Patógenos y religión
Un estudio estadístico muestra que a lo largo del mundo hay una asociación entre niveles más altos de enfermedades infecciosas y diversidad religiosa. Este resultado ha levantado cierta polémica en el ámbito académico. Según aquellos que lo apoyan el hallazgo podría proporcionar una nueva perspectiva sobre por qué hay religión en el mundo y el papel que juega, mientras que los críticos cuestionan la validez de la interpretación.
La historia de cada religión está bien documentada, pero la evolución del fenómenos religioso en sí no se comprende muy bien. Hay dos corrientes académicas que tratan de explicarlo. En una de ellas el fenómeno religioso es subproducto de otras adaptaciones biológicas como el tener cerebros grandes. La segunda corriente ve a la religión en sí misma como una adaptación, argumentando que el papel social de cohesión y otros rasgos que la religión tiene pudieron ayudar a los humanos a sobrevivir.
Corey Fincher, biólogo de University of New Mexico (Albuquerque) apoya la segunda visión. Según él cada religión en particular disuade a sus miembros de interaccionar con miembros de otras religiones. Esto tendría una ventaja ya que la gente de fuera tendría por tanto más dificultad de introducir patógenos dentro del grupo. El aislamiento puede además prevenir el intercambio de ideas o de conceptos religiosos. Esto podría haber llevado a la aparición de sistemas religiosos independientes.
Fincher y colaboradores estudiaron la posible asociación entre la diversidad religiosa de una nación y la tasa de enfermedades infecciosas. Los datos religiosos, sobre 219 países en el mundo, los obtuvieron de la enciclopedia World Christian, mientras que los datos sobre enfermedades los consultaron en una base de datos mundial de epidemiología.
Descubrieron que había una significativa correlación estadística entre la prevalencia de enfermedades y la diversidad religiosa. Esta relación persistía incluso cuando los investigadores controlaban otras variables que tienen en cuenta el impacto del número de religiones en un país: población, superficie, libertad religiosa, igualdad económica, etc.
Para corregir los diferentes patrones de asentamiento humano en diferentes partes del mundo, comprobaron la asociación entre enfermedades y religión dentro de las seis principales religiones del mundo, viendo que la correlación seguía estando ahí.
Los resultados se publicaron on line en Proceedings of the Royal Society B, y ofrece una nueva respuesta a la cuestión de porqué la religión existe. Según Fincher, a un nivel fundamental el marcado social que proporciona la religión puede deberse al estrés provocado por las enfermedades infecciosas. Cada religión, como sistema social colectivo que es, proporcionaría, a diferencia del individualismo, el suficiente etnocentrismo y conformismo como para inhibir la transmisión de enfermedades infecciosas. Por tanto, las enfermedades infecciosas actuarían como una presión de selección en la evolución de los comportamientos humanos y por tanto de las religiones.
Según Courtney Bender, socióloga de las religiones en Columbia University, esto no es así. Según ella las religiones van desde las muy cerradas a las muy abiertas a los demás y no se puede decir que las religiones tengan fronteras sociales definidas.
Según Richard Sosis, biólogo evolutivo en University of Connecticut, las sociedades religiosas tradicionales interaccionan frecuentemente con los de fuera gracias al comercio o a las alianzas militares. Aunque este último experto también dice que este estudio es un gran paso en la explicación del fenómeno religioso.
Según Candace Alcorta, antropóloga en University of Connecticut, los autores del trabajo han introducido en el debate un concepto que ha estado ausente en los estudios de evolución de las religiones. Hace notar la existencia de grandes imperios en áreas tropicales ricas en enfermedades como la civilización maya en la península de Yucatán. El estudio podría inspirar otras investigaciones que quizás hagan avanzar este campo.
Fuente: neofronteras.com