La sonda Phoenix llega a Marte
El Phoenix Mars Lander de la NASA logra un hito en la historia de la exploración espacial al sobrevivir una riesgosa caída a través de la atmósfera marciana para finalmente colocar sus tres patas cerca del polo norte del "planeta rojo".
Al recibir la señal de la Phoenix, confirmando haber tocado suelo sin novedad, se escucharon aplausos y gritos de alivio y alegría en las instalaciones del control de misión del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA en Pasadena, estado de California. Los últimos momentos del descenso de la sonda eran llamados "los siete minutos de terror", ya que ya han fallado más de la mitad de todos los intentos -de todos los países- para colocar un aparato en Marte.
Cientificos y técnicos del Jet Propulsion Laboratory celebran el exitoso arribo de la sonda Phoenix a Marte (foto: NASA.gov)
Para reducir la vertiginosa velocidad a la cual penetró a la atmósfera (cerca de 20.000 Km/h), fueron usados, primero una placa protectora de calor por fricción, luego paracaidas, y, por último, motores de reacción que finalmente bajaron la velocidad a 8 Km/h, guiando además a la sonda a un fogoza, pero precisa colocación de la nave en las coordenadas previamente planificadas, a una latitud aproximada de 68 grados norte en la placa polar del ártico marciano.
Después de los "rovers" Spirit y Opportunity, que exploran las zonas ecuatoriales desde 2004, la Phoenix -que no tiene ruedas como sus predecesores- es el tercer robot que logra colocar con éxito la NASA en Marte. El científico a cargo de los rover, Steve Squyres de la Cornell University, comentó feliz que "Les hemos dicho [a los dos rover] que tienen compañía. [La Phoenix] es un pariente lejano, de modo que están muy emocionados…".
La sonda Phoenix sobre la superficie de Marte (dibujo: NASA.gov)
El artilugio robótico "amartizó" exactamente a la hora planeada (19:38 E.S.T.), desplegó su antena y pantallas para recoger energía solar y comenzó a recibir las órdenes emitidas desde el lejano JPL, las cuales toman 15 minutos para recorrer la distancia (270 millones de kilómetros) que separa a la Tierra de Marte. Estas instrucciones, de continuar exitosamente lo planeado para la misión, moverán el brazo de 2,3 mts de la sonda, la cual excavará la superficie de "permafrost", tomando muestras del suelo para analizarlas en el microlaboratorio instalado en la propia Phoenix.
Las muestras serán analizadas en busca de compuestos orgánicos en el hielo, que los científicos esperan encontrar a unos 30 cm de profundidad.
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Fuente: tecnologiaalinstante.net