«La Disculpa o el costo de la intolerancia», teatralidad en revisión sobre un tema homosexual
Escrita y dirigida por César Rojas con la producción de Aníbal Figueroa, nos muestra la historia de Roberto, quien después de varios años visita a la familia de su pareja Leopoldo, muerto pero presente en todo el dispositivo escénico e interpretativo. Una excusa que se compromete con elocuente trabajo de dirección, interpretes sólidos y comprometidos, para apuntalar un tema… la tolerancia como hipérbole para una sociedad que ha de revisar a fondo, el contenido de la homosexualidad…
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El Festival de Teatro Rosa de Caracas, nos permitió reconocer el alcance de una obra teatral cuya estructura en un solo acto, con intervalos temporales entre el presente y pasado y de duración aproximada a los noventa minutos; narra la historia de Vito, Rosa, Julio, Leopoldo, Roberto, Penélope y Ricardo. Personajes envestidos de melodrama pero muy aproximados a la tragedia, seductores en su teatralidad efervescente, visceral, poética. Nos es fácil ser parte y no contagiarnos con el dolor, emociones disparadoras de profundas reflexiones y unirnos a una trama cuya acción es enunciativa del carácter y trabajo orquestado a pulso.
La mesa está servida, para un reparto que alcanza un encuentro debelador de las más bizarras confesiones, la intriga de Rosa (Weidry Meléndez), pone de manifiesto el conflicto medular que la anima a profesar una personalidad irreductible, progenitora en el discurso interpretativo, de la más áspera personalidad. En definitiva, encarna esa visión que la sociedad mantiene como confrontación entre el bien y el mal: síntesis cuestionadora e irreconciliable, sustentada en la idea de las relaciones castigo-recompensa.
César Rojas Márquez (caraqueño, un poco más de 50 años), dramaturgo, autor de telenovelas, quien ha escrito más de 60 piezas y cerca de unas 20 representadas; en ésta obra se propone involúcranos y educar a la sociedad contemporánea, en torno al valor de la familia, la discriminación por la elección sexual u homofobia, y la revisión a su vez de como entendemos el flagelo del VIH-Sida y ese remordimiento tardío, nocivo, padre quizás adoptivo de múltiples victimas que se avecinan.
La historia de una familia relativamente estructurada italo-venezolana nos hace partícipes de una realidad desbastadora, inspirada según su autor por una vivencia que tuvo en los años 90, cuando conoció a una pareja gay con muchos años de "matrimonio". Quienes habían luchado pese a la sociedad y las circunstancias, por ser felices; pero como muchos por un desatino de uno, la muerte truncó ese camino… y el SIDA fue la excusa.
Roberto, representado sin fisuras, con sobresaliente acento interpretativo y cierta genialidad del gesto, por Aníbal Figueroa, visita luego de algunos años a la familia de su pareja, Leopoldo (Nitay La Cruz), quien sorprende por un trabajo profuso, intenso, abordable a través de algunas célebres técnicas de interpretación teatral, que más adelante comentaré y desplazamientos escénicos ricos en plasticidad y gracia, fragua junto a Roberto concebir a Penélope, (representada por la también joven actriz Jeniffer Colautti), quien logra adecuadamente su rol y que de seguro alcanzará mayor trascendencia en el proceso, sobretodo en su gestualidad. Ella es la hija que Leopoldo engendró en un vientre "alquilado", el de la hermana de Roberto. El desenlace surge cuando luego de una escena, hecha a través de una cena en vivo en la cual se cocina realmente y se sirve una rica ensalada y una suculenta pasta, generando el clímax de la obra, a través del ejercicio de múltiples discusiones y aclaratorias. Para al final, observar la muerte del padre y casi entendimiento total de la familia.
Según declara su autor y director, César Rojas…"No es fácil digerir la saga de La disculpa porque ha sido construida sobre la pared de papelillo que separa al melodrama de la tragedia, pero tiene un asombroso efecto catársico entre la audiencia".
La cena de la familia Salvato, es montada en un escenario semicircular, permitiendo que las acciones sea percibidas naturales, integrando al espectador de una manera íntima y esa idea propuesta por el teatro shakesperiano, del "Útero Sensitivo". La actriz Weydry Meléndez, como obelisco de la sociedad intransigente, logra brillantez en su interpretación y ser el hilo conductor de la escena, de alguna manera es la que coordina o catapulta el ritmo escénico. Leopoldo, como personaje fantástico y hasta cierto punto onírico, además de ser progenitor de una belleza efébica, juega en su efervescencia sensitiva, acariciar la gestualidad de una danza clásica. Es el personaje que nos muestra el realismo mágico, el que atraviesa nuestra conciencia y nos propone ese dolor reflexivo, agudo, que nos compromete.
Subcódigos complementarios de cada uno de los personajes, junto al espacio escénico, la ilusión de un espacio reconocible que se divide en cocina y comedor, la intimidad de un hogar, la iluminación que focaliza la atención del espectador en las escenas de mayor peso dramático y el sonido, pleno de baladas y connotaciones musicales neoclásicas, nos permiten vivir una experiencia cargada de develaciones y trascendencia.
Es un espectáculo que propone por igual una revisión de las principales técnicas del trabajo interpretativo de actores: La técnica de la imaginación, desarrollada por Stella Adler (1901-1992), según la cual el actor debe creer en su personaje y dejar que su imaginación construya imágenes, sensaciones y toda una historia personal alrededor de él.
Por otro lado Stanislavski, no fue olvidado para el resto del elenco, con mayor énfasis en Anibal Figueroa, para su rol de "Roberto", el primer actor Trino Rojas, en su rol de "Vito" y Weydry Meléndez, en el rol de "Rosa", en los tres se logra observar la experimentación de sentimientos similares a los del personaje que interpretan, por medio de acciones, con ayuda de la "Memoria Emocional". En balance menor aunque logrado, Jeniffer Colautti y Omar Churum, en sus roles, logran alcanzar cierto desarrollo, que de seguro será relevante en el proceso, a posterior.
La pieza se presentará en la Sala Experimental Sótano 3 de la institución cultural, los jueves y sábados a las 7:30 de la noche, y los domingos a las 6:00 de la tarde.
Fuente: Julio C. Alcubilla B.- www.recordreport.net
Artes Escénicas: TEATRO