Relatividad y 'prevalecencia' cuántica
La importancia de la cuántica… El mundo clásico sólo aparece indefectiblemente unido al observador.
Analicemos el movimiento de un sistema de coordenadas de origen O' respecto a otro de origen O. Para mayor sencillez establecemos un espacio unidimensional OX (X como abscisa), con ordenada temporal t. En relatividad especial consideramos el movimiento de O'respecto a O con velocidad constante, a lo largo o paralelo al eje OX sin aceleración.
Si prescindimos de la idealización matemática, el sistema de coordenadas de O'puede ser un objeto "material" (un aparato de medida, etc.). Pues bien, en nuestro mundo real, al menos en el micromundo, o mundo claramente dominado por la cuántica, la "definición" de O'respecto a O, aún sin gravitación o aceleraciones, permanece "indeterminada", puesto que la distancia X y la cantidad de movimiento p no pueden ser determinadas a la vez al estar sujetas el Principio de Incertidumbre cuántico. Por ejemplo, si el sistema de coordenadas de O'"va a caballo" de la materialidad de un electrón, la ecuación de ondas del mismo posee una "dispersión" que hace completamente indefinible al electrón (O') en localización y tiempo (velocidad). En el sistema O ello se refleja en una especie de nube difuminada que representa al mismo.
En relatividad especial se toma como lema que las observaciones de todos los sistemas inerciales o galileanos (con velocidades relativas constantes)deben ser las mismas. El problema aquí, es la definición de tales sistemas inerciales al existir una indeterminación básica, o en la constancia de esas velocidades o en la distancia entre ellos en un instante fijo, lo que viene a ser lo mismo.
Las observaciones en los dos sistemas inerciales (O) y (O') son las mismas por separado, pero no cuando se consideran conjuntamente, es decir, al tener en cuenta la "indeterminación" espaciotemporal entre los dos orígenes de coordenadas. Evidentemente, en el mundo macroscópico tal indeterminación (objetos compuestos por innumerables partículas cuya decoherencia es inevitable) es inapreciable, y entonces, el principio de relatividad de Einstein es altamente preciso.
Y si hay que tener en cuenta estas consideraciones para sistemas inerciales. a velocidad constante, en relatividad restringida, tal indeterminación cuántica también es aplicable localmente a la masa inercial o cinética que participa en aceleraciones y deceleraciones. Otra cosa, que no quisiera discutir aquí, sería respecto a las masas gravitacionales de los fenómenos gravitatorios. Lo mismo que antes, a escala macroscópica la indeterminación cuántica antedicha se puede considerar despreciable, y de igual modo, la "posible" diferencia cualitativa entre masa inercial y masa gravitatoria quedaría totalmente enmascarada o encubierta. ¿No es un tanto sospechosa la búsqueda reiterativa de justificaciones por parte del mismo Einstein en el establecimiento del principio de equivalencia entre masas inercial y gravitatoria?… Se diría que lo consideraba el nudo gordiano de toda su argumentación teórica en la edificación de su teoría de Relatividad General, y como tal un error en este sentido podría "deconstruir" toda su magnífica elucubración, tan admirable por su belleza.
En mi opinión, no hay que temer ésto, puesto que a nivel macroscópico toda su argumentación es casi perfecta, y sólo se requeriría una modificación en la parte "micro" del mundo cuántico, ahora bien, ello supone un cambio notable si sólo nos concentráramos en el campo al que llamamos de la "gravedad cuántica", en el que se adivina una preponderancia de la cuántica sobre la que debe construirse el mundo macro de la Relatividad General.
A continuación, me gustaría hacer unas consideraciones metafísicas o filosóficas ciertamente sugerentes, me atrevería a decir, relevantes (en cuanto a lo que afecta a las interpretaciones de la propia teoría cuántica), y que inciden de forma radical sobre el papel del observador, o lo que es lo mismo, sobre el "agente" de la medida, el sujeto capaz de realizar tal medida, el introductor de una conciencia "consciente" de esa medida.
Para que la teoría de la relatividad (especial o general) fuera "exacta", totalmente determinista (variables ocultas), el objeto (electrón, etc., propuesto anteriormente) asimilado al sistema de coordenadas en movimiento debería poder estar definido clásicamente (ausencia del principio de indeterminación).
Ahora bien, sólo un observador "a caballo del electrón" (por ende en O'), observador que por su definición de "consciente de lo que mide" -introducción de la conciencia en el mundo físico- posee un tiempo propio y una medida "precisa" de su entorno, puede medir "in situ" sin indeterminación, es decir, clásicamente. (Hay que hacer notar que un observador en O, midiendo en O' trae consigo, indefectiblemente, la indeterminación cuántica que supone la propia dispersión del electrón).
¡Lo clásico sólo "aparece" en la medida realizada por un observador "consciente" de ello!
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Fuente: Alejandro Álvarez Silva – redcientifica.org