Demostrada la teoría del dolor
Investigadores europeos logran aliviar el dolor al identificar neuronas inhibitorias en el cuerno dorsal de la medula espinal, capaces de ejercer un control critico sobre señales nociceptivas.
Investigadores europeos de institutos tecnológicos suizos y de las Universidades de Zúrich, Munchen, Wurzburg, liderados por Edmund Foster, emplearon una línea de ratones transgénicos portadores de un cromosoma artificial bacteriano, expresando selectivamente una Cre recombinasa en las neuronas glicinergicas, a fin de identificar selectivamente neuronas glicinergicas, productoras de neurotransmisores inhibitorios.
El proceso fue llevado activándo estas neuronas, inhibiéndolas, mostrando sus interconexiones, monitoreándolas, silenciándolas con toxina tetánica en 3 segmentos lumbares, o eliminándolas, empleando virus neurotropos, portadores de fracciones de toxina diftérica capaces de realizar ablaciones especificas en áreas del cuerno dorsal de la médula espinal, induciendo calor, frío, hiperalgesia; prurito y conducta aversiva.
La restauración vía farmacológica local, de la actividad de las neuronas glicinergicas, aliviando la hiperalgesia y el prurito, demostraron que las neuronas glicinergicas son un elemento clave para inhibir los circuitos del dolor y el prurito.
Estos resultados refrendan la primera tesis de Ronald Melzack y Patrick Wall, quienes hace 50 años propusieron una teoría sobre el control del dolor (Gate Control Theory of pain), sugiriendo la existencia de de neuronas inhibitorias en el cuerno dorsal de la medula espinal, capaces de ejercer un control critico sobre señales nociceptivas, camino a áreas cerebrales superiores, descartando la existencia de fibras nerviosas especificas (sin control alguno), conductoras de sensaciones dolorosas hacia el cerebro.
La segunda teoría de Melzack (1995-2001) -equivalente a la teoría física del todo- en espera de demostración, corresponde a una visión totalizadora del procesamiento del dolor somático interno y externo, por parte del cerebro (Pain and the neuromatrix in the brain). Acorde con esta, cada persona tendría patrones de impulsos nerviosos generados por una red neural, ampliamente distribuida (body-self neuromatrix), controlada por el cerebro, más que por impulsos neurales sensitivos aferentes.
Según esta visión, frente a cualquier disfunción perceptual, homeostática, conductual, patológica o inducida por estrés, se activaría una amplia red neurológica y no-neurológica, de procesamiento y respuesta. Tal neuromatrix genéticamente determinada podría ser modificada por la experiencia sensorial.
En su madurez, Melzack (seguro candidato al Premio Nobel), ha enfatizado que los impulsos sensoriales del dolor, son apenas una de las partes convergentes en el cerebro. Dos evidencias sostienen la neuromatrix: la percepción del miembro fantasma y la la llamada experiencia extracorporal (out of body experience).
Fuente: Victor Mechán Mendez – vmechanm.blogspot.com