Cariño, apaga ya el portátil que tengo sueño
La irrupción de la tecnología en el hogar ha cambiado muchos de nuestros hábitos de vida y comunicación. Cada vez es más frecuente disponer en casa de una red inalámbrica, y los aparatos tecnológicos tienden a ser más pequeños y manejables. Con estos ingredientes, puede llegarse a casos extremos como el de llevarse el portátil a la cama, creando un peculiar triángulo amoroso.
Sí, ya no se trata de impedir el sueño del cónyuge con la luz de la mesilla de noche mientras apuramos las últimas líneas del best-seller de turno. Incluso la televisión en el dormitorio parece ya algo inofensivo por cotidiano. Llevarse el portátil al lecho matrimonial para convertirlo en una extensión de la oficina, publicar un blog, ver una película, chatear o consultar el correo es cada vez más frecuente entre los tecno-adictos.
Según el doctor David Schnarch, los ordenadores no son de por sí un problema, ya que hace un par de generaciones la televisión también irrumpió en la intimidad de los dormitorios: es la última tecnología lo que atrae nuestra atención. Es por eso que muchos expertos no creen que llevarse el portátil a la cama sea una amenaza real para la continuidad del matrimonio, que dependerá de la solidez de la relación
El artículo menciona algunos casos extremos, como el de Teresa y David Sholes, casados desde hace quince años. El señor Sholes encuentra gran placer en encamarse con su teléfono móvil y su portátil, para trabajar y resolver todo tipo de cuestiones personales. Asegura que eso le permite discutir con su mujer a través del messenger utilizando un tono más amigable que en las conversaciones cara a cara. Por la noche ambos ven fotografías en el ordenador o chatean con amigos.
Por si fuera poco, el portátil en la cama ha mejorado su vida sexual. Nada más fácil que conectarse a una web porno y reproducir en la habitación las escenas que encuentran en videos o fotografías, y adiós a la rutina o a la falta de imaginación.
Vamos, que parece que todo son ventajas. Será cuestión de probar el asunto…
Fuente: baquia.com