Cuando un equipo de fútbol de primera división pierde la categoría, se juega mucho más que el honor deportivo
El pasado fin de semana ha tenido lugar la última jornada del campeonato de liga, que al estar ya resuelta se ha centrado el interés en los seis equipos de cola por disputarse la permanencia, y que tras haberse jugado dichos encuentros ha resultado que el Deportivo de La Coruña será el tercer equipo de la división de honor que pierda la categoría.
Todos sabemos que los clubes de fútbol se mueven por impulsos e intereses complejos, entre los que se destacan lo económicos sobre el resto, puesto que como empresas privadas también se mueven por las directrices de su lucro económico.
Cuando se consiguen éxitos deportivos, o fracasos como en este caso, están muy presentes las connotaciones económicas que desencadenan estos hechos. En esta ocasión, la carta que se han jugado estos seis equipos, y que ha determinado perdedor al equipo gallego, ha implicado una merma importante de sus ingresos futuros (lucro cesante), incluyendo la pérdida de 15 millones de euros al prescindir de su cuota de derechos televisivos.
Resulta curioso que cuando se emiten las imágenes de las penas y las alegrías de las cosechas deportivas de los clubes de fútbol, se intenta hacer ver que los perdedores o ganadores son los aficionados.
Algo que no resulta tan obvio apreciar sobre un deporte que se basa en relaciones sociales complejas, y que como ya hemos adelantado, el interés económico prima sobre el resto. ¿Responden los clubes de fútbol a los impulsos de sus aficiones, o se trata de un sistema económico en el que no se reparte los resultados económicos del mismo modo que los emocionales?
Fuente: Lucerito – elblogsalmon.com