Acné: Porqué aparece y como debe ser tratado
El acné es muy frecuente en adolescentes entre los doce y veinte años, aunque en algunas ocasiones puede persistir hasta los 30 ó 40 años o incluso hasta la tercera edad.
Consiste en una inflamación de las glándulas que forman la unidad pilosebácea (estructuras de la piel consistentes en un folículo piloso y la glándula sebácea asociada) de los folículos sebáceos que están presentes en la piel de la cara y del tercio superior del tórax y la espalda. Está causada por la obstrucción de la parte inferior del conducto infundibular que comunica la glándula con el exterior. Ésta obstrucción da lugar a una acumulación de grasa o sebo y queratina que frecuentemente se infecta e inflama (el agente principal es el propionibacterium) dando lugar a las típicas lesiones del acné, conocidas como espinillas, puntos negros, granos con pus, barros y comedones. Estas lesiones afectan principalmente la cara, pecho, cuello y espalda y en casos especiales todo el tronco, inclusive las nalgas.
El acné es ocasionado por los cambios hormonales que ocurren principalmente en la pubertad y que estimulan las glándulas sebáceas a aumentar la producción de grasa. Estos cambios hormonales también ocurren en algunos momentos del ciclo menstrual, del embarazo y en situaciones de estrés. Otros factores que favorecen la aparición del acné son la exposición a climas extremos, algunas enfermedades endocrinológicas y el uso de determinados medicamentos como las píldoras anticonceptivas, aunque variantes de estas últimas también son usadas para el tratamiento de esta afección. También es probable que algunos medicamentos como el complejo vitamínico B y los esteroides estén relacionados con empeorar el cuadro.
En todo caso, está claro que, después de la causa principal, relacionada con desequilibrios hormonales y, quizás, tendencias hereditarias, los otros probables disparadores más prominentes son tensión (estrés), ciclos menstruales irregulares, alergias, uso de esteroides, acumulación de piel muerta, y efectos secundarios del yodo, clorina, bromo o medicación basada litio.
El acné no tiene relación con la masturbación, ni con algún otro tipo de actividad sexual y tampoco es contagioso. La creencia de que ciertos alimentos predisponen a esta enfermedad no está comprobada. Más específicamente, la comunidad médica ha establecido que la aparición de los síntomas del acné no es iniciada ni es estimulada por el consumo de chocolate, alimentos fritos o una dieta rica en azúcares. El exceso del yodo, como se anotó antes, parece que puede causar acné, pero el contenido de este mineral en alimentos del mar no se ha comprobado que influya en la aparición de acné.
Se reconocen diferentes tipos de lesiones dependiendo del grado en que la glándula sebácea esté afectada:
– Lesiones abiertas: Puntos negros o barrillos.
– Lesiones cerradas: Granos rojos o espinillas.
– Pústulas: Granos con pus infectados por bacterias.
– Quistes epidermoides: Conocidos popularmente como quistes sebáceos. En estos quistes se acumula queratina, formando un bulto duro debajo de la piel que normalmente no es doloroso, excepto cuando se infecta.
Generalmente, el acné se inicia de forma leve y empeora de forma gradual. Del mismo modo, por lo general, el problema tiende a remitir gradualmente, y las medidas que se apliquen tienen la finalidad de evitar cicatrices. Con menos frecuencia empieza desde el primer momento de forma grave con numerosas lesiones. Existe una forma muy infrecuente, acné fulminans, que se caracteriza por grandes lesiones infectadas, fiebre y mal estado general.
En la gran mayoría de los casos, el acné no es una enfermedad grave, pero si requiere de tratamiento, por lo que no debe dejar de consultar a su dermatólogo.
Prevención: La palabra principal es higiene.
Lávese diaria y cuidadosamente con jabón y agua, para quitar la grasa y la suciedad |
Para prevenir el acné es importante el cuidado regular, fundamentalmente de la cara, e introducirlo en nuestra rutina diaria de limpieza.
– Lávese diaria y cuidadosamente con jabón y agua, para quitar la grasa y la suciedad, usando el jabón especial recomendado por su dermatólogo. Evite el uso de leches limpiadoras y tónicos.
– El pelo en la cara es un engrasante e irritante muy agresivo. Lave el pelo con champú por lo menos dos veces por semana.
– Utilice sólo maquillajes libres de grasa y evite el uso de cremas muy grasas ya que sólo empeorarán su problema.
– Los hombres deben afeitarse con hojilla, ya que las maquinas eléctricas pueden irritar la piel.
– Mantenga la ropa escrupulosamente limpia. Cambie las fundas de la almohada y toallas con frecuencia, por lo menos dos veces por semana.
– El sol puede ayudar a la mejoría del acné, pero debe utilizar siempre fotoprotectores, pues en exceso puede también agravarlo.
Tratamiento: De nuevo, la palabra principal es higiene.
En las últimas décadas los avances en dermatología han permitido que el acné se convierta en una enfermedad tratable con éxito, especialmente en la búsqueda de evitar lesiones permanentes. Tras unas semanas de tratamiento suele responder bien al mismo. Las recomendaciones principales son, primero, higiene y, luego, constancia al seguir las indicaciones del médico.
Existen diferentes tipos de tratamientos para el acné, tratamientos tópicos (externos) y tratamientos sistémicos (fármacos administrados por vía oral).
Los primeros están indicados para combatir el acné leve. Secan la grasa, favorecen la descamación de la piel y desinfectan las lesiones. Normalmente los dermatólogos sugieren medicamentos que contienen azufre, zinc, peróxido benzoico, resorcinol, ácido salicílico y derivados de la vitamina A. También se utilizan antibióticos tópicos como la clindamicina y la eritromicina para controlar las infecciones.
Tradicionalmente, los médicos prescriben cremas tópicas basadas del peróxido de benzoilo, que disuelve la piel muerta y abre poros de la piel. El acido azelaic o azeliac también es usado todavía para el tratamiento del acné.
Los derivados de la vitamina A, como el retinol (afaxin) y la isotretinoína, han demostrado ser muy eficaces en el tratamiento del acné moderado y grave, de hecho, en muchos casos logran hacerlo desaparecer. Pero debe advertirse que la aplicación de vitamina A puede provocar efectos secundarios locales, por lo que es imprescindible el control periódico por parte del dermatólogo. Además, las mujeres que utilicen este tratamiento durante la edad fértil deben evitar el embarazo hasta dos meses tras finalizarlo, debido al riesgo de malformaciones fetales que el medicamento puede producir.
Los tratamientos sistémicos se recomiendan en los casos más rebeldes del acné. Normalmente consisten en el uso de antibióticos orales como la minociclina, la doxiciclina o la eritromicina. En el caso de las mujeres, se está recomendando actualmente la terapia hormonal, que consiste básicamente en píldoras anticonceptivas con progesterona, que actúa contra el acné estimulado por la testosterona.
Por último, también existen procedimientos (asociados a los anteriores) que ayudan a la eliminación de las cicatrices superficiales, como los peelings químicos, que deben ser siempre realizados por el dermatólogo. Más recientemente, el tratamiento del laser y la terapia de la luz son las técnicas más prominentes y relativamente más avanzadas para el tratamiento del acné.
En resumen, si sufre de acné:
– Siga las recomendaciones anotadas en la lista de medidas preventivas.
– Después del lavado aplíquese la medicación recomendada.
– Evite el uso de cosméticos durante el tratamiento.
– Siempre que se le reviente un grano de pus, aplíquese el antiséptico recetado para evitar su infección. Lávese las manos antes y después del cuidado de sus lesiones.
– No use medicamentos sin la previa recomendación médica.
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Nota del editor
El chocolate y los alimentos fritos producen acné. ¡Falso!
Se especula que este mito se remonta a los años cuando llegaron a la adolescencia los llamados baby-boomers, quienes sufrieron más de acné que sus padres y, simultáneamente, comenzaron con la -por otras razones- mala costumbre de comer más frituras, y montones de chocolate. Sin importar cual es el origen, la aseveración es falsa. Los granos (barros, etc.) de la piel se forman cuando las glándulas sebáceas bajo la piel producen demasiado de una sustancia aceitosa llamada sebum, que el organismo genera para mantener lubricada la piel. Pero, cuando esta producción aumentada de sebum se une a poros bloqueados -normalmente por células muertas de la piel (es normal la muerte y renovación regular de estas células) aunque puede ser por otras razones, como suciedad- entonces el área afectada se irrita, inflama, se torna más rojiza, todos signos claros de la llegada de un "barro" (grano sebaceo en la piel). No es bien conocida la razón que causa la producción excesiva de sebum, aunque si está claro que las hormonas figuran como las principales sospechosas, lo que explica porque los adolescentes son más afectados con acné. El estrés y la herencia también pueden ser factores, pero el chocolate y las papas fritas son inocentes.
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Fuente: saludytecnologia.net