La arena movediza de las encuestas electorales
Según el profesor Alberto Penadés, si en un proceso electoral las encuestas pueden arrojar resultados fiables es porque en ocasiones los electores son previsibles; pero, cuando no lo son, los sondeos se convierten en instrumentos "torpes".
Por ejemplo, en las últimas elecciones legislativas en el Reino Unido, las encuestas indicaban que los casi 45 millones de votantes británicos no darían la mayoría a ningún partido. Se pronosticaba que el Partido Conservador y el Partido Laborista tendrían casi la misma cantidad de escaños en el Parlamento. Los analistas preveían varios posibles escenarios, entre ellos la necesidad de alianzas con partidos menores para gobernar.
Pero nada de eso sucedió: los conservadores obtuvieron la mayoría absoluta con 331 diputados. Y ningún sondeo había pronosticado este resultado.
¿Por qué luego de cientos de horas de estudios y datos recopilados, las encuestas electorales a veces se equivocan?
Según Alberto Penadés, profesor de Sociología en la Universidad de Salamanca, un sondeo individual puede marcar una tendencia en un momento preciso, pero para hacer un "modelo predictivo razonable" se deben analizar varias fuentes de información. En otros términos, todas las encuestas realizadas, tomadas conjuntamente, deben compararse con el historial de cada distrito y con información externa, como datos económicos. Incluso hay que observar los mercados de apuestas sobre los resultados electorales.
Los equipos que realizan sondeos están formados por ingenieros informáticos, analistas de estadísticas, sociólogos, politólogos y economistas que desarrollan complejos programas en computadoras, cuyos resultados son luego interpretados.
A pesar de estos enrevesados métodos, de programas informáticos sofisticados y de la partcipación en el proceso de análisis de profesionales altamente capacitados, las predicciones electorales continúan siendo un territorio misterioso.
Con las nuevas tecnologías, quizás las predicciones sean menos atolondradas. Internet está cambiando el proceso de realización de encuestas, ya que cada vez menos gente tiene teléfono fijo. Además, hay una impresionante cantidad de datos disponibles en la red que podrían brindar información más precisa para los encuestadores.
Las nuevas tecnologías nos sorprendren cada día invadiendo territorios que antes eran exclusivos del hombre. Los coches que se conducen solos o los robots que escriben artículos periodísticos son algunos ejemplos. Pero por más sofisticados que sean los programas utilizados por los ingenieros, según Penadés, en las encuestas electorales nada puede ser automatizado. Ningún algoritmo puede por sí solo predecir razonablemente quién será el ganadar de una elección. Al menos por ahora.
Foto de cabecera: Alberto Penadés de la Cruz, profesor de Sociología de la Universidad de Salamanca.
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Fuente: Hugo Passarello – rfi.fr