Pac-Man (Atari 2600): ¿El peor juego de la historia?
Que Toru Iwatani creara un buen día al comecocos mientras contemplaba una pizza a la que faltaba una porción fue una gran noticia. Sin embargo, el traslado del exitoso arcade a la consola de moda a principios de los ochenta, la Atari 2600, resultó ser un gran fiasco para todos aquellos que lo compraron. Y no fueron pocos.
No en vano, se dice que las ventas ascendieron a siete millones de unidades, todo un hito en el mundillo. Sin embargo, los problemas surgen desde varios frentes. Primero, hay que decir que en 1982, año de comercialización del juego, Atari sobrevalora sus posibilidades y acumula un stock de doce millones de cartuchos. Las ventas fueron fructíferas, pero no lo suficientes. Aquí enlazamos con el segundo gran problema: El juego es bastante mediocre y no colma ni por asomo las ganas de los jugadores por tener al auténtico Pac-Man en sus hogares.
Las cuentas son claras a la par que negativas, y sobran cinco millones de cartuchos que deben ser destruidos. Esta horrible previsión se considera el gran punto de partida para el cataclismo del mercado de los videojuegos, fechado en 1983; una crisis que está a punto de acabar con nuestro hobby favorito, y que se acrecentó de mala manera con el calamitoso juego de E.T. para Atari 2600 que ya comentamos en el PixeBlog. Menos mal que, más adelante, Nintendo y su NES salvarían al mundo de la crisis, aunque eso es otra historia.
El prototipo de la discordia
Pero… ¿tan malo era esta versión de Pac-Man? La historia cuenta que Tod Frye, el programador de la criatura, fue el encargado de realizar el port desde las máquinas recreativas. Sin embargo, parece que al bueno de Frye no le dieron el tiempo suficiente y tomaron un prototipo que él mismo había realizado, lanzándolo de golpe y porrazo al mercado para no desperdiciar la campaña navideña de 1981. Quizás estemos ante la primera víctima del hype comercial.
Lo cierto es que la versión de Atari 2600 era bastante molesta de jugar. Los laberintos se giraron 90 grados, algo lógico hasta cierto punto, dada la orientación de un televisor normal frente a la pantalla de una recreativa. Los puntos se convirtieron en rayas. Los colores escogidos atentaban al buen gusto, y Pac-Man se volvió ortopédico, siendo incapaz de mirar hacia arriba o hacia abajo.
Pero lo que más desquiciaba al iluso comprador del cartucho era el constante parpadeo de los sprites que representaban a los fantasmas encargados de perseguir a nuestro comecocos. Debido a supuestas limitaciones técnicas -una excusa que hoy día sigue utilizándose de vez en cuando-, se hacía bastante difícil distinguir a Clyde y compañía -aunque aquí eran anónimos- sobre todo cuando estaban juntos. He aquí una bonita frase copiada literalmente del manual del juego, para intentar explicar esta deficiencia:
NOTE: Sometimes the ghosts try to hide behind each other, so they appear to be one single ghost chasing PAC-MAN. |
Traducción: Cuidado cuando los fantasmas intenten esconderse uno detrás de otro, porque entonces parecerá que se han fusionado en uno solo persiguiendo a PAC-MAN (no tiene nada que ver con que parpadeen a cada momento poniendo a prueba tus constantes vitales). |
El sonido, otra de las características capitales del arcade, fue destrozado en su paso a Atari 2600, donde echaremos de menos el clásico "waka-waka" de nuestro héroe al devorar las bolas, sustituido por un soniquete bastante desagradable. Realmente se podía salvar poco del cartucho, siendo mejorado en revisiones posteriores, como por ejemplo, en Ms. Pac-Man. La señora quedó muy por encima de su desmejorado marido.
En cualquier caso, y como conclusión, seguro que se nos pueden ocurrir bastantes juegos peores que este Pac-Man -sin ir más lejos, el mencionado E.T.-, pero si nos ceñimos al contexto en el que fue lanzado, las multitudionarias previsiones, la primera muerte por Hype y el punto de inflexión que generó en la cuesta hacia abajo y sin frenos de Atari, sí que puede llegar a entenderse. Al menos Atari pensó en la familia al completo e incluyó un modo "para los más pequeños de la casa", donde los fantasmas tontos eran, además de tontos, cojos. Entrañable.
Allan, uno de los lectores de elpixeblogdepedja.com, defiende al Pac-Man de Atari:
No … creo que haya sido tan malo. En su tiempo compré el cartucho y ya conocia el arcade del Pacman. Esta versión del 2600 resultó ser diferente, pero divertida.
Realmente no entiendo porque es que se lo ve tan mal a este juego. Tal vez sea porque no se parece a la versión original en gráficos, pero el juego es entretenido.
Esto de que los fantasmas parpadean no lo veo tan mal, al fin y al cabo los fantasmas son transparentes ¿o no?. El comecocos se movia rápido y la respuesta al mando era buena. Los fantasmas tenían su propia rutina de inteligencia y al cabo de jugar varios niveles se iba haciendo más díficil eludirlos.
El juego 2 del Pacman recuerdo que era el más dificil de todos. Fue un juego que disfrute bastante, tampoco digo que haya sido el gran juegazo, pero como versión de Pacman, que es la mas humilde de entre la familia Pacman, me parece que cumplió.
Lo del fracaso de las ventas, fue eso mismo, no se pudo vender todos los cartuchos porque se fabricaron bastantes. Las ventas del Pacman fueron superiores a mucho de los exitos del 2600, tal vez uno de los cartuchos mas vendidos hasta esa época, pero obviamente se esperaba más por los costos de la licencia y es por eso que se considera como un fracaso.
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Por otro lado, Osiel Castillo Barraza, en articuloz.com, opina que "Pacman goza de cabal salud", escribiendo:
En 1976, por la calle Morelos, estaba el negocio de videojuegos Chispas. A los 12 años acudía regularmente a este local. Un día de 1981 llegó un nuevo juego: Pac Man y la vida cambió.
Después eran cuatro máquinas con el juego y no se daban abasto. Hacíamos fila para esperar a algunos jugadores que tardaban horas en desocuparlas.
Toru Iwatani, un japonés diseñador de video juegos, estaba un día frente a una pizza. Al quitarle una rebanada del lado derecho, la imagen del popular Pac Man se apareció frente a sus ojos. Lo demás es historia.
Hoy en día el Pac man goza de cabal salud y son millones quienes aún lo jugamos y millones de nuevos jugadores que lo encuentran un tanto divertido, a pesar del avance descomunal en la industria de los videojuegos.
Y quizá sea el eslabón que une a padres e hijos frente a una consola de video.
Por lo pronto Iwatani sigue recibiendo buenos dividendos por un juego que se niega a morir y que nació en la imaginación cuando éste comía una pizza, Toru Iwatani.
Fuente: elpixeblogdepedja.com