Transgénicos ¿Una alternativa para la agricultura venezolana?
Desde hace más de diez años la agricultura mundial cuenta con cultivos modificados genéticamente (OMG), más conocidos como transgénicos. Éstos pueden ser resistentes a plagas, enfermedades y herbicidas o, como el caso del arroz dorado, poseer características nutricionales especiales. Han revolucionado la agricultura mundial y en 2006, 22 países sembraron más de 102 millones de hectáreas. EE.UU., Argentina, Canadá y China son los principales productores mundiales de transgénicos con 54,6 millones, 18 millones, 6,1 millones y 3,5 millones de hectáreas sembradas, respectivamente. Los principales OMG cultivados son soya resistente a herbicida (glifosato), maíz y algodón Bt (resistentes al gusano barrenador) y canola resistente a herbicidas.
¿Qué beneficios ofrecen?
Estos cultivos llevan incorporados en su genoma (ADN o material genético) y expresan, genes de otros organismos (plantas, bacterias), que les confieren características agronómicas especiales. Por ejemplo, el maíz Bt (se llama así porque lleva incorporado un gen de la bacteria Bacillus thuringiensis), lleva las instrucciones para producir una proteína insecticida, inocua para humanos y animales, que mata gusanos dañinos.
De esta manera, la planta se autoprotege de los insectos lo que permite disminuir la utilización de plaguicidas químicos contaminantes del ambiente y constituye también una ventaja para el agricultor porque reduce costos de producción. El caso es similar con los cultivos resistentes a herbicidas. Aquellos con algún agregado nutricional (precursor de la vitamina A en el arroz dorado) presentan ventajas para el consumidor, incluidos los campesinos más pobres que consumen lo que cosechan.
¿Presentan riesgos?
Como cualquier tecnología, la producción de transgénicos no está exenta de riesgos por lo que, cuando se quiere introducir un OMG al mercado, deben realizarse evaluaciones exhaustivas de los posibles riesgos que implicaría. Se evalúa, por ejemplo, el organismo donante del gen (planta, bacteria, animal, hongo, etc.), el organismo receptor (el cultivo que se quiere mejorar), el método de transformación genética usado, los impactos probables en el ambiente y en la salud humana y animal, entre otros. Estas evaluaciones de riesgo, son supervisadas por una autoridad nacional competente con un grupo de expertos científico-técnicos que emitirá un informe respecto a la seguridad que presenta el transgénico en estudio. Pueden ser aprobados para comercialización sólo aquellos que sean «sustancialmente equivalentes» a sus homólogos sin transformar, es decir que no impliquen más riesgos que éstos.
Situación venezolana
Venezuela cuenta con una autoridad competente en la materia, el Ministerio del Poder Popular para el Ambiente, que ha constituido recientemente la Comisión Nacional de Bioseguridad. Sin embargo, no existe todavía un Marco Nacional de Bioseguridad y por lo tanto no está permitida la comercialización ni la siembra de transgénicos, no obstante, debido a la alta tasa de importación, de materias primas y alimentos elaborados, el venezolano consume día a día alimentos con algún ingrediente derivado de OMG. Esta situación representa una desventaja para la agricultura nacional, ya que aunque no se pueden sembrar (reduciría los costos de producción), sí se pueden consumir beneficiando así a los agricultores del país productor.
Actualmente, la Fundación IDEA cuenta con un laboratorio de detección de OMG en granos y alimentos elaborados. Es un laboratorio de docencia que capacita a profesionales del país y la región para la creación de sus propios laboratorios de referencia. Es así que el MinAmb ha puesto en marcha uno propio para detectar los transgénicos que entran al país y decidir cuáles son convenientes para nuestro consumo y cuáles no.
A modo de conclusión
Los transgénicos, junto a otras tecnologías agrícolas tales como rotación de cultivos, manejo del riego y fertilización, entre otras, y políticas agrícolas adecuadas pueden ayudar a resolver algunos problemas de la agricultura venezolana; léase bien: algunos. Para que esto suceda, es necesario realizar investigaciones en laboratorios nacionales -que ciertamente cuentan con profesionales muy bien preparados- y transferirlas eficientemente a nuestros agricultores para disminuir la dependencia tecnológica y propiciar el desarrollo endógeno. Al mismo tiempo hay que informar clara y verazmente al público para que éste pueda tomar decisiones fundamentadas respecto a los nuevos desarrollos tecnológicos.
Ing. María Fabiana Malacarne (cordo28 AT hotmail.com)
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Fuente: Ing. María Fabiana Malacarne – revistabotica.com