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Angel Pelay… el actor de El Hombre de la Rata – Venezuela

Pelay, con apenas 9 años de carrera, actor de grupo teatral Las Tres Gracias, que dirige Sheila Colmenares, nos permite reconocer en su tránsito más que una joven promesa, el tenor de un próximo consumado actor.   Imponiéndose con un trabajo ciertamente promisorio,  en el que destacan: la memoria afectiva la cual cede paso a la memoria sensorial y emotiva. Una propuesta  orgánica, interesante y debeladora.
Por: Julio C. Alcubilla B. 
Twitter: @editorglobal
Telf. +0412-200.53.90 (Venezuela)
No pudiese aproximar a mis asiduos lectores, al análisis de mis visiones críticas con respecto a éste montaje, sin intentar reconocer el entorno que el célebre dramaturgo de nuestra venezolanidad, Gilberto Pinto, plasma en su obra "El Hombre de la rata".  En primer lugar, hemos de reconocer que estamos al frente de una pieza que se destaca por un estilo muy propio, basada en las formas específicas en el tratamiento del ser y del personaje, llevándonos a una lectura de nuestra idiosincrasia. Carlos Dimeo, profesor en el postgrado de teatro latinoamericano de la Universidad Central de Venezuela, manifiesta claramente que la dramaturgia de Pinto se encuentra empapada de esa mirada que hace uso de la historia y de la política como temas y como formas de diálogo, para describirnos la manera de ser el venezolano… "El dominio que se deriva de su dramaturgia está condicionado por un leit motiv subyugante para los personajes de sus obras, que se extiende en una crítica y una pregunta al venezolano de hoy, que ve en sus años pasados terribles fuentes de la crisis que pervive en nuestro país".
En ésta obra, existe una alusión directa en el símbolo de la rata, onomatopéyicamente sobre la forma en que hacían política los líderes de Acción Democrática. Es por eso, que puede ser una pieza de recurrente lectura, debido a las referencias de nuestro actual momento político, social y económico, en Venezuela.
Revisando declaraciones de éste notable actor, director y dramaturgo venezolano, Gilberto Pinto, hallé una que describe o condensa lo antes expuesto…. "Yo no he vivido bajo ningún gobierno que garantice una democracia plena, todos han sido represivos, todos han sido corruptos. Es mentira que han ayudado a las masas populares, porque siguen siendo incultas y siguen estando desprotegidas. Del primer gobierno que yo tengo conciencia es del de Rómulo Gallegos y lo tumbaron, Marcos Pérez Jiménez, una dictadura, de ahí en adelante todos los gobiernos del Pacto de Punto Fijo, Betancourt, Caldera, Carlos Andrés Pérez, Jaime Lusinchi: ninguno se ocupó de lo que tenía que ocuparse".
En tal sentido, la dramaturgia de Gilberto Pinto como logramos identificar, viene cargada de una profunda y mordaz crítica social, política e histórica. Distanciada de esa manera de escribir para las artes escénicas, como si se escribiera dentro de la perspectiva de un arte silencioso, alejado de esa especie de pulcritud de los sentidos, de clarificación del diálogo. Gilberto Pinto, por el contrario, declama en sus letras ese sabor enérgico, reflexivo, provisto de énfasis e intensidad, para impactar al espectador.  
Su dominio se circunscribe a un leitmotiv subyugante  en el personaje de Ismael Peraza, interpretado con gran arrojo por Ángel Pelay, del cual más adelante hablaremos. Quien nos hace una crítica y múltiples preguntas al venezolano hoy, pero por igual al ser humano del mundo. Ese ser humano que ha vivido de pasadas crisis, que ha comido el polvo del antivalor y el castísimo de una sociedad que lo quebranta. Su personaje reflejo o espejo de lo que somos, surge como un emblema o tipificación de «lo venezolano», pero también de lo universal involucionado. Porque no solamente sus costumbres lo hacen perder su desarrollo, sino la castración u opresión social, le imponen un riesgo…y él se decanta como ser débil, por perder la razón…y convertirse en uno de tantos locos de la ciudad…y del mundo.
Por otro lado, las zonas de acción de éste personaje central, nos proponen un juego de ajedrez, en el que su vida y entorno, se nos muestran como  las piezas listas,  para posicionar un ataque. De esta manera le vemos sumergido al centro de la acción del personaje, en un marasmo o desarrollo de orgánicas acciones, conflictos y a la vez, reflexiones por parte del espectador comprometido.
Este hombre roto debe convivir con «la rata» o los miembros partidarios del partido socialdemócrata (Acción Democrática) mal llamados ADECOS. Esto si apelamos a nuestro marco histórico, pero por igual, fuera de nuestras fronteras, se expone un hombre roto como consecuencia de una sociedad opresora, en un régimen político y social asfixiante, carente de evolución. Pinto no propone sin embargo el  transformar al espectador, sino de hacerle interpretar en los asuntos sociales, sus particularidades y su co-participación en la sociedad y equilibrio del mundo, desde Venezuela. Constatamos en el texto el dramatismo, intensidad, y persistencia del autor, que no pretende más allá que generar el debate político, social y de coexistencia…
Angel Pelay…el trabajo
Probablemente Stanislavski o Strinderg fueron revisados para lograr la amplitud orgánica de éste personaje, pero me oriento más a lo propuesto por Lee Strarberg, y esa exacerbación de las ideas interpretativas, que ahondaban en el abandono de la línea psicológica ingenua. Pelay, se nos presenta estrepitosamente en la escena, cargado de una emotividad  y ejercicio del cuerpo, plenos de resoluciones, fuerza y contundente lectura, sin embargo con algunos detalles de observancia en su entonación vocal, la cual amerita ciertos acordes, mayor descanso reflexivo, menos ímpetu y persistente entonación. Precisando por igual de un mejor manejo de sus transiciones; dejando claro en su proceso una estimable actuación, dominio envolvente de su expresividad, acentuada por su máscara teatral y la utilización de su dramaturgia corporal y ese proceso creativo de la memoria, propio del método de Lee Strasberg. La memoria emotiva surge en la escena, aunque revisable en su control consiente, se aproxima muy cerca de un trabajo trascendente, que de seguro alcanzará ser más sorprendente, si hubiese más funciones.
El espectador, en un contacto físico-psíquico,  se ve inmerso en una  provocación de  emociones o reflexiones profundas. Recreando sensaciones, dentro de la lectura de un dolor agudo, por la vida de un enajenado social o un loco modelado por la sociedad… Pelay, es actor y estudiante de Psicología en la Universidad Central de Venezuela (UCV), en su rol de Ismael Peraza, el tratar de huir de la manipulación social y la hipocresía,  la represión sexual, social, religiosa, el militarismo familiar, los arquetipos en la sociedad venezolana, nos envuelve…"La pieza destaca la vida de un persona que llega a la locura y toca temas filosóficos,  sociales existenciales, que involucra un poco al público transmitiendo sus pensamientos y sentimientos para al final llegar a ciertas conclusiones".

En una próxima entrega, la entrevista con el actor

Fuente: Julio C. Alcubilla B.-
Artes Escénicas7Teatro

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