Cine y Video

Tres miradas al cine interactivo

Existe un viejo problema en la propia definición del cine como arte frente al cine como industria. ¿Qué es el cine? ¿Arte? ¿Industria? Es con la introducción de nuevas tecnologías cuando esta cuestión recobra interés al mismo tiempo que se resuelve el problema. Este artículo ha sido publicado en la Revista Cámara Lenta que fue presentada en el pasado Festival de Sevilla Cine 100% Europeo

La introducción de innovaciones técnicas puede deberse a multitud de factores, desde artísticos a puramente industriales, pasando por cuestiones de marketing y de evolución de la propia sociedad. En definitiva, arte, industria y nuevas tecnologías configuran la realidad del cine en la actualidad.

¿Qué es el cine interactivo? Desde una perspectiva centrada en lo industrial podríamos decir que el cine interactivo, para las empresas del cine, fue un arma más en esa particular guerra que los productores, distribuidores y exhibidores de cine mantienen con el resto de medios de comunicación audiovisuales. Me refiero a la paulatina y constante pérdida de interés por la sala cinematográfica que tiene la audiencia desde que surgió la televisión. No es este el lugar para analizar esta cuestión en toda su complejidad. El cine ha usado y sigue usando las nuevas tecnologías para luchar contra otros medios, ahí están desde el Dolby a los sistemas Panavision o los cines Imax. En este grupo de innovaciones es donde tenemos que ubicar este primer acercamiento al cine interactivo.

Primera mirada: La interactividad como elección En el portal Televisión Digital e Interactiva (tvdi.net) encontrábamos en el año 2002 la siguiente definición de «cine interactivo» realizada por la investigadora González Redondo: «[…] cine interactivo es un tipo de narración audiovisual destinada a ser proyectada en una sala cinematográfica, es decir, sobre la gran pantalla y que, mediante el uso de las estructuras de hipertexto, permite la interacción de un público colectivo con los contenidos desarrollados en la película.»

La película de Bob Gale Mr.Payback: An Interactive Movie (1995) se proyectó en salas de cine, los asientos disponían de joysticks para interactuar, el público votaba en seis ocasiones la secuencia a seguir. La experiencia fue lamentable, sin ningún tipo de aliciente más allá del de pulsar un botón concreto en un momento concreto y sobre todo carente de contenidos, el público quedó decepcionado y este filme tiene el mérito de ser considerado «el peor film del año». Fuera de Estados Unidos no ha tenido ninguna repercusión posterior.

Algo mismo le pasó a la que se considera la primera película interactiva I'm Your Man (1992), dirigida por Bob Bejan. Es la primera película declarada por sus propios productores como interactiva, en la cual el público escoge la aventura a seguir en determinados momentos de la historia. Tiene sentido sobre todo en su versión en DVD. Los actores de este filme se dirigen a la cámara preguntándote qué hacen a continuación. Es un buen trabajo de producción, tiene multitud de personajes y unas cuantas tramas pero esto se quedó como anécdota histórica y poco más. Otro título más interesante es la danesa Switching: An Interactive Movie (2003), rodada en vídeo y dirigida por Morten Schjødt, que al menos sale del humor fácil y el melodrama barato para acercarse a un filme que investiga las posibilidades de las elecciones múltiples que afectan a la propia historia, la interactividad es un elemento propio de la historia. La narrativa está estructurada en torno a un sistema circular que se repite sobre sí mismo y, de alguna forma, la película nunca termina.

Segunda mirada: Las posibilidades de Internet La irrupción de Internet es de sobra conocida y aunque apenas tiene diez años los cambios que ha producido son abismales. La tecnología avanza a tal velocidad que se hace complicado en este mismo momento definir una materia en constante formación. Así, Internet y el cine interactivo tendrán una vinculación muy importante, de igual manera que la literatura no es la misma desde que el ordenador se puede conectar, salvando las distancias, a una red de acceso universal.

En este sentido el trabajo del profesor Lev Manovich, de origen ruso pero afincado en San Diego (Estados Unidos), es pionero y reconocido a nivel internacional. De alguna forma en sus estudios aúna la tradición europea con la euforia por la irrupción de Internet, centrada en el estado de California a mediados de los noventa. Su libro El lenguaje de los nuevos medios de comunicación, que ha sido editado en español por Paidós, es un buen manual para conocer a fondo su visión teórica de la «revolución» en el arte de los medios digitales.

Algunos proyectos que hay que destacar de Manovich están en el nivel de lo práctico y la producción artística. No sólo ha pensado cómo se confecciona el lenguaje de los nuevos medios sino que ha practicado, innovado y producido obras que ponen en solfa sus aportaciones teóricas. Es muy interesante visitar su trabajo «Little Movies» (1994-1997), en el que de manera muy gráfica hace lo que él mismo llama los prolegómenos del cine digital y con algo de humor simula lo que parece ser un antiguo programa de cine de finales del siglo XIX. La primera película es un tren que se acerca a una pantalla. Este trabajo, que aún se encuentra on.line, está disponible en www.manovich.net/little-movies. Habrá que mencionar que entonces la interactividad reside en el cambio de soporte, ya podemos hablar de cine digital, de cibercine o de net.films. Manovich está poniendo con «Little Movies» las bases para la progresiva «audiovisualización» de Internet, que hoy, en 2006 es más presente. Quizás la interactividad no sea lo más importante ahora mismo, porque el propio medio en sí ya es interactivo.

Un proyecto más reciente es «Soft Cinema«, presentado como exposición, libro y dvd. Investiga cómo las nuevas representaciones técnicas de software y cine pueden crear una nueva dimensión de la percepción de nuestro tiempo. En este proyecto se desarrollan piezas que utilizan una programación específica de bases de datos para editar películas en tiempo real. Texas y Absences, de Andreas Kratky, son los títulos de algunas de estas obras de cine y bases de datos.

Tercera mirada: El intento de democratizar También habría que citar el trabajo del grupo de investigación «Interactive Cinema» que Gloriana Davenport dirige en el prestigioso MIT de Estados Unidos. La investigación del equipo de Davenport, además de ser pionera (algunos de sus trabajos datan de 1992), pone el acento en los aspectos menos cuantitativos del cine interactivo. Sus estudios, reseñas y proyectos tratan temas tan abstractos como la evolución del hecho documental, generan herramientas para crear cuentos interactivos y se preocupan por la navegación contextual, las audiencias y apuestan firmemente porque este nuevo cine, el cine interactivo, genere una verdadera democratización: «Everyone's Cinema».

Y esta idea de democratización, que a veces se une a la máxima punk del «Do it Yourself» (DIY), es la que inspira a las propuestas que desde Sevilla (con el colectivo ZEMOS98.org) y México hemos ido creando desde el año 1998. Hemos realizado cine interactivo, sin grandes medios tecnológicos y centrados en los contenidos más cercanos. Hemos intentado crear una red de trabajo en estas prácticas que une proyectos de México, Sevilla, Brasil e India, generando una «perspectiva desde el sur», y que asume el cine interactivo como un elemento propio de la revolución digital que aún está por venir. Es una herramienta, no un fin.

En Sevilla hemos realizado diversos talleres y seminarios en torno al tema de la narrativa digital o narr@tiva y quizás la propuesta de remezclar la realidad con los narrative media es la que pone el punto y seguido a este planteamiento. Entendemos que la interactividad que desde los propios medios de comunicación se intenta vender es una falacia. El propio Manovich también critica este concepto y dice abiertamente que la interactividad no forma parte del concepto de nuevos medios. Algunas de las películas que hemos realizado son Modem.Drama de Fran Ilich, que trata sobre la representación social de la mujer adolescente en México y Manuela Interactiva, un cortometraje interactivo realizado por el colectivo ZEMOS98.org y un grupo de alumnos y alumnas del instituto Profesor Juan Bautista de El Viso del Alcor (Sevilla), en el que tratan el asunto de la violencia escolar. Y el reciente La auténtica máquina del miedo, un trabajo realizado en verano de 2006 durante el Taller de Cine Interactivo en colaboración con el Instituto Andaluz de la Juventud.

Una característica común de estas películas es que responden a la idea de que la interactividad total se da en las relaciones humanas y que por tanto nuestro cine debe servir para fomentar las relaciones humanas y el diálogo como forma de construcción social. Por ello intentamos acercarnos a lo real con la idea de proponer, debatir y remezclar lo social.

Para entender en toda su complejidad el concepto de «cine interactivo» con el que trabajamos, es útil tener como referencia el aprendizaje dialógico del pedagogo brasileño Paulo Freire, que centra su interés en la capacidad crítica y constructiva del conocimiento y la comunicación. Es sobre todo una respuesta al modelo que él llamó bancario. Siguiendo a Freire es muy interesante leer las aplicaciones y propuestas de Augusto Boal con su «Teatro del Oprimido» (un conjunto de ejercicios y experimentos escénicos en el que se da la «interactividad total») y por supuesto la visión de los medios de comunicación y su componente educativa, y transformadora, que realiza Mario Kaplún en su libro «Pedagogía de la Comunicación«.

A nivel técnico, nuestra propuesta es simple: se basa en el lenguaje HTML de creación de páginas web y adapta herramientas propias, como cámaras domésticas, móviles o incluso cámaras de foto. Es muy importante también el trabajo en grupo, en las dinámicas producidas en talleres de lectura crítica de imágenes y de introducción al Lenguaje Audiovisual.

Seguimos trabajando en el uso de herramientas digitales para crear nuevos discursos audiovisuales, por ejemplo creando blogs y experimentando con el periodismo ciudadano y los vídeo-blogs, compartiendo archivos a través de las redes P2P y utilizando los archivos públicos, como archive.org, usando sistemas como youtube.com o dailymotion.com que nos acercan a una nueva televisión. Todo esto está íntimamente relacionados con las posibilidades de un cine más abierto a las personas, a la interacción y a la comunicación crítica. Todo esto no dependerá de las redes, de la interactividad o de los intereses industriales, sino que tendremos que fomentar aún más el factor humano de la tecnología.

Fuente: Pedro – zemos98.org

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Fuente: Pedro – zemos98.org

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