Signos de probable emergencia cardiológica
En una ocasión, un profesor de Gastroenterología nos decía… "El corazón no es lo mas importante, pero es lo que mata más rápido…" Basado en este concepto, los pacientes buscan ayuda urgente cuando tienen algún síntoma o signo que ellos consideran pudiera tener origen en problemas cardiovasculares. Rápidamente, revisaremos cuales son algunos de estos síntomas y que pueden significar..
A. Dolor en el Pecho:
Puede tener orígenes diferentes. Como en todos los síntomas, deberá descartarse primero lo que pudiera ser más grave.
Las características típicas del dolor de origen cardíaco serán:
1. Suelen ser de tipo opresivo (frecuentemente descrito como un peso sobre el centro del pecho) que pudiera irradiarse hacia el cuello, la mandíbula, el hombro, brazo, codo o muñeca izquierda, aunque ocasionalmente puede sentirse en ambos brazos.
2. Por lo general se asocia a sudoración fría, palidez y "sensación de muerte" aunque a veces, simplemente el paciente, aunque no lo puede describir claramente, se da cuenta que le está sucediendo algo "importante".
Otras causas de dolor en el pecho pueden ser:
1. Trastornos esofágicos: Por lo general el tipo de dolor es ardoroso o quemante y se puede asociar a la ingestión de alimentos o al acostarse.
2. Aneurisma de aorta: El dolor suele ser también muy intenso, por lo general se asocia a hipertensión arterial y se irradia principalmente a la espalda. En casos severos donde la aorta se "diseca" (se separan las capas que la forman) puede haber dolor en los brazos con datos que sugieran pérdida de la circulación a ese nivel.
3. Dolores osteo-musculares: Por lo general son menos intensos, se identifican fácilmente y se relacionan con los movimientos de los brazos o con la palpación del área donde está el dolor.
B. "Falta de Aire":
Este puede ser un síntoma originado por causas tanto cardiovasculares como pulmonares. Desde el punto de vista cardiovascular, las dos principales causas graves de "ahogo" son el edema pulmonar y el embolismo pulmonar.
El Edema Pulmonar es producido por la acumulación de líquido en los pulmones, ocupando el espacio que regularmente es ocupado por aire. Esto tiene como consecuencia que el paciente literalmente siente "que se ahoga". Las principales características que sugieren que la disnea es producida por un edema pulmonar es que el paciente empeora claramente si trata de acostarse. Se suele acompañar de mucha angustia, sudor y gran intranquilidad. Los pacientes que presentan este cuadro tienen que recibir rápidamente oxígeno, diuréticos y otros medicamentos que corrijan este "encharcamiento" pulmonar. La causa del edema pulmonar es una dificultad del corazón para bombear sangre adecuadamente lo que causa una acumulación de la sangre que viene desde los pulmones aumentando la presión a ese nivel y ocasionando la salida de líquido hacia el espacio que debe ser ocupado por aire.
La segunda causa grave de dificultad respiratoria, de origen cardiovascular es el embolismo pulmonar. En este caso, lo que ocurre es la obstrucción de la circulación hacia los pulmones, generalmente por la presencia de un coágulo en la arteria pulmonar o alguna de sus ramas. La mayoría de estos trombos se originan en las venas de las piernas. Suelen estar precedidos por episodios de hinchazón, dolor e inflamación de las piernas después de un trauma o cuando se ha estado inmovilizado por periodos largos de tiempo como ocurre después de una cirugía ortopédica, neurológica o abdominal. Frecuentemente, los pacientes presentan la falta de aire de forma súbita después de haber tenido una fractura en las dos semanas previas. Si estos coágulos son grandes y obstruyen en forma completa la circulación pulmonar, el cuadro puede ser catastrófico asociándose con caída súbita de la presión arterial o inclusive muerte súbita.
Además de las causas cardiovasculares, las otras razones por las que los pacientes pueden presentar disnea son principalmente de origen pulmonar como son el enfisema, infecciones (pulmonares o bronquiales) o los cuadros de origen alérgico como el asma.
C. Síncope:
Habitualmente referido como desmayo o pérdida de conocimiento. Equivocadamente, se considera un sinónimo de "infarto" o "ataque al corazón". Puede tener diferentes causas. En el primer momento deberá descartarse si consiste en algún problema del ritmo cardíaco o algún tipo de cuadro neurológico (convulsiones o accidentes vasculares cerebrales).
Cuando es de origen cardíaco puede ser precedido por palpitaciones, mareos o sudoración fría. Frecuentemente requiere de hospitalización para realizar estudios destinados a descartar el posible orígenes cardiovasculares o neurológicos. Si se presenta de forma repetitiva, las probabilidades que se deba a un trastorno del ritmo cardíaco son mayores.
D. Palpitaciones:
Es la percepción subjetiva por parte del paciente del latido del corazón. No necesariamente se debe a una enfermedad cardiovascular si recordamos que bajo circunstancias normales, el ritmo cardíaco se acelera al realizar ejercicio o al estar sometido a situaciones de ansiedad o stress. Este aumento en la frecuencia cardíaco es frecuentemente detectado por el individuo.
Cuando se asocia a dolor en el pecho, falta de aire, sudoración fría, pérdida del conocimiento, o ritmo cardíaco irregular puede corresponder a una enfermedad cardiovascular la cual requiere de evaluación inmediata ya que para la toma de decisiones adecuada es imprescindible obtener un electrocardiograma durante el episodio de palpitaciones, lo cual permitirá al cardiólogo identificar el tipo de arritmia que tiene el paciente y asi podrá decidir en forma correcta los estudios complementarios que se necesitan y el tratamiento a seguir si es que se requiere.
E. Dolor de Cabeza:
La razón por la que el paciente busca evaluación cardiológica cuando aparece este síntoma es porque suele relacionarlo con elevación de la presión arterial, a pesar que la gran mayoría de los pacientes hipertensos no tienen ningún síntoma asociado a las subidas de ésta.
El paciente con cefalea (dolor de cabeza), debe ser evaluado también por otras causas entre las que se destacan las de origen neurológico. Entre estas, la más frecuente puede ser la migraña, la cual no es raro que se asocie a aumentos transitorios de la presión arterial, lo que contribuye a dificultar el diagnóstico diferencial.
F. Hipertensión:
Es posiblemente la causa más frecuente de evaluaciones por el cardiólogo en las salas de Urgencias. Es muy importante determinar que tan alta está la presión arterial y que tanta necesidad existe de reducir estos niveles rápidamente. El manejo del paciente con hipertensión arterial en el Cuarto de Urgencias no necesariamente requerirá de una reducción rápida de la presión. En la mayoría de los casos podrá ser manejado con medicamentos utilizados por vía oral, asociados a reposo por treinta a sesenta minutos.
Los pacientes que requieren reducción rápida de la presión arterial son principalmente aquellos que presentan dolor en el pecho, falta de aire, cambios neurológicos, aneurismas de la aorta, o datos de angina de pecho o infarto de miocardio. Cuando esto se presenta el paciente deberá ser admitido en una unidad de Cuidados Intensivos y su presión arterial será manejada con medicamentos intravenosos siguiendo una monitorización cercana de la presión arterial en muchos casos por medios invasivos.
Uso de medicamentos en urgencias cardiológicas
El uso de medicamentos por vía sub-lingual en Urgencias es razón de muchas discusiones en reuniones médicas. Algunos estudios sugieren que la absorción de estas medicinas ocurren en el estómago y no a nivel sub-lingual por lo cual el efecto que se obtendría sería el mismo si se tomaran por vía oral. Independientemente de la vía de administración del tratamiento, el aspecto más importante para definir la conducto a seguir en el paciente con hipertensión en el Cuarto de Urgencias es el nivel de presión, las complicaciones que pudieran presentarse y la necesidad o no de reducir rápidamente la presión, ya que en algunos casos, la reducción súbita de los niveles de presión arterial se ha visto que se asocia a complicaciones serias que pudieran ser más peligrosas para el paciente que la hipertensión misma.
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Fuente: Luis Santamaria / Dr. Daniel Pichel
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