotiva. Logrando que la "sintaxis del relato teatral", nos atrape. César Rengifo supo exponerlo, cuando considero algunas revisiones acerca del arte en general…."Creo en el arte en conjunción de humanidad; por eso tanto mi pintura como mi teatro se orientan a expresar sentimientos, pasiones y conflictos del hombre en acción perenne de perfeccionamiento. Como artista venezolano creo y siento que debo expresar a mi pueblo, por ello persigo, dentro de formas nacionales, aquello que, como síntesis esencial, une nuestro espíritu a lo universal. Lograr eso a cabalidad es mi tarea fundamental y por lo cual estudio y trabajo día a día. No es fácil pero tampoco imposible. Una nación, un país perviven por sobre todas las cosas en la medida en que es fuerte y creador su espíritu nacional. La tarea de los artistas nuestros debe ser la de contribuir con sus obras al fortalecimiento y desarrollo de ese espíritu. La suma de cuanto se haga en ese sentido, unido a lo que ya han hecho los artistas nuestros del pasado siglo, determinará el resurgimiento de un verdadero y poderoso arte nacional".
Bertolt Brecht en observancia, frente a la obra "BAJO TIERRA"
Me permito ésta licencia comparativa, porque de alguna manera Brecht estuvo presente en el proceso creativo, de dirección y de interpretación…Brecht consideraba que la observación del arte puede conducir a un efectivo aprovechamiento del mismo, sólo si existe un arte de la observación. En tal sentido dentro del teatro se propone la identidad de un espectador que resume a un observador versado, capaz de aprovechar el resultado de lo expuesto. Para que a su vez dicho resultado de la creación sea concebido tras el aporte de nosotros mismos, como público. Como lo decía Brecht: "ejercitar una cierta dosis de fantasía, acompasar o bien contraponer nuestra propia experiencia, a la del artista o intérprete"…, o en este caso a los creadores de la escena de la pieza "BAJO TIERRA".
Debemos comprender que el arte no puede ser conquistado de manera fácil, se hace necesario observarlo exactamente en su dimensión, es decir de manera profunda, amplia y grata. No solo es la impresión inicial la que nos queda, o el objeto que ella modela, sino también otros objetos que nos rodean. La obra de un creador de la escena, al igual que la obra del artista, no es sólo una expresión que nos permite entretenernos, recrearnos, la obra teatral ha de explicar la verosimilitud que representa, refiriendo y traduciendo las experiencias que el artista, dramaturgo, director o puestista, ha llevado a cabo en la vida, que nos permite por igual, identificar el universo que conforma su mundo.
Brecht consideraba que el realismo tiene que ver con los distintos medios que utilizan las distintas artes a fin de poner la realidad en manos de los hombres, de forma que puedan señorearla. Al mismo tiempo a través de su teoría del distanciamiento, en la que obra habría de distanciarse respecto al espectador o receptor, para lograr a este último, provocar una actitud crítica de la obra y por ende reconocer la realidad social representada en ella. Uniéndose, a lo que consideró Brecht como el punto de fuga en la obra, o hacia donde se ha de dirigir la mirada. Como espectadores en tal sentido, debemos recorrer los espacios escénicos de la obra "BAJO TIERRA" y sus escenas, como si estuviésemos dentro.
Esto lo logramos identificar aún más, cuando reconocemos en la escenografía rica en elementos semióticos, los tonos inspirados de la obra plástica de César Rengifo, preponderantes en gamas terrosas, beige, ocres, contrastando ligeramente con los naranjas quemados, (influencia en Rengifo de los muralistas mexicanos); y en los bordes oscuros de cada cuadro escénico, además de esa progresiva claridad hacia el centro del escenario, que nos da la idea de que se tiene que transitar, 'ir hacia la luz', como lo explicaba Brecht, "sufrir una metamorfosis, un llamado al cambio". El escenario en éste montaje es capaz de contener múltiples escenas, logrando alcanzar una lectura imaginaria del recuerdo que se nos ofrece plásticamente, un cuadro a la vez doloroso y hasta cierto punto colmado de los ausentes. Precedido por Juan Vicente Gómez, el primer venezolano que vendió las tierras y el petróleo de nuestro país a potencias extranjeras. La iluminación, adecuado acierto, junto al vestuario, enriquecedora lectura histórica, complementan nuestra lectura.
Por otro lado, al igual que en la teoría del distanciamiento de Brecht, se proponen las repercusiones políticas y sociales, de un hecho. No podemos escapar del teatro épico que Brecht supo considerar, y que Denis el director de la obra, consideró: lograr que la audiencia sea una colección de individuos capaces de pensar, de razonar y de juzgar, a través de la narración de sucesos. Intentando que el espectador sea un crítico, capaz de ir contra la trama y se despierte a través de los argumentos expuestos.
El elenco está integrado por las actrices Valentina Garrido, Zair Mora y Verónica Arellano y los actores Luis Domingo González, Jesús Carreño y Anthony Carrillo. Junto a ellos Rafael Sequera tuvo la responsabilidad y creación, de un trabajo realmente notable, la escenografía y en el vestuario, Erick Del Búfalo quien fue muy acertado, en la fotografía, así como Sathya Rengifo en la producción y el aporte de vital abordaje que hihace Karin Valecillos , como responsable de la versión junto a la dirección e iluminación de Francisco Denis.
Fuente: Julio C. Alcubilla B.- ARTES EScËNICAS-Teatro