Cloud Computing: Qué, cómo y para qué…
Cloud computing: la distribución virtual de recursos compartidos que el cliente final utiliza como un servicio.
En la actualidad, no sirve preguntarse si una empresa adaptará Cloud Computing a su sistema; la pregunta en cuestión es cuándo lo hará. Para ayudar en la decisión y no fallar a la hora de escoger la opción adecuada para las diferentes organizaciones, repasaremos aquí alguno de los puntos clave y despejaremos las dudas al respecto de Cloud Computing.
Para empezar, se trata de la distribución virtual de recursos compartidos que el cliente final utiliza como un servicio. Se habla de la nube en dos contextos: el primero, sobre qué tipo de nube se construye y el segundo, cómo se usará. Los profesionales de TI suelen pensar en términos de infraestructura de nube (por ejemplo: nube pública, privada o híbrida). Quienes toman decisiones de negocio se pueden enfocar más en el tipo de servicio: Infraestructura-como-Servicio (IaaS) o Plataforma-como-Servicio (SaaS).
¿Para qué adaptar Cloud Computing a una organización?
Adecuar Cloud Computing a su sistema ayudará a manejar las presiones que enfrentan las organizaciones de TI para reducir costos, atender rápidamente las solicitudes, y garantizar la seguridad de los datos y el cumplimiento de las normas. Estas presiones se pueden reducir gracias a la nube y a un mejor uso de los recursos, gracias a un servicio por demanda y a una mejor política de administración de seguridad.
Pero hay que prepararse. Un documento estratégico puede ayudar. Allí, deberían incluirse una descripción a grandes rasgos del caso, definir las etapas de implementación, la arquitectura de la nube, el plan de los equipos cliente, de monitoreo y administración, además de otro plan, el de asociación de negocio y de TI.
Para asegurarse que esa estrategia sea exhaustiva, deberá documentarse cómo impactará en los procesos de negocios el hecho de migrar de un modelo que utiliza aplicaciones en máquina virtual (VM) a un modelo de nube.
En cuanto al modelo de entrega de servicios correcto para su organización, será mejor aquel que adecua sus cargas de trabajo a los ambientes para brindar los servicios que su usuario final necesita. Para determinar el modelo correcto, considere los factores específicos de su centro de datos y de su organización (por ejemplo, tipo de carga de trabajo, demanda, escala, requerimientos de seguridad y expectativas de nivel de servicios).
Virtualización y nube: conozca las diferencias
Vale la pena también hacer una distinción entre virtualización y nube que, muchas veces, suelen confundirse. Esta es la diferencia básica: la virtualización abstrae recursos de cómputo –generalmente como VMS (sistema de memoria virtual)– con conectividad y capacidad de almacenamiento asociadas. La nube determina cómo se asignan, entregan y presentan esos recursos con la virtualización correspondiente.
Para implementar una infraestructura segura, debe buscarse una arquitectura que sea confiable y recordar estos principios: comprenden dónde se guardan los datos y cómo se accede a ellos. Luego, entender las redes a través de las cuáles se diseminan. Por último, saber cómo se transmiten esos datos entre las redes y los puntos de almacenamiento.
En cuanto a sus prácticas de negocio actuales, la nube cambiará la manera manual de aprovisionamiento hacia una infraestructura automática. Evolucionará, de dar soporte de servicios estáticos a implementar servicios dinámicos. Permita que TI actúe como un intermediario de servicios, impulsando el negocio en lugar de sólo darle soporte.
(*) Luigi Forestieri es Gerente de Marketing de Intel para América Latina.
Fuente: Luigi Forestieri (*) – intel.com