Las cuatro razones por las cuales tu bebé se despierta por la noche
Difícilmente los niños de uno o dos años duermen la noche completa sin despertarse. En realidad, los bebés que permiten a sus padres dormir como si nada, son la excepción.
Así que como la regla es que el bebé se va a despertar, es importante que conozca las cuatro razones fundamentales por las cuales les cuesta dormir continuamente. Con ello, no solo evitarás sentirte culpable, furiosa o asustada, sino que además podrías tratar de buscar algún tipo de solución saludable y creativa.
Estos son los principales cuatro motivos por los cuales los bebés se despiertan durante la noche según Huffington Post:
1. Los ciclos de sueño
Los bebés tienen ciclos de sueño diferentes a los de los adultos. Sus ciclos, que van de sueño ligero a profundo y luego a la fase REM, duran 45 minutos. Y es normal que se despierten entre ciclo y ciclo. Los ciclos de los adultos duran 90 minutos aproximadamente, y tienen más probabilidades de cambiar de ciclo sin ser conscientes de despertarse.
2. El ritmo biológico del niño
Por otro lado, durante los cuatro primeros meses de su vida, no tienen una noción determinada del día y de la noche. Eso es algo que no se puede cambiar, por ende, hay que adaptarse.
El impulso homeostático del sueño de los humanos empieza pronto por la mañana y nos lleva a dormir por la noche (y hace que tengamos sueño después de comer). Este impulso es un proceso biológico que contrarresta los ritmos circadianos, que sirven para mantenernos despiertos.
Cuando el impulso homeostático del sueño del bebé se cruza con los ritmos circadianos cuando se acerca el final del día, es imposible se duerman. Esto explica por qué los niños están tan activos a la hora de irse a la cama.
El reloj biológico generalmente se estabiliza a los cinco años. Así que, paciencia si apenas tienes un bebé.
3. El cerebro aún está en desarrollo
El cerebro de un recién nacido solamente está desarrollado en un 25% y crece exponencialmente durante los primeros años de vida.
El desarrollo cerebral va de la mano del desarrollo físico. Por eso, cuando el niño aprende a gatear o a andar, se crea una cantidad inmensa de conexiones neuronales.
A medida que crece, el niño comienza a distinguir las figuras de apego. Con esta nueva consciencia viene la posibilidad de que sufran ansiedad por separación. Este tipo de ansiedad puede manifestarse por la noche, lo que también dificulta el sueño.
Así que, las fluctuaciones de sueño y despertares, dependen de la infinidad de experiencias que viven durante el día y de las interacciones cariñosas más los estímulos que reciben y que les hacen progresar.
4. El entrenamiento del sueño
Intentar controlar o entrenar al bebé para que haga algo distinto a lo natural o a lo neurológicamente apropiado es incorrecto y no va a dar buenos resultados.
Nunca vamos a poder controlar el sueño de los niños, por mucho que creamos que sí.
Además, el entrenamiento del sueño interfiere con un proceso instintivo y con sus propios mecanismos de protección.
Muchos padres creen que el entrenamiento del sueño es perjudicial y que acaba con la confianza innata que tiene el niño en que las personas que le cuidan vayan a responder cuando las necesite. Es más probable que un niño al que traten con poca sensibilidad sea más dependiente o desarrolle ansiedad.
Intentar forzar los ritmos o el sueño independiente de un bebé es como intentar abrir una flor por la fuerza.
Fuente: miamidiario.com / huffingtonpost.es