¿Es buena para la salud la Copa Mundial en Qatar?
Aunque la Copa Mundial 2022 en Qatar fue aclamada por Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, como “una oportunidad única para mostrar cómo el deporte puede promover la salud”, y la OMS, el Ministerio de Salud Pública de Qatar, la FIFA y el comité organizador esperan crear un «Legado para el deporte y la salud», con el objetivo de proteger la salud de todos los involucrados, promover estilos de vida saludables y promover la salud en futuras reuniones masivas… Pero… ¿Cuál es la realidad? ¿Será este Mundial verdaderamente bueno para la salud?
Aunque los eventos deportivos ofrecen una oportunidad para la promoción de los beneficios para la salud de la actividad física, lo cierto es que las promesas a menudo no se cumplen. Una evaluación basada en evidencia publicada en The Lancet en 2021 indicó que los Juegos Olímpicos no han mejorado los niveles de actividad física de la población y, a menudo, son una oportunidad perdida para la salud pública.
Por una parte podrían mencionarse los patrocinadores más comunes de alto nivel de este y otros eventos internacionales, entre los cuales destacan marcas de de cerveza, comida rápida o o populares bebidas gaseosas, así como, entre estos y otros, a importantes empresas contaminantes de carbono.
En adición, este evento particular ha estado envuelto en preocupación por los abusos a los derechos humanos en Qatar. Primeramente, la economía de Qatar depende de los trabajadores inmigrantes: aproximadamente 2,2 millones de los 2,9 millones de habitantes y el 95% de la fuerza laboral en Qatar son inmigrantes, muchos de los cuales son del sur y sureste de Asia que trabajan en la construcción. Qatar utiliza un sistema de patrocinio, denominado kafala, que vincula el estatus legal de los trabajadores migrantes a su empleador.
Aunque en 2020 se introdujeron reformas como permitir que los trabajadores cambien de trabajo y un salario mínimo, los trabajadores siguen siendo explotados y excluidos de las demás leyes laborales del país. Los trabajadores han descrito alojamiento hacinado, nutrición inadecuada y negligencia ante los riesgos laborales. El acceso a la atención médica depende de los empleadores y se cree que solo el 7% de la población de Qatar está cubierta por al menos un beneficio de protección social. Se comenta insistentemente que el desprecio del gobierno de Qatar por el derecho a la salud de los trabajadores migrantes viola los estándares internacionales e ignora las graves consecuencias para la salud de los trabajadores migrantes y el desarrollo sostenible nacional y mundial.
Otra gran preocupación del evento son los derechos de las personas LGBTQ+. La actividad sexual entre personas del mismo sexo es criminalizada en Qatar; también operan los tribunales de la Sharia, en los que es posible que los hombres musulmanes que tienen relaciones sexuales entre personas del mismo sexo sean condenados a muerte. No se permite hacer campaña por los derechos LGBTQ+ y las personas no pueden cambiar de género legalmente.
Los comentarios de Khalid Salman, embajador de la Copa Mundial de Qatar, refiriéndose a la homosexualidad como «daño mental», hablan del estigma dentro del país y perpetúan la discriminación de larga data contra las personas LGBTQ+ en el fútbol. Aunque ha habido garantías sobre la seguridad de los visitantes LGBTQ+, los llamamientos para que las personas LGBTQ+ respeten la ley de Qatar al ocultar quiénes son comprometen los esfuerzos hacia la igualdad global para esta comunidad.
Existe un intenso debate sobre cómo los futbolistas, los expertos y los fanáticos deben abordar estos temas. Algunos podrían sugerir centrarse en el fútbol. Pero si la Copa del Mundo realmente quiere garantizar un legado de salud, una forma es hablar en contra de tales injusticias y usar el evento como plataforma para pedir un cambio. La actividad sexual entre personas del mismo sexo está penalizada en 69 jurisdicciones en todo el mundo, incluidas 32 de 54 países africanos. Debe abolirse la criminalización de dicha actividad porque tiene consecuencias devastadoras para la salud y perpetúa la homofobia y la transfobia social.
Los trabajadores migrantes a menudo son discriminados y excluidos de los servicios de salud en todo el mundo. Hubo 169 millones de trabajadores migrantes internacionales en 2019; dos tercios de los trabajadores migrantes se encuentran en países de altos ingresos, a menudo provenientes de países de bajos y medianos ingresos. La Comisión UCL-Lancet sobre Migración y Salud expone la valiosa contribución de los trabajadores migrantes a la economía global y cómo a menudo va en detrimento de su salud. Las barreras comunes para acceder a la atención médica incluyen la exclusión de los derechos de salud, las barreras del idioma y el miedo a la deportación. La exclusión de los trabajadores migrantes y las personas LGBTQ+ de muchos sistemas de salud está frenando el progreso hacia las metas de desarrollo sostenible.
Los abusos de los derechos humanos contra las personas LGBTQ+ y los trabajadores migrantes son problemas de salud mundial, no solo de Qatar. El legado de la Copa Mundial de la Salud de 2022 aún puede moldearse. No menos importante, esta Copa del Mundo y otros eventos de de gran categoría son oportunidad para contemplar la responsabilidad social y para las organizaciones deportivas, de entretenimiento, de comunicación, las instituciones de salud global, las revistas médicas y cualquier asociación que planee eventos globales para reflexionar sobre los países con los que se asocian y cuestionar las implicaciones para la salud. No se trata solo de lo que sucede en el campo o escenario de los eventos…
Artículo inspirado por la publicación en The Lancet “Will the Qatar World Cup be good for health?”. Versión original completa aquí (en inglés).
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