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Tercera edad y coronavirus: un grupo altamente vulnerable

Los adultos mayores son uno de los mayores grupos de riesgo frente al avance del coronavirus, presentando la mayor tasa de fatalidad en diversos países. Entérate sobre los recursos y materiales que ofrecemos para orientar los cuidados y las políticas públicas sobre envejecimiento y atención a la dependencia en los países de la región.

Residencias de adultos mayores: peligrosos focos de contagio

Desde el inicio de la epidemia del coronavirus, se comprobó que el grupo de edad más vulnerable son los adultos mayores. Estos enfrentan un mayor riesgo por su inmunidad reducida y porque poseen una mayor probabilidad de padecer enfermedades crónicas/comorbilidades, como la diabetes, el cáncer o la hipertensión. En caso de contraer el virus, la probabilidad de sufrir complicaciones severas e incluso la muerte es considerable. En esta situación, las residencias para adultos mayores representan un foco de contagios potenciales muy peligroso, de hecho en  países como España y Estados Unidos, estas residencias  presentan múltiples contagios seguidos de muerte de sus residentes, y los mayores de 60 años representan la mayor tasa de fatalidad por COVID-19 en Italia, España y Estados Unidos.

Las realidades que deja en evidencia la pandemia

La pandemia ha puesto en evidencia la fragilidad de los sistemas de cuidado más sólidos en el contexto de una emergencia sanitaria causada por enfermedades infecciosas. Esta situación revela que falta de información sobre cómo prevenir el contagio por el COVID-19 entre los cuidadores, que tradicionalmente son personas con poca capacitación para manejar este tipo de situaciones. También preocupa el surgimiento de casos de adultos mayores abandonados a su suerte en residencias y la falta de aplicación de protocolos que minimicen el riesgo de contagio en las residencias. A su vez, la falta de capacidad de atención en los hospitales deja a los cuidados paliativos como único tratamiento recibido por los enfermos de edades avanzadas. Inclusive, se han registrado casos de adultos mayores que han fallecido en sus casas sin recibir atención alguna.

¿Cómo es la situación en América Latina y el Caribe?

En la región se mantiene la tradición familiar y muchos adultos mayores tienden a vivir en hogares multigeneracionales. Si bien cuentan con el apoyo de sus familiares, incluso en estos hogares es común que algunos de sus integrantes desconozcan las medidas de protección extra que necesitan los adultos mayores frene al COVID-19. Por otro lado, un 14% de los mayores de 60 años vive solo y la cifra asciende a 20% entre los mayores de 80 años; en países como Argentina y Uruguay estas cifras equivalen al 20% y casi 30% respectivamente. Respecto al porcentaje de adultos que reside en centros de cuidados, tomando en consideración a 12 países de la región un 0,54% de los adultos mayores de 60 años vive en residencias de largo plazo (es decir 166.000 personas). Este porcentaje es bajo si se lo compara con Europa, sin embargo, existe el riesgo de que existan brotes como los que están ocurriendo en Europa o Estados Unidos ya que las residencias se han convertido en núcleos de propagación.

En la publicación Envejecer con Cuidado estimamos que 8 millones de personas mayores en la región se encuentran en situación de dependencia funcional y los países de la región aun no cuentan con sistemas de cuidado consolidados para brindar el apoyo que ellos necesitan. El cuidado recae principalmente en la familia, y en particular en las mujeres, sin ningún tipo de remuneración, acompañamiento o formación. En los pocos casos en los que el cuidado se contrata en el mercado, las personas que realizan el trabajo suelen hacerlo en condiciones precarias de empleo, por ejemplo, con un trabajo informal y de bajos salarios. Esto representa un reto mayúsculo para los sistemas de atención sociosanitarios de la región.

Hoy más que nunca se necesitan trabajadores en el área del cuidado que estén preparados para apoyar a los adultos mayores a realizar actividades básicas como alimentarse y bañarse y ayudarlos con tareas como hacer sus compras, seguir sus planes de tratamiento, tomar medicamentos, hacer ejercicios de terapia física, así como darles apoyo emocional. Se necesita información detallada sobre cómo minimizar las probabilidades de contagio en los adultos mayores independientemente de donde o con quién vivan. También información sobre cómo actuar ante casos de personas mayores contagiadas que esté disponible para los adultos mayores, para sus cuidadores en el hogar y para proveedores de servicios en residencias y centros de día. Resulta imperante que los países adapten y amplíen su oferta de servicios de cuidados, especialmente en el hogar, para minimizar la exposición y evitar recurrir al sistema sanitario.


¿Qué estamos haciendo desde el Panorama de Envejecimiento y Atención a la dependencia?

En el BID a través del Panorama de Envejecimiento y Atención a la Dependencia hemos estado trabajando en el área de cuidados de los adultos mayores y hemos recientemente puesto a disposición material y recursos para hacer frente a los retos impuestos por el COVID-19.

(*) María Laura Oliveri es consultora en la División de Protección Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo.

Fuente: María Laura Oliveri (*) – iadb.org

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