La malaria y el calentamiento global
Una de los grandes males pronosticados como consecuencia del aumento de las temperaturas terrestres, dramáticamente planteado por el IPCC y en el panfleto de propaganda "incómoda" de Al Gore, es la presunta expansión de las epidemias tropicales hacia latitudes más altas, especialmente el mayor asesino de seres humanos de la historia: La malaria o paludismo.
Esta aseveración está profundamente reñida con las investigaciones científicas y la historia del terrible flagelo. La malaria no es una enfermedad tropical sino global, al menos desde los tiempos del Imperio Romano. De hecho, la epidemia de malaria más mortal de la historia ocurrió durante la década de 1920 en Siberia, con 13 millones de infectados y 200 mil muertes anuales. Durante la "Pequeña Edad de Hielo", período de temperaturas extremadamente bajas que duró más de 250 años desde mediados del siglo XV, la principal causa de muerte en Inglaterra y buena parte de Europa, junto con el hambre, fue la malaria.
Por otra parte, las 30 especies de mosquito Anopheles que trasmiten el paludismo viven en todas las latitudes, excepto las polares. Hasta 1950, la malaria era endémica en Holanda e Inglaterra. Solo en 1975, y gracias al uso del DDT, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró a Europa como libre de malaria. Sin embargo, en Bulgaria, Macedonia, Grecia, Rumania e Italia, el riesgo de infección es clasificado aún hoy como moderado.
En Estados Unidos la malaria fue oficialmente controlada en 1951, aunque existen casos aislados en el sur y oeste del país debido a las altas tasas de inmigración humana. En el trópico, especialmente en el África Subsahariana, los altos niveles de pobreza, corrupción gubernamental y guerras tan endémicas como la malaria, determinan la muerte anual de al menos un millón de personas, y millones de niños sobreviven con daño cerebral. Cabe señalar que la OMS no incluyó a esa región en su programa de erradicación en 1953. Los esfuerzos mundiales para el control y erradicación de la malaria fueron abandonados oficialmente en 1969, aunque actualmente han tomado nuevo empuje.
Dada la historia conocida de esta enfermedad, es difícil entender cómo un aumento global de las temperaturas puede contribuir al resurgimiento mundial de este azote más que la desidia de los gobiernos y organismos internacionales.
Referencias:
• scidev.net.
• malariajournal.com.
• hallofrecord.blogspot.com.
• climateaudit.org.
• cdc.gov.
• malariasite.com.
Artículo original de la revista Lúcido, Ed. 26. Conozca el contenido y descarguela en pdf aquí.
Fuente: lucido / arev